El derribo este jueves de un dron estadounidense en el estrecho de Ormuz por la Guardia Revolucionaria de Irán ha intensificado la guerra de nervios entre Washington y Teherán. Mientras la República Islámica ha denunciado que el aparato había entrado en su espacio aéreo en misión de espionaje, Estados Unidos ha tachado de falsedad esa alegación y ha asegurado que la aeronave hacía tareas de reconocimiento en espacio aéreo internacional. Un tuit al respecto del presidente estadounidense, Donald Trump, añadió incertidumbre a la situación.
“Irán ha cometido un error muy grave”, ha advertido Trump, desatando todo tipo de especulaciones. Aunque el inquilino de la Casa Blanca ya ha acostumbrado al mundo a sus desahogos tuiteros, su última andanada se produce en medio de una escalada de gestos muy peligrosos. Tras los recientes sabotajes a petroleros en el golfo de Omán, de los que tanto EE UU como sus aliados árabes responsabilizan a Irán, los observadores vienen alertando del riesgo de un choque inesperado o un error de cálculo por cualquiera de las dos partes. El embajador iraní en Londres habló de una “provocación” estadounidense.
“El derribo del dron [norte]americano es un claro mensaje a América [de que] nuestras fronteras son la línea roja de Irán y que reaccionaremos enérgicamente contra cualquier agresión”, ha advertido el jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hosein Salami, citado por PressTV. “Irán no está buscando una guerra con ningún país, pero estamos plenamente preparados para defender la patria”, ha añadido el militar.
El presidente estadounidense, Donald Trump, evitó confirmar si habría una respuesta armada por parte de Estados Unidos. "Ya lo sabrán", "veremos que pasa", ha dicho a los reporteros durante la bienvenida a la Casa Blanca del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, informa Amanda Mars. Dio a entender que la actuación de Irán no había sido meditada ni decidida de forma estratégica por el régimen. "Tengo la sensación de que ha sido el error de algún general", afirmó, "de alguien estúpido", añadió, "alguien no debería estar haciendo lo que estaba haciendo". Pese a que lo escueto de su mensaje en Twitter por la mañana indicaba lo contrario —"Irán ha cometido un grave error", se limitó a escribir—, al cabo de un rato, ante las cámaras, se ha mostrado más prudente. Ha recalcado que el dron no iba tripulado y, por tanto, ningún soldado estadounidense había muerto: "Lo contrario haría las cosas muy diferentes, se lo aseguro". Los líderes en el Congreso de ambos partidos han sido convocados por la Administración para abordar el asunto.
Todos los portavoces de uno y otro lado repiten que no quieren la guerra, pero los pasos que están dando parecen indicar otra cosa. La tensión ha aumentado desde que, a principios de mes, EE UU empezara a reforzar su presencia militaren Oriente Próximo por una supuesta “amenaza iraní” y Teherán anunciara quesuspendía algunas de sus obligaciones con el acuerdo nuclear firmado en 2015, que Washington abandonó unilateralmente el año pasado. Algunos analistas temen que Irán, humillado por esa decisión y tras interpretar que Trump no va a lanzarse a una guerra, haya decidido sacar pecho y poner a prueba el límite de sus amenazas.
La Guardia Revolucionaria iraní asegura que su fuerza aérea derribó un dron espía modelo Global Hawk que “se había infiltrado sobre la provincia costera de Hormozgán, en el sur del país". Sin embargo, los portavoces estadounidenses insisten en que el aparato (un MQ-4C Triton de la Marina, según una fuente citada por Reuters) estaba en el espacio aéreo internacional sobre el estrecho de Ormuz cuando fue alcanzado por un misil tierra-aire. Esa vía de agua, un paso clave para el transporte de petróleo y gas, comunica el golfo Pérsico con el golfo de Omán, donde en las últimas semanas han sido atacados varios petroleros.
Arabia Saudí, que apoya sin fisuras a EE UU en esta crisis, ha vuelto a acusar a su vecino y rival. “La situación es muy grave debido al comportamiento agresivo de Irán”, ha declarado su ministro de Estado de Exteriores, Adel al Jubeir, desde Londres, citado por Reuters. “Cuando se interfiere con la navegación internacional tiene un impacto en el abastecimiento de energía, en el precio del petróleo, y afecta a la economía mundial”, ha añadido Al Jubeir.
De momento, el precio del crudo subió tres dólares, hasta superar los 63 por barril. Además, la Marina de la India anunció el envío de dos navíos al golfo de Omán para garantizar la seguridad de sus mercantes, según informa Efe. Casi la mitad del petróleo que importa la India procede de los países ribereños del golfo Pérsico y cruza a través del estrecho de Ormuz, al igual que un tercio de todo el que se comercializa por vía marítima a nivel mundial.
Pero la preocupación saudí va más allá de consideraciones económicas. El Reino del Desierto mantiene una larga pugna con Irán por el liderazgo regional. Ambos se encuentran enfrentados a través de aliados locales en varios conflictos, pero sobre todo en Yemen. La catástrofe de esa guerra, que ya ha dejado 91.000 muertos, según la última puesta al día de Armed Conflict Location and Event Data Project, ha llevado tanto al Senado de EE UU como a un tribunal británico a intentar bloquear las ventas de armas a Riad. Al Jubeir se encuentra en Londres para tratar de convencer al Gobierno británico de que eso beneficiaría a Teherán.
En este clima de tensión, los rebeldes Huthi de Yemen han aumentado sus ataques a Arabia Saudí. El reino reconoció este jueves que esa milicia había lanzado un proyectil contra una planta desalinizadora en Al Shuqaia, la provincia meridional de Jizan, aunque sin causar daños significativos. Los Huthi dijeron la noche anterior que habían destruido una central eléctrica en esa localidad. El incidente solo puede ahondar la crisis con Irán, ya que Riad está convencido de que los rebeldes yemeníes, a quienes combaten desde 2015, son un instrumento de Teherán. A principios de mes, un misil contra el aeropuerto saudí de Abhacausó 26 heridos.
FUENTE: El País (España)
EDICIÓN Y RELEVAMIENTO: Santiago Toffoli