La victoria de Erdogan en la primera elección presidencial popular de Turquía cierra su etapa de 12 años como primer ministro, en los que la economía ha crecido notablemente y el país ha tenido un creciente papel en la política de Medio Oriente.
El juramento tuvo lugar en el Parlamento, en una ceremonia a la que asistieron decenas de invitados extranjeros, aunque se destacó la ausencia de dignatarios occidentales de primer nivel.
El nuevo jefe de Estado ha dejado claro que va a ejercer una presidencia activa, pese a que el cargo en el sistema parlamentario turco es en gran parte ceremonial y sus predecesores han buscado siempre un perfil institucional.
Acudieron una quincena de jefes de Estado, casi todos de países vecinos o culturalmente cercanos a Turquía, como los presidentes de Bulgaria, Macedonia, Albania, Kazajistán y Turkmenistán, entre otros.
Sin embargo, se notó la ausencia de figuras occidentales de primera fila, y en el caso de Estados Unidos, acudió a la ceremonia solo el encargado de negocios de su Embajada en Ankara.
Los diputados de la mayor formación opositora turca, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), abandonaron la ceremonia de juramento en el Parlamento al no tener un turno de palabra para expresar su malestar por considerar que Erdogan ha violado la Carta Magna.
Según el líder de CHP, Kemal Kilicdaroglu, Erdogan debería de haber abandonado su cargo de primer ministro y el liderazgo de su partido apenas se convirtió en presidente electo de forma oficial, informó la agencia de noticias EFE.
"Como presidente, juro que voy a defender la independencia del Estado, su unidad, y voy a ser fiel a los principios laicos de la Constitución", leyó Erdogan en su toma de posesión.
Tras el juramento, tal como demanda el protocolo, se dirigió al Mausoleo de Mustafá Kemal "Atatürk", para rendir honores al fundador y primer presidente de la Turquía moderna.
Por otro lado, tampoco ha ocultado su ambición de estar en el poder al menos hasta el año 2023, cuando se cumple un siglo de la fundación de la moderna república turca laica.
El nuevo jefe de Estado, el duodécimo en la historia de la República, tiene previsto encargar en las próximas horas la formación de un nuevo gobierno al hasta ahora ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, que sucederá a Erdogan al frente del Ejecutivo.
El nuevo jefe de Estado ha dejado claro que va a ejercer una presidencia activa, pese a que el cargo en el sistema parlamentario turco es en gran parte ceremonial y sus predecesores han buscado siempre un perfil institucional.
La llegada a la Presidencia de Erdogan, de 60 años, marca una nueva etapa en su proyecto de cambio político en el país, entre cuyas prioridades está impulsar una nueva Constitución.
En varias ocasiones expresó que aspira a un sistema presidencialista con amplios poderes para el jefe del Estado, lo que sólo se puede lograr con cambios constitucionales que requieren de dos tercios de apoyo parlamentario, fuera del alcance de la actual mayoría absoluta del partido islamista gubernamental.
Por otro lado, tampoco ha ocultado su ambición de estar en el poder al menos hasta el año 2023, cuando se cumple un siglo de la fundación de la moderna república turca laica.
Sin embargo, ni las acusaciones de corrupción y de gobernar de forma autoritaria ni la polémica que generó por bloquear el acceso a Twitter y Youtube, han restado popularidad a Erdogan, que ganó las presidenciales el pasado día 10 con casi el 52% de los votos.
En un discurso brindado ayer a los partidarios de su fuerza política, AKP, calificó su paso al palacio presidencial como el nacimiento de una "nueva Turquía".
"Sea que nos aman o no, llegan a mis manos cada uno de los 77 millones de personas, entendemos sus estilos de vida, sus valores. Queremos que entiendan las prohibiciones, restricciones y amenazas que superamos para llegar hasta aquí", sostuvo.
FUENTE: Telam