"Estamos haciendo frente a una crisis migratoria global que no afecta solamente a nuestros dos países. Responder a ella constituye una prioridad europea y una prioridad internacional", reclamaron los ministros de Interior de Francia y Reino Unido, Bernard Cazeneuve y Theresa May, respectivamente, cuyos países prefirieron referirse a los refugiados como migrantes económicos.
En un comunicado conjunto que publicaron en el Sunday Telegraph de Londres y en el Journal du Dimanche de París, explicaron que los "inmigrantes" que llegan a la ciudad francesa de Calais, a la puerta del euro túnel, "han pasado por Italia, Grecia y otros países" de la Unión Europea (UE), y destacaron que "Francia no es para ellos más que un país de tránsito".
Finalmente los dos gobiernos sostuvieron que "a largo plazo, toda respuesta perenne pasa por la reducción del número de personas que abandonan África para llegar a Europa por razones económicas", según reprodujo la agencia de noticias EFE.
Marcando la diferencia con la situación de los refugiados, resaltaron que "las naciones europeas siempre ofrecerán protección a quienes huyen de los conflictos y de las persecuciones".
Sin embargo, la mayoría de las personas que se aventuran a cruzar el mar Mediterráneo en barcazas precarias, recorren Europa y tratan de llegar a Reino Unido proviene de países en guerra o con violentos conflictos, según un reciente informe de la ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados.
La mayoría de estos refugiados son oriundos de países como Siria, Irak, Afganistán, Sudán y Eritrea, todos países destruidos por la violencia política y los conflictos armados.
Pese a ello, cuando más de 3.500 de estos refugiados se lanzaron a entrar al euro túnel en apenas 48 horas y encendieron todas las alarmas de la empresa concesionaria, tanto el gobierno francés como el británico respondieron con medidas y promesas represivas.
París reforzó su presencia policial con 120 agentes anti motines, mientras que Londres prometió invertir 10 millones de euros para construir una valla en el ingreso a la terminal del túnel y una "zona de protección para los camiones" del lado francés.
Desde entonces, los policías franceses han reprimido noche tras noche los intentos de cientos de refugiados de ingresar al túnel y esconderse dentro de alguno de los cientos de camiones que cruzan esos 50 kilómetros del Canal de la Mancha todos los días.
Sólo anoche la policía francesa reprimió y logró frenar la entrada de unos 200 hombres, que reclamaban a gritos que abrieran la valla y que nos los trataran "como animales", según relató la cadena de noticias CNN.
Desde que escaló el número de refugiados que se instala en campamentos improvisados en Calais a la espera de una oportunidad de colarse en el túnel, diez hombres fallecieron, muchos de ellos pisados por los mismos camiones en los que intentaban esconderse.
Según la empresa concesionaria del túnel, Eurotunnel, en los últimos meses su seguridad privada ya detuvo a más de 37.000 "inmigrantes".
Pese a la represión actual y la promesa de una mayor represión futura, cada vez más refugiados llegan a Europa - unos 137.000 cruzaron el Mediterráneo en lo que va del año- y, sumidos en la desesperación, continúan haciendo el camino hasta Reino Unido, un país con un idioma conocido para muchos y con una economía con oportunidades.
Aunque la ministra May escribió hoy junto a su par francés que Europa "siempre ofrecerá protección a quienes huyen de los conflictos y de las persecuciones", el gobierno británico de David Cameron fue uno de los cuatro de la UE, junto con los conservadores de Austria, Dinamarca y Hungría, que se negaron a aceptar siquiera un refugiado en la última cumbre regional.
FUENTE: Télam