El cerco se va estrechando sobre el presidente de Brasil, Michel Temer, en medio de sus desesperados intentos por salvar el puesto. Horas después de que Temer, en un nuevo mensaje a la nación, reiterase que no piensa dimitir y reclamase al Tribunal Supremo que suspenda la investigación contra él por corrupción, el presidente recibía un nuevo mazazo. La Orden de Abogados de Brasil (OAB), la influyente organización que engloba a los letrados del país, anunciaba que la próxima semana presentará en el Congreso Nacional una petición de impeachment al ver claros indicios de delito en las actuaciones del presidente.
Será la decimotercera solicitud de apertura de juicio político a Temer sobre la mesa del Congreso, pero esta es la que encierra mayor valor simbólico y más carga de potencial desgaste. Si las otras 12 las han promovido diputados de la oposición, esta viene avalada por una organización profesional, sin vinculaciones partidistas. La OAB ya se sumó también, hace un año, al proceso que acabó con la destitución de la anterior presidenta, Dilma Roussef, y permitió el ascenso a la jefatura del Estado al entonces vicepresidente Temer. La Constitución brasileña permite que cualquier ciudadano o grupo social tramite ante el Congreso una solicitud para abrir un proceso al presidente. El Tribunal Supremo de Brasil decidió el pasado viernes aceptar la petición del fiscal general de la República de investigar a Temer por corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y organización criminal, a la vista de las acusaciones contra él de los propietarios del imperio cárnico JBS, que le implican en cobro de sobornos y en maniobras para frenar a los jueces.
Tras un largo debate de siete horas, la dirección de la OAB dictaminó por amplia mayoría que el presidente "en términos políticos ya no está en condiciones de permanecer en el cargo", según resumió ante la prensa su presidente, Claudio Lamachia. La organización de los abogados entinede que Temer ha atentado contra la Constitución y ha incumplido los deberes de un funcionario público, a la luz de la conversación que mantuvo el pasado 7 de marzo en su residencia oficial con el presidente de JBS, Joesley Batista. En ese encuentro, grabado subrepticiamente por Batista, el empresario reveló al presidente que estaba siendo investigado por la justicia pero que tenía comprados a dos jueces y un fiscal. "Magnífico, magnífico", fue la respuesta de Temer, que asegura que no denunció los hechos porque Batista es un "fanfarrón" y no creyó sus palabras. "El presidente omitió su deber legal de actuar ante una práctica delictiva", destaca la OAB. "La aparente irregularidad de carácter criminal obligaría [al presidente} a una acción inmediata de comunicación a las autoridades competentes", afirma el texto aprobado por los abogados.
Para la OAB, hay indicios también de que el presidente actuó de manera incompatible con el cargo, contrariando la Constitución y la Ley, al encontrarse con el director de una empresa investigada por la Justicia en una reunión con "un protocolo no habitual": se celebró en la residencia oficial del presidente a las 10,40 de la noche y Batista entró directamente al garaje sin registrarse siquiera en en el control de entrada. El propio abogado del presidente, Gustavo Guedes, se presentó en la reunión de la OAB para intentar convencer a sus miembros de que aplazasen el pronunciamiento, pero sus intentos chocaron con la negativa general.
La tramitación de las solicitudes de impeachment depende ahora exclusivamente del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, hasta ahora un fiel aliado de Temer aunque no pertenece a su mismo partido. Frenar las deserciones entre el grupo de fuerzas políticas que apoya al Gobierno es la gran prioridad de Temer para salir del atolladero. De momento, ha dimitido un ministro y le han retirado su apoyo tres formaciones, la más importante, el Partido Socialista Brasileño (PSB), que tiene 35 diputados.
El mayor peligro para Temer es la tentación de abandonar el Gobierno que se ha instalado en las filas de su principal aliado, el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB). Una de sus figuras con mayor autoridad moral, el expresidente Fernando Henrique Cardoso, ya ha insinuado que la mejor salida es la renuncia de Temer. Organizaciones locales como la de Río de Janeiro y algunos parlamentarios han pedido publicamente la salida del Ejecutivo, una decisión que dejaría a Temer en una posición completamente insostenible. El PSDB iba a reunir este domingo a su dirección para tomar un acuerdo al respecto pero al final accedió a la solicitud del presidente de aplazar ese encuentro. Temer ha llamado a los líderes de las fuerzas que le apoyan a una cena en su residencia oficial en un intento de convencerles de que no le dejen en la estacada.
De momento, el mayor alivio para el presidente es que las protestas en la calle que se iniciaron esta semana al conocerse las acusaciones contra él no han sido masivas. Para este domingo había convocadas manifestaciones en varias ciudades y han tenido escaso eco.
FUENTE: El País
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri