Miércoles, 19 Noviembre 2014 16:14

Seis muertos en un ataque suicida en el centro de la capital del Kurdistán iraquí

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El atentado tuvo como objetivo la sede del Gobierno en esa ciudad, que hasta ahora se había mantenido alejada de la violencia, a pesar de la ofensiva que el grupo jihadista Estado Islámico (EI) ha llevado a cabo en los últimos meses en zonas cercanas del norte de Irak.


Al menos seis personas han muerto y otra veintena han resultado heridas al estallar un coche bomba en los aledaños de un edificio gubernamental en Erbil, la capital de la región autónoma del Kurdistán, en el ataque más mortífero del último año.

El atentado suicida se ha registrado a mediodía de este miércoles a las puertas de la sede de la gobernación de Erbil, protegida por muros de cemento. Un vehículo cargado de explosivos ha tratado de irrumpir en el complejo y las fuerzas de seguridad han abierto fuego. Testigos han relatado a la prensa local que la detonación se ha producido tras la primera ráfaga.

El ascenso del Estado Islámico ha elevado el temor de las autoridades kurdas a infiltraciones de combatientes y al aumento de los atentados en un territorio blindado por los "peshmergas" (el ejército "de facto" de la región).

Se trata del mayor atentado registrado en la capital del Kurdistán iraquí desde 2013. Los coches bomba -una pesadilla diaria en las calles de Bagdad- golpean en contadas ocasiones la próspera y relativamente tranquila Erbil. El ascenso del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) ha elevado el temor de las autoridades kurdas a infiltraciones de combatientes y al aumento de los atentados en un territorio blindado por los "peshmergas" (el ejército "de facto" de la región), que desde la toma el pasado junio de la ciudad de Mosul -la segunda ciudad de Irak- libran batalla contra las huestes del califato.

El último atentado tuvo lugar el pasado 23 de agosto, cuando un coche bomba estalló en la carretera que enlaza Erbil con Kirkuk hiriendo a al menos cuatro personas. Aquel día los ataques más mortíferos se registraron precisamente en Kirkuk, a 90 kilómetros al sur de la capital kurda. Tres suicidas atacaron edificios de los "peshmergas" en el sur de la ciudad y la sede del "Asaish"(fuerzas de seguridad kurdas) en el norte de la localidad. Al menos 18 agentes perdieron la vida.

Kurdos en las filas del Estado Islámico

Una de las principales preocupaciones del gobierno kurdo es la base de simpatizantes del IS que habita ciudades kurdas como Halabja, en la frontera con Irán. En el último año más de 400 jóvenes han abandonado la región autónoma del Kurdistán iraquí rumbo a la ciudad siria de Al Raqqa, el cuartel general del IS. EL MUNDO relató el pasado junio el fenómeno a partir del testimonio directo de familiares y amigos de quienes se sumaron a la "yihad".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En un comunicado reciente, el portavoz del IS Abu Mohamed al Adnani se jactó de contar con aguerridos kurdos en sus batallones. "No luchamos contra los kurdos porque sean kurdos. Luchamos contra aquellos kurdos que son infieles y aliados de cruzados y judíos en su guerra contra los musulmanes. Los kurdos musulmanes son nuestros hermanos. Derramaremos nuestra sangre para salvar la suya. Son muchos los kurdos que militan en nuestras filas. Son los combatientes más duros contra los incrédulos de su propio pueblo".

Erbil trata de silenciar el desafío que habita Halabja y el asunto -elevado a tabú- aparece en contadas ocasiones en los medios de comunicación locales. La experiencia de varios cientos de oriundos como "muyahidines" (guerreros santos), sin embargo, demuestra que el enemigo ya se halla infiltrado en el Kurdistán.

"El gobierno kurdo está muy preocupado por el creciente reclutamiento de combatientes kurdos, que representa una amenaza a largo plazo para la región. Si los militantes logran establecer células, podrán desestabilizar la zona y las autoridades se enfrentarán a una insurgencia armada o a operaciones terroristas como las que padece el resto de Irak", advierte a este diario el politólogo iraquí Sajad Jiyad.

 

FUENTE: El Mundo

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