Formalmente iniciada el viernes, la campaña en Bolivia se lleva adelante con dos particularidades: es la primera vez que no está financiada por el Estado y la única pelea verdadera parece ser qué fuerza será segunda y a qué distancia del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) que vuelve a postular a Morales.
La decisión le corresponderá a los casi seis millones de ciudadanos habilitados para votar, que deberán elegir entre cinco binomios: los que encabezan Morales; el empresario Samuel Doria Media, por Unidad Democrática (UD); el ex mandatario Jorge “Tuto” Quiroga, por el Partido Demócrata Cristiano (PDC); el ex alcalde paceño Juan Del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM), y el líder indígena Fernando Vargas, por el Partido Verde.
La campaña cerrará el jueves 9 de octubre, y se descuenta que el oficialismo mostrará ese día a Morales en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba -como hizo antes de las últimas elecciones-, y que Doria Media tendrá su acto en Santa Cruz. No se sabe todavía dónde lo harán los demás postulantes.
La ventaja que las encuestas -de todas las empresas- le dan a Morales y su vice, Álvaro García Linera, permite especular con que el oficialismo logrará más de 50 por ciento de los votos y evitará entonces una eventual segunda vuelta (prevista para el 7 de diciembre), ayudado por el hecho de que la oposición no logró unificar el voto anti-MAS.
Quiroga y Doria Media se disputan ese voto, sostenidos en dos o tres ejes de discurso similares: el cuestionamiento al gasto del Estado, la necesidad de una reforma en materia energética y un nuevo juego de relaciones internacionales para el país.
El viernes inicia la campaña en Bolivia se lleva adelante con dos particularidades: es la primera vez que no está financiada por el Estado y la única pelea verdadera parece ser qué fuerza será segunda.
Mientras el ex presidente parece dueño del voto más “duro” de la derecha y tiene más presencia en los medios que en actos, el empresario cementero -uno de los hombres más ricos del país, que va por su tercer intento de llegar al Palacio Quemado- se muestra como hombre exitoso y respalda centros de emprendimientos privados y hasta competencias atléticas como parte de su campaña.
Sobre Del Granado sobrevuela la incógnita de si se mantendrá en la carrera: ocurre que en Bolivia pierde la personería el partido que no logra al menos tres por ciento de los votos en los comicios, y el MSM no puede arriesgarse a eso porque el alcalde de La Paz, Luis Revilla, de la misma fuerza, pretende pelear otro mandato en febrero.
Algunos medios especulan con que Del Granado pueda resignar su postulación para favorecer las chances de Revilla en febrero y mantener el bastión de La Paz, para pelear desde allí las presidenciales de 2020.
Los sondeos le otorgan a Morales de 50 a 60 por ciento de los votos, una proporción que le serviría para evitar la segunda vuelta, y que parece sostenida en el fuerte crecimiento económico que logró el país en los últimos años y una estabilidad casi inédita, aunque persisten enormes zonas de pobreza.
Aunque el Estado no financia a los partidos, sí otorga espacios en los medios audiovisuales, y desde el viernes 19 cada fuerza que compita en las elecciones del 12 de octubre tendrá 10 minutos en radio y otros tantos en televisión para difundir sus propuestas.
Cada uno de esos spots jugará su parte, también, en la definición de la compulsa por las bancas del Congreso (130 en Diputados y 36 en el Senado), donde el oficialismo aspira a lograr dos tercios, un objetivo que parece complejo porque lo obliga a sumar más de 70 por ciento de los votos.
En Bolivia, el sufragio es obligatorio y la ausencia a las urnas es sancionada, por lo que suelen registrarse altos porcentaje de votantes. Las del 12 de octubre serán las segundas elecciones bajo la nueva Constitución -que rige desde 2009-, lo que permitió que la justicia electoral interpretara que Morales podía volver a postularse, porque la de aquel año había sido su primera candidatura del nuevo Estado Plurinacional.
FUENTE: Télam