China “ha recuperado su papel como gran potencia en el mundo”. Este ha sido el mensaje del presidente chino, Xi Jinping, en su discurso en el desfile de conmemoración del 70º aniversario del fin de la II Guerra Mundial y la victoria china contra Japón. La marcha militar, un evento extraordinario por cuanto el país jamás había celebrado de esta guisa ningún aniversario de aquel conflicto, tenía un doble fin: hacer reflexionar a los ciudadanos sobre los avances logrados en las últimas siete décadas -de la mano del Partido Comunista, naturalmente- y mostrar ante el mundo la transformación del Ejército Popular de Liberación en una fuerza armada moderna y capaz de mirar de igual a igual a las más poderosas del planeta.
“Los chinos amamos la paz, no importa lo fuertes que seamos. China nunca buscará la hegemonía o la expansión”
Vestido con un traje Mao de color gris y con el gesto impasible, Xi se dirigió a los cerca de 30 líderes extranjeros, el ruso Vladímir Putin y el venezolano Nicolás Maduro entre ellos, que habían acudido especialmente para la ocasión, a los dirigentes chinos y a los centenares de ciudadanos de a pie admitidos en la plaza de Tiananmen, el corazón sentimental y geográfico de Pekín.
“Los chinos amamos la paz, no importa lo fuertes que seamos. China nunca buscará la hegemonía o la expansión”, aseguró el presidente al dar comienzo al mayor desfile de la historia de la República Popular. 12.000 soldados, acompañados de 500 piezas de artillería y 200 aviones y helicópteros, marcharon perfectamente sincronizados. “Os saludo, camaradas. Habéis hecho un gran esfuerzo”, repitió Xi al pasar revista a las tropas desde el automóvil emblema del régimen chino, el Hongqi o bandera roja. Su día de triunfo, en el que confirmó la consolidación de su poder como comandante en jefe de las fuerzas chinas y mostró al mundo el poderío militar de su país, salió perfecto. Fila tras fila de soldados desfilaron al unísono, sin incidentes. Brillaba el sol en un día sin nubes, ayudado por el cierre forzoso de más de 10.000 fábricas en los alrededores de Pekín.
La mayor parte del armamento que se exhibió este jueves, un 84%, se presentaba por primera vez ante el público, y en su totalidad era de fabricación china. Esto marca una ruptura con el pasado, cuando el país tenía que surtirse de Rusia, entonces su hermano mayor comunista.
Entre las armas presentadas hoy se encontraban varios misiles de la gama Dongfeng (Viento del Oeste), desde los de corto alcance DF-15, destinados a la lucha marina, hasta los DF-21D de alcance intermedio, que el maestro de ceremonias describió como “Mazo Asesino” y capaces de alcanzar y destruir un portaaviones en movimiento. También figuraban varios DF-26, que dotado de cabezas nucleares y convencionales pueden alcanzar la base estadounidense de Guam. Debutó asimismo el misil anticrucero Yingji-12.
En la fuerza aérea, la gran estrella fueron los nuevos cazas J-15, pensados para despegar desde un portaaviones, junto al bombardero de medio alcance H6-K, capaz de transportar y lanzar proyectiles nucleares.
La presentación en sociedad de los nuevos avances en artillería, fuerza naval y fuerza aérea vinieron a confirmar lo que China ya había hecho público esta primavera en un libro blanco sobre estrategia militar: que la amplia reforma que acomete desde hace dos décadas en sus fuerzas armadas se centrará sobre todo en lograr una Fuerza aérea y una Marina de aguas profundas competitiva y capaz de defender sus fronteras, en línea con las técnicas de guerra modernas.
Xi vino a confirmar ese extremo con una declaración por sorpresa. En su discurso, anunció la reducción de las Fuerzas Armadas chinas en 300.000 hombres, un 13% de los 2,3 millones de soldados con que cuenta en la actualidad. Aunque el presidente chino no dio más detalles, el Ministerio de Defensa informó posteriormente, a través de una sesión de preguntas y respuestas con la agencia oficial Xinhua, que está previsto que ese recorte se complete a lo largo de 2017 y que afectará especialmente a puestos burocráticos. La reducción vendrá acompañada de reformas más profundas, que según han publicado varios medios chinos puede incluir la eliminación de varias regiones militares para favorecer la centralización.
La corrupción ha sido una de las grandes lacras del Ejército chino en las últimas décadas. Sus dos números dos previos, los generales Xu Caihou y Guo Boxiong, fueron acusados de estar implicados en una red de corrupción que incluía la venta de promociones dentro de la estructura castrense al mejor postor. Xu falleció la primavera pasada mientras se encontraba a la espera de juicio.
Según ha indicado el Ministerio de Defensa, tras el recorte -el cuarto desde la década de los ochenta, precisa Reuters- “las Fuerzas Armadas chinas tendrán menos efectivos pero serán más capaces y su composición será más científica”. La reducción “es beneficiosa para concentrar recursos, acelerar la informatización y mejorar la calidad”, ha subrayado.
El Ministerio también ha precisado que la disminución de las tropas no conllevará una reducción en el presupuesto de Defensa. El segundo país del mundo por gasto militar destinó el año pasado 114.000 millones de euros a esta partida, según los datos oficiales, y para 2015 tenía previsto aumentarla en un 10%
En febrero de este año, un informe del grupo de análisis estadounidense RAND Corporation advertía de que las fuerzas chinas padecen “puntos débiles potencialmente graves” que pueden impedirles cumplir las misiones que les exijan sus mandos.
EDICIÓN Y RELEVAMIENTO: Esteban Agustín Covelli
FUENTE: ElPais