El Ejército trata de frenar la escalada de la violencia sectaria en el Líbano. Cientos de soldados han sido desplegados en Beirut para intentar acabar con el caos que se desató el viernes tras el asesinato del general suní Wisal al Hasan, el jefe de los servicios de Inteligencia de la Policía. Las refriegas que se produjeron durante el fin de semana en distintas zonas del país entre clanes armados sunníes y chiítas dejaron al menos tres muertos y decenas de heridos.