Las negociaciones para evitar una crisis fiscal en Estados Unidos se estancaron el miércoles, debido a que el presidente Barack Obama acusó a los republicanos de endurecer sus posiciones por un rencor personal en su contra, mientras un líder opositor dijo que el mandatario era "irracional".
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Mientras se acerca el plazo de fin de año, Obama y el líder de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, han estado negociando de manera intensa un posible acuerdo para evitar duras alzas de impuestos y recortes al gasto que podrían dañar severamente a una ya débil economía.
Obama dijo que estaba intrigado sobre el motivo del retraso en el diálogo y dijo a los republicanos de Boehner que dejen de preocuparse sobre sumar "puntos contra el presidente" o de obligarlo a realizar concesiones "sólo porque sí".
"Es muy difícil para ellos decirme que sí", declaró el presidente en una conferencia de prensa. "En algún momento, ustedes saben, van a tener que sacarme del medio", agregó.
El aumento de las tensiones amenaza con destruir los importantes avances que se han logrado durante la última semana.
Obama y Boehner han ofrecido importantes concesiones que hicieron parecer que el acuerdo estaba cerca de producirse. El presidente ha accedido a recortes a los beneficios para los adultos mayores, mientras que Boehner ha cedido a la demanda de subir los impuestos a parte de los estadounidenses más ricos.
Sin embargo, el clima de buena voluntad ha desaparecido desde que los republicanos anunciaron el martes planes de someter a votación un plan tributario alternativo en la Cámara baja esta semana, el que no consideraría muchos de los avances logrados hasta ahora en las negociaciones.
El miércoles, Obama amenazó con vetar la medida republicana, conocida como "Plan B", si el Congreso la aprueba.
La oficina de Boehner criticó a Obama por oponerse a su plan, que incluye un aumento de impuestos a las familias que ganan más de un millón de dólares al año, algo a lo que los republicanos se habían resistido.
"La oposición de la Casa Blanca al plan de respaldo (...) es día a día más bizarra e irracional", dijo Boehner a través de su portavoz, Brendan Buck.
Boehner dijo posteriormente a periodistas que tenía suficientes votos en la Cámara de Representantes como para aprobar el proyecto de ley, conocido como "Plan B", e instó a Obama a "ponerse serio" sobre un plan de reducción del déficit que sea equilibrado.
El mercado en Estados Unidos está nervioso por las negociaciones sobre el abismo fiscal, aunque los inversores aún esperan un acuerdo. El índice S&P 500 cayó un 07,6 por ciento el miércoles.
Líderes de negocios han viajado a Washington para presionar para que se logre un acuerdo que evite el abismo fiscal y que ponga las finanzas públicas en un camino más sostenible. Sin un acuerdo para reducir el déficit en el largo plazo, Estados Unidos eventualmente perdería la confianza de los inversores, provocando una crisis de deuda.
Una áspera campaña presidencial que terminó con la reelección de Obama el 6 de noviembre se sumó a las malas relaciones en Washington entre Obama y los republicanos en el Congreso.
Ambas partes también se enfrentaron fieramente el año pasado sobre el límite de endeudamiento del Gobierno, un episodio que casi hizo caer al país en moratoria de su deuda.
El miércoles, Obama dijo que el proceso sobre el abismo fiscal no debe ser desbaratado por las negociaciones sobre el límite de deuda, un tema debe abordarse nuevamente a comienzos del próximo año.
Pero la oferta de Boehner de elevar el límite de endeudamiento lo suficiente como para otro año está enfrentando la oposición de un gran grupo de republicanos, dijo un asesor republicano de la Cámara de Representantes.
PRUEBA A LAS CONCESIONES
Cualquier acuerdo entre Obama y los líderes republicanos necesitará del apoyo de las filas de ambos partidos, y la votación del jueves sobre el Plan B será una prueba a la capacidad de Boehner para reunir los votos para un eventual acuerdo.
Boehner enfrenta la oposición de los conservadores del Tea Party del Partido Republicano por su concesión de subir los impuestos. Pero en una señal de que algunos conservadores podrían estar acercándose a la postura de Boehner, el activista contra los impuestos Grover Norquist apoyó el proyecto de ley.
Otros grupos conservadores, incluido el influyente Club para el Crecimiento, están instando a los republicanos a votar contra el Plan B.
Obama y Boehner parecen haber superado sus mayores diferencias ideológicas, pero siguen estancados en la mezcla de alzas de impuestos y recortes al gasto que cerrarían la brecha de presupuesto restante.
"Lo que nos separa son probablemente unos pocos cientos de miles de millones de dólares", dijo Obama.
La Casa Blanca quiere que los impuestos aumenten para las familias con ingresos superiores a 400.000 dólares al año, lo que también es una concesión respecto a la postura inicial de un umbral de 250.000 dólares.
Si no se logra pronto un acuerdo, unos 600.000 millones de dólares en aumentos de impuestos y recortes al gasto entrarían en vigor el próximo mes. Las medidas podrían arrojar a la economía del país a una nueva recesión.
Funcionarios de alto rango del Gobierno describieron las negociaciones como estancadas y Obama advirtió que preguntaría a todos los involucrados en ellas, "¿qué es lo que las está deteniendo?".
Sin embargo, el republicano de mayor rango en el Senado dijo que una solución podría surgir antes del fin de la semana.
"Aún hay suficiente tiempo para terminar todo nuestro trabajo antes de este fin de semana, si todos estamos dispuestos a quedarnos hasta tarde y trabajar duro", sostuvo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell.
A muchos demócratas no les gusta la oferta del presidente de reducir los beneficios a los adultos mayores, aunque algunos aliados políticos de Obama han dado señales de que podrían soportar esa concesión.
"No me gustan esos cambios en particular", dijo el representante demócrata Chris Van Hollen, pero agregó, "Lo que la gente está viendo es que el presidente está dispuesto a ceder para lograr que se hagan las cosas".
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Ana Herrero
FUENTE: Reuters
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