Lunes, 02 Julio 2012 20:37

David Cameron Leva Anclas en Europa

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Manifestación de euroescépticos ante el Parlamento británicoEl primer ministro británico abre la caja de Pandora al aceptar la idea de un referéndum sobre la permanencia en la UE

 

El primer ministro británico abre la caja de Pandora al aceptar la idea de un referéndum sobre la permanencia en la UE

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Manifestación de euroescépticos ante el Parlamento británicoDavid Cameron ha abierto la caja de Pandora. El primer ministro británico se ha declarado por primera vez dispuesto a convocar un referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a Europa en un artículo publicado en el dominical The Sunday Telegraph. Su cambio de postura refleja su debilidad política debido al retorno de la economía británica a la recesión y también la creciente amenaza que el sector euroescéptico del Partido Conservador supone para su liderazgo.

Pero es, sobre todo, consecuencia de la desorientación de los británicos ante la crisis del euro: necesitan que el euro sobreviva y aceptan que eso exige que la zona euro acelere su integración política y fiscal, pero al mismo tiempo reniegan de esa integración porque ellos no quieren estar dentro y se reduciría su influencia precisamente porque están fuera.

Cameron no deja claro ni cuándo convocaría ese referéndum ni qué opciones tendrían los votantes. El primer ministro siempre ha pensado que sería un error proponer a los británicos que decidan entre seguir en la UE o abandonarla, y lo más probable es que busque fórmulas como la de seguir en la UE y mantener el vínculo económico pero distanciándose de la integración política. Es decir, repatriando parte de la soberanía cedida a Bruselas.

El jefe del Foreign Office, William Hague, una de las voces más marcadamente euroescépticas del Gobierno de Cameron, ha apoyado en declaraciones al programa dominical de la BBC Andrew Marr Show la posición del primer ministro. Hague ha dado a entender que el referéndum, en caso de celebrarse, no sería convocado hasta la próxima legislatura. “Ahora no es el momento”, ha dicho, porque primero hay qué ver cómo evoluciona la UE y cómo se concreta esa mayor integración política y económica que los países de la zona euro creen que hay que llevar a cabo para salvar la moneda europea, de la que la libra esterlina no forma parte.

“Si cambia en ese sentido, y una vez que sepamos si podemos tener una mejor relación con Europa, entonces será el momento de plantear el asunto en un referéndum o, si hay una clara división entre los partidos políticos, decidirlo en unas elecciones generales”, ha explicado Hague.

En The Sunday Telegraph, David Cameron alude también a las incógnitas que rodean en este momento a la UE, y se pregunta también si habrá que convocar un referéndum o decidir el asunto en las urnas: “¿Cómo vamos a conseguir que el pueblo británico esté con nosotros en este viaje tan complicado? ¿Cómo podemos evitar el camino equivocado de aceptar dócilmente el statu quo o renunciando a todo y preparándonos para la salida?”.

“A medida que nos acercamos a ese momento, tenemos que tener en cuenta qué es lo mejor para conseguir el pleno apoyo del pueblo, lo mismo si es en unas elecciones generales o en un referéndum. Como he dicho, para mí las palabras Europa y referéndum pueden ir de la mano, sobre todo si realmente estamos proponiendo cómo ha de ser gobernado nuestro país, pero primero ofrezcamos a la gente una verdadera alternativa a elegir”, concluye.

Aunque su cambio de posición —el viernes pasado aún dio a entender que no convocará ningún referéndum— obedece también a cuestiones de política doméstica, el debate mismo refleja la confusión con la que los euroescépticos viven la crisis del euro.

Mientras los más radicales quieren aprovecharla para forzar la salida de Reino Unido, los más pragmáticos buscan mantener el vínculo europeo pero reducir el actual grado de integración, amén de su negativa a ceder más soberanía. El problema es que hasta Cameron, que admite que la supervivencia del euro es vital para los intereses británicos, ha insistido muchas veces en que solo se puede salvar con una mayor integración fiscal en la zona euro. Y eso solo puede llevar a una mayor integración política también.

Pero esa mayor integración en la zona euro afectaría también a los países que están fuera. Sobre todo, porque la zona euro, constituida en núcleo duro de la UE, va a tener cada vez más influencia en la toma de decisiones que afectarán a toda la unión. Especialmente en cuestiones del mercado interior, que tanto interesan a los británicos y que se toman por mayoría cualificada, por lo que Londres no puede ejercer el veto como haría en áreas también sensibles pero que se deciden por unanimidad, como la política exterior, la defensa o la fiscalidad.

Un ejemplo de lo complicado que es el futuro es el proyecto de unión bancaria en la zona euro. Cameron ha conseguido dejar formalmente a la City fuera de esa unión, pero es inevitable que las decisiones que se vayan tomando sobre la banca de la zona euro acaben impactando en la City.

Frente a la alternativa de mayor integración o pérdida de influencia, el euroescepticismo más radical airea su tercera vía: irse de la UE. Eso sería seguramente una catástrofe para los británicos desde el punto de vista de pérdida de influencia global. Y la mayoría de expertos coinciden en que hoy sería inviable para Reino Unido salir de la UE para integrarse en el Espacio Económico Europeo junto a Noruega, Liechtenstein o Islandia, o negociar un acuerdo bilateral con la UE como tiene Suiza, o integrarse en una zona de libre comercio con EE UU.

Los más radicales sueñan con irse de la UE y orientar la economía hacia los países emergentes para no depender de Europa. El problema es que primero tendrían que hacer esa reorientación y luego decir adiós a Europa.

Fuente: El País

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