Cuentan los vecinos de Katra que es el único árbol de mango de la zona. Que por él suelen trepar los niños para jugar. Todos los habitantes de la región lo conocen y, desde ahora, nunca lo olvidarán. Porque en ese árbol esta semana fueron ahorcadas dos adolescentes de 14 y 15 años que previamente habían sido violadas por un grupo de hombres.
Alrededor de ese árbol empezó la indignación del pueblo nada más conocerse el crimen. A él se aferraron los vecinos en las primeras horas, sin dejar que la policía local descolgase los cuerpos. No querían que los agentes, de quienes sospecharon desde el principio, intoxicasen la escena.
La ira de esta región del norte de India se ha extendido por el país. Ayer se vivieron manifestaciones de repulsa de norte a sur, aunque no muy concurridas. Mientras, la investigación sigue su curso. Son ya cinco los detenidos: tres hermanos -entre ellos, un policía- y dos policías más, que además han sido suspendidos por no atender la primera denuncia de la familia la noche de la tragedia. Otros dos acusados siguen sin aparecer.
"Nos dijeron que no iban a registrar ningún caso y que nos fuéramos, que nos matarían si insistíamos en denunciar", afirmó a la prensa local el hermano de una de las víctimas. "Admitimos que hubo negligencia grave. Los hemos despedido. No merecen estar en el cuerpo", sentenció el superintendente de la policía Atul Saxena.
La familia tiene claro lo que quiere para los acusados. "El mundo entero vio a nuestras chicas inocentes colgadas. Queremos verles a ellos igual, colgados en público", afirmó el padre de una de ellas. Para él, este crimen es "más horripilante que el caso de violación de Delhi que sacudió a la nación" en 2012. Los culpables de aquella violación y asesinato fueron condenados a pena de muerte, igual que los violadores de una fotógrafa en Bombay, sentenciados a la horca.
El líder del Partido del Congreso, Rahul Gandhi, visitó ayer a las familias, en Uttar Pradesh. Se sentó con ellas, vio el fatídico árbol y escuchó sus sentimientos. "No quieren una compensación, quieren justicia. El honor de una mujer no tiene precio", dijo después. La respuesta la dio el agente Saxena: "(Los acusados) eran personas de mente enferma. La familia recibirá justicia".
Una familia que pertenece a la casta más baja de India y que ha rechazado la indemnización de 6.200 euros que el gobierno de Akhilesh Yadav les ha ofrecido. El ejecutivo regional se ve arrinconado por las presiones y ha cedido a la solicitud de una investigación independiente que piden los afectados. Pero entre los habitantes del distrito de Badaun continúan las dudas. Los asesinos eran de la casta Yadav, la misma que los policías suspendidos y la misma que el jefe de gobierno de Uttar Pradesh. No es una casta alta, pero sí superior a la de los 'intocables'. "Somos tan pobres que no esperamos que se haga justicia", reconocía un vecino.
La autopsia confirmó que las menores fueron violadas y que murieron asfixiadas, ahorcadas. Habían sido secuestradas cuando salieron a orinar al campo. "Hemos pedido a nuestros líderes locales aseos y electricidad, pero nadie nos escucha", lamentaba una residente ante la prensa local. 400 millones de personas carecen de electricidad en India y más de 600 millones, el 53% de la población, no tienen retrete en casa. La falta de este bien tan básico provoca, además de problemas sanitarios, que las mujeres esperen a la noche para hacer sus necesidades al aire libre. Sin miradas violentas. Es entonces cuando los hombres aprovechan la oscuridad, cuando la luz de la luna es la única que las protege.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Priscila Pretzel
FUENTE: EL MUNDO