La reciente ofensiva militar israelí contra Gaza muestra a las claras la urgente necesidad de soluciones de fondo a la Cuestión Palestina. La votación en la ONU de mañana es clave como parte de esa solución.
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En ningún caso resultan más evidentes los agravios que perpetúan la violencia y la guerra que en la Palestina actual, pero los políticos del mundo siguen dando vueltas en torno al problema, en lugar de afrontarlo. La reciente violencia en Gaza es tan sólo la última prueba de que un pueblo que vive bajo una ocupación y un asedio necesita un horizonte político y no un simple cese el fuego: los argumentos a favor de un Estado de Palestina independiente nunca habían sido tan convincentes como en la actualidad.
La decisión del Presidente palestino, Mahmoud Abbas, de continuar con el plan para obtener una votación esta semana sobre el reconocimiento de Palestina en la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha hecho realidad pese a las presiones, promesas y amenazas de Israel y algunos de sus aliados occidentales. Según esos interlocutores, en lugar de seguir el rumbo marcado por las Naciones Unidas, los palestinos, deben seguir dependiendo de unas negociaciones asimétricas que apenas han servido más que de oportunidad para una fotografía.
La votación en las Naciones Unidas (que coincide con el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino) no concedería a Palestina la adhesión de pleno derecho, sino que la ascendería a un nivel comparable al del Vaticano, lo que permitiría a sus dirigentes políticos presentar alegaciones de crímenes de guerra israelíes ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya.
En 1947, los sionistas de Palestina se alegraron, a raíz de la votación de la Asamblea General de la ONU a favor de la división en un Estado judío y un Estado árabe. Resulta irónico que, cuando los cohetes procedentes de Gaza alcanzan los alrededores de Tel Aviv, los israelíes que celebraron la división y sus descendientes no vean la importancia de que se cumpla la otra mitad del plan de división.
Es cierto que los palestinos, que componían la inmensa mayoría de la población y eran propietarios de un porcentaje abrumadoramente mayoritario del territorio, no estaban contentos con el plan de división, que les concedió el 46 por ciento de la Palestina bajo Mandato. En la actualidad, los palestinos aspiran a obtener la estatalidad de tan sólo el 22 por ciento del territorio que había formado parte de la Palestina bajo Mandato hasta que se estableció unilateralmente a Israel en zonas mucho mayores que las concedidas por la Resolución 181 de la Asamblea General de la ONU en 1947.
La aspiración de Palestina a la estatalidad dentro de las fronteras existentes el 4 de junio de 1967 se ajusta exactamente al derecho internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU resolvió en noviembre de dicho año que "la adquisición de territorio mediante la guerra" es inaceptable. Posteriores resoluciones del Consejo de Seguridad y tratados internacionales han ratificado ese principio.
De hecho, un Estado palestino basado en las fronteras de 1967 es exactamente lo que el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha pedido. De forma semejante, la Unión Europea ha abogado desde hace mucho por la solución con dos Estados y el establecimiento de Palestina en zonas ocupadas por Israel en 1967.
Como ha dicho Abbas, la próxima votación de la Asamblea General no va encaminada a deslegitimar a Israel. Sigue a la Declaración del Consejo Nacional Palestino en 1988 de un Estado palestino junto al Estado de Israel. También sigue a la Iniciativa Árabe de Paz, aprobada por la Liga Árabe en su Cumbre de Beirut de 2002 (y a la que Israel no ha respondido aún).
La Iniciativa de la Liga Árabe, que también fue aprobada por la Organización de la Conferencia Islámica, hace suya una solución con dos Estados basada en las fronteras de 1967, pero va más allá, al pedir una solución "justa" y "acordada" para la espinosa cuestión de los refugiados palestinos. Al aceptar la palabra "acordada", los palestinos, los árabes y otros países de mayoría musulmana han admitido que Israel no reconocerá el inalienable derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares, lo que debería aplacar los temores de Israel de que el derecho de regreso acabara con su existencia como Estado judío.
Abbas irá a Nueva York con una carta aún más importante. La reciente y brutal violencia de Israel en Gaza ha unido a los palestinos, que estaban divididos en líneas partidistas. Los dirigentes de la facción de Al Fatah de Abbas, que controla la Autoridad Palestina, radicada en la Ribera Occidental, y de Hamas, radicada en Gaza, han estado reuniéndose periódicamente para aplicar el plan de reconciliación egipcio-qatarí. Presos políticos de ambos bandos han sido liberados y una delegación de alto nivel de Al Fatah acaba de visitar Gaza.
Los funcionarios de Hamas, incluido Mahmoud Ramahi, dirigente de un bloque del Consejo Nacional Palestino, han apoyado públicamente la solicitud de reconocimiento por las Naciones Unidas. Según Musa Abu Marzook, dirigente adjunto de Hamas, su movimiento no se opone a la iniciativa diplomática de Abbas.
El de una Palestina independiente y libre junto a un Israel seguro es un plan que el mundo entero aprueba. Los palestinos han demostrado que están dispuestos a aceptar permutas de territorio de menor importancia y no descartan la posibilidad de examinar ideas creativas para resolver el problema de Jerusalén, posiblemente conforme a los criterios expuestos por el Presidente Bill Clinton de los Estados Unidos al final de su segundo mandato.
Lo que ahora se necesita más que nunca es voluntad política para dar un impulso en serio al proceso de paz. Obama, libre ahora de ataduras electorales, y la comunidad internacional deben dar una oportunidad a las pacíficas gestiones de los palestinos. Los argumentos a favor de Palestina nunca habían estado tan claros. Una votación a favor del reconocimiento de la estatalidad palestina es una votación a favor de la paz.
(*) Ex profesor de periodismo en la Universidad de Princeton. Es manager general de la Red de Medios Comunitarios de Amman
FUENTE: The Project Syndicate