Los separatistas del N-VA han conseguido unos resultados históricos, ganado en las principales ciudades del norte del país y arrebatándole el ayuntamiento de la capital económica de Flandes al partido socialista, que llevaba más de 60 años en el poder. Con el 37% de los votos, el líder del N-VA, Bart de Wever, gana su apuesta y se convierte en el alcalde de la rica ciudad portuaria. Un lugar que le coloca en buena posición para presionar al Gobierno del francófono Elio Di Rupo y reclamar un nuevo orden constitucional en Bélgica. La cita clave será dentro de dos años, en 2014, donde los separatistas podrían recuperar el respaldo popular que les aúpe a la presidencia del país.