Objetivo declarado de la Casa Blanca: acabar con la “fracasada política” del embargo a Cuba. Obstáculo: el Congreso estadounidense que tiene la última palabra para acabar con las restricciones comerciales de más de medio siglo a la isla. Solución: hacer fuerza con los más interesados dentro de Estados Unidos en los cambios, ese sector privado ansioso por no perderse el gran pastel de negocios que ve en la isla.
Ese fue el objetivo principal de la reunión tanto informativa como exploratoria de nuevas medidas de flexibilización que celebró este miércoles a puerta cerrada la Casa Blanca con unos setenta empresarios cubanoamericanos, miembros de industrias y del sector agrícola, abogados, representantes de grupos de interés y de laboratorios de ideas vinculados con Cuba.
Objetivo: acabar con la “fracasada política” del embargo a Cuba.
“Quieren que seamos la avanzada” de los cambios, explicó bajo condición de anonimato uno de los empresarios participantes en el encuentro, celebrado tan solo dos días después del restablecimiento de relaciones diplomáticas con la isla tras más de medio siglo.
“Básicamente nos han dicho: ustedes los empresarios pueden ir mucho más adelante que nosotros. Busquen los huecos que haya en el embargo donde se puedan colar y díganle al Gobierno cubano que empiece a mostrar interés en trabajar con nosotros, y nosotros vamos a trabajar más”, resumió.
Obstáculo: el Congreso estadounidense.
“La Casa Blanca quiere poder contar con estos grupos con lo que se vaya a hacer en el futuro”, corroboró otro invitado a la reunión auspiciada, precisamente, por grupos que hacen un fuerte lobby a favor del levantamiento del embargo.
En la cita participaron altos funcionarios del ejecutivo de Obama como su asesor Ben Rhodes, que codirigió las negociaciones secretas que llevaron al anuncio de normalización de relaciones en diciembre. También estuvo presente la secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson, y su mano derecha Mark Feierstein, además del encargado de negocios de la recién inaugurada embajada estadounidense en La Habana, Jeffrey DeLaurentis. Por el encuentro también pasó a saludar en nombre del presidente su asesora y amiga personal Valerie Jarret, quien dio las gracias en nombre de Obama a los presentes por su apoyo a su política hacia Cuba, de acuerdo con las fuentes.
Solución: el sector privado ansioso por no perderse el gran pastel de negocios que ve en la isla.
Hasta dónde más está dispuesto a llegar Obama por su cuenta es la gran pregunta. Algunos de los participantes salieron convencidos de que el anuncio de nuevas acciones ejecutivas para flexibilizar aún más las relaciones comerciales y hasta los viajes individuales -hasta ahora prohibidos- a la isla es “inminente”. Una fuente oficial de la Casa Blanca negó sin embargo a este periódico tal extremo. “No tengo anuncios sobre próximas regulaciones en materia de viajes”, replicó a una pregunta concreta al respecto.
A la par sin embargo, la fuente confirmó, también bajo condición de anonimato, que todavía puede haber espacio para una mayor manga ancha en la liberalización de los límites a los contactos con la isla, ya sea mediante acciones presidenciales como las que en enero ya flexibilizaron los viajes y el comercio, o con otros instrumentos.
“La Casa Blanca quiere poder contar con estos grupos con lo que se vaya a hacer en el futuro”,
“El presidente ha sido muy claro en su apoyo a medidas para mejorar los viajes y el comercio y para aumentar los contactos persona a persona, apoyar a la sociedad civil en Cuba y respaldar el naciente sector privado cubano, así como mejorar el libre flujo de información hacia, desde y entre los cubanos”, declaró al respecto.
“Se ha dejado claro que seguirán buscando oportunidades para seguir mejorando la política y el presidente podría tomar pasos adicionales si lo cree conveniente”, corroboró uno de los consultados que acudieron a la reunión, en la que el Gobierno también dio más detalles sobre la reapertura de embajadas y trató la cuestión de derechos humanos.
El Gobierno de Obama sabe que cuenta con otro aliado: la población estadounidense
Mientras se deciden nuevas medidas y sus tiempos, los empresarios son para la Administración Obama una forma clave de “presión” continuada frente al Congreso en contra del embargo. El ejemplo esbozado es la empresa Airbnb. Con su desembarco en Cuba en abril, la plataforma de alquiler de viviendas no solo abrió una oportunidad de negocio en la isla, sino que además aumentó la presión al Congreso para que libere los viajes a la isla, la prioridad declarada de una Casa Blanca convencida de que no hay mejor diplomacia que el turismo y los encuentros cara a cara entre los pueblos.
Además de los empresarios, el Gobierno de Obama sabe que cuenta con otro aliado: la población estadounidense que, según una encuesta publicada esta misma semana, apoya ampliamente tanto los recién reanudados lazos diplomáticos como el levantamiento del embargo.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Esteban Agustín Covelli
FUENTE: ElPaís