Viernes, 26 Noviembre 2010 17:34

La Península Coreana y el Fantasma de la Guerra

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ataque_norcorea01El ataque desatado por Corea del Norte sobre una isla perteneciente a Corea del Sur desató una nueva escalada de tensiones en esa convulsionada zona del mundo. En medio de amenazas e informes contradictorios y el incremento de la presencia militar de los Estados Unidos en el área, la incertidumbre sobre el futuro derrotero de los acontecimientos sigue en aumento

 

El ataque desatado por Corea del Norte sobre una isla perteneciente a Corea del Sur desató una nueva escalada de tensiones en esa convulsionada zona del mundo. En medio de amenazas e informes contradictorios y el incremento de la presencia militar de los Estados Unidos en el área, la incertidumbre sobre el futuro derrotero de los acontecimientos sigue en aumento

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ataque_norcorea02Un nuevo incidente pone en la mira del mundo la Península Coreana. Esta vez, la tensión es de tal magnitud que el temor a un nuevo enfrentamiento armado entre las dos Coreas -como sucedió 60 años atrás- se ha incrementado en las últimas horas.

La nueva escalada de tensión comenzó cuando el régimen de Kim Jong Il decidió bombardear la isla de Yeonpyeong, situada muy cerca de la frontera marítima con Corea del Norte, provocando la muerte de cuatro personas (dos civiles y dos soldados surcoreanos), e hiriendo a otras 18. El ataque norcoreano encendió las alarmas en Corea del Sur. Luego de una reunión de urgencia con su gabinete de seguridad, el presidente surcoreano Lee Myung-bak decretó el "estado de crisis", ordenó responder al fuego de artillería norcoreano y amenazó a Pyongyang con una "enorme represalia" en caso de nuevos ataques.

Esta ha sido la primera vez -desde el fin del conflicto militar que enfrentó a ambos países entre 1950 y 1953- que el régimen comunista atacó una zona civil surcoreana. El incidente conmovió a la comunidad internacional que condenó inmediatamente el ataque norcoreano. Uno de las primeras naciones en pronunciarse fue China, único aliado del gobierno comunista, al expresar su preocupación por el incidente y haciendo un llamado a la "calma" a fin de rebajar la tensión. Beijing exhortó además "a las partes implicadas que hagan más para contribuir a la paz y la estabilidad en la región". Para ello, considera "imperativo" que se reanude el proceso de negociación a seis partes, cuyo objetivo principal es la desnuclearización de la Península.

Vale la pena aclarar que en estas conversaciones, que actualmente se encuentran en un impasse, participan todos los países con intereses en la región. Ellos son: Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, China, Japón y Rusia.

En tanto, Estados Unidos condenó enérgicamente el ataque norcoreano y urgió a Corea del Norte a detener su "acción beligerante". Mediante un comunicado advirtió además que el ejército estadounidense, que cuenta con 28.500 soldados en Corea del Sur, está listo para defender a su aliado surcoreano. Por su parte, el primer ministro japonés Naoto Kan ordenó a sus ministros a estar preparados "para cualquier eventualidad", luego de una reunión de emergencia.

Mientras que el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, consideró que "el uso de la fuerza es un camino inaceptable [y que] las controversias en las relaciones entre el Norte y el Sur deben resolverse política y diplomáticamente". Además, llamó a un alto el fuego "inmediato" para evitar el "peligro colosal" de una escalada violenta en la zona. La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, también condenó el bombardeo.

Los países latinoamericanos también condenaron el accionar del régimen comunista. En tal sentido, el gobierno argentino expresó su "firme repudio" ante el incidente y efectuó un llamado a "salvaguardar la paz y estabilidad" en la Península en el marco del derecho internacional y el pleno respeto a la Carta de las Naciones Unidas. En tanto, Chile condenó el ataque a Corea del Sur e instó a Corea del Norte a deponer "su actitud belicista, que altera el clima de estabilidad en el nordeste asiático". Los gobiernos de México y Colombia también condenaron el bombardeo.

Tras la inmediata reacción de la comunidad internacional, el gobierno norcoreano declaró que disparó en "legítima defensa", acusando a su vecino del Sur de haber comenzado las hostilidades. Mediante un comunicado oficial, el régimen comunista justificó su ataque contra la isla. Según informaron fuentes norcoreanas, su gobierno conminó a su vecino del Sur a detener los ejercicios militares que estaba realizando en el área. Cuando las fuerzas de Corea del Sur se negaron y comenzaron a disparar proyectiles hacia las aguas en disputa, lejos de las costas norcoreanas, el régimen comunista bombardeó con artillería la isla.

El inesperado ataque del gobierno de Kim Jong-il contra territorio surcoreano colocó nuevamente en las primeras planas de los diarios de todo el mundo a esa región del planeta. A la hora de analizar los motivos que llevaron al líder norcoreano a decidir atacar militarmente la isla surcoreana podemos encontrar varias lecturas.

Una de ellas, tiene que ver con un llamado de atención hacia la comunidad internacional debido a la necesidad de ayuda externa de Pyongyang para paliar la grave situación que está padeciendo el pueblo de ese país. Un reciente informe de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, en sus siglas en inglés) señala que la mayoría de los habitantes de Corea del Norte carecerá de suficiente comida el próximo año. Según el informe, cinco millones de personas se enfrentan en el país asiático a una gran escasez de alimentos pese a una cosecha relativamente buena.

Otro motivo tiene que ver con el proceso de sucesión del "Querido Líder", que será sucedido por su hijo de 28 años, Kim Jong-un. Muchos analistas, inclusive los del Pentágono, consideran que el ataque contra la isla fue una movida del líder norcoreano a fin de consolidar la posición de su hijo, quien enfrenta duras críticas por parte de la cúpula militar debido a su inexperiencia y juventud. "Hay un liderazgo muy preocupante en Corea del Norte. Kim Jong-il es un tipo impredecible, un tipo muy peligroso", declaró en un programa televisivo el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor estadounidense.

El bombardeo contra Corea del Sur se dio días después de darse a conocer la noticia de que Pyongyang cuenta con una nueva y sofisticada planta nuclear en Yongbyon, a través de las revelaciones del científico norteamericano Siegfried S. Hecker, que visitó la semana pasada Corea del Norte, al New York Times. Hecker, un profesor de la universidad de Stanford, asegura que quedó impresionado por la sofisticación de la planta de enriquecimiento de uranio, en la que vio "cientos y cientos" de centrifugadoras que se operaban desde "una sala de control ultramoderna".

Si bien las autoridades norcoreanas afirman que las centrifugadoras están destinadas a producir uranio pobremente enriquecido para alimentar un nuevo reactor experimental con agua ligera, aún en construcción, Hecker aseguró "el potencial militar de la tecnología con uranio enriquecido es real", aunque aclaró "es posible que Pyongyang busque antes que nada producir la electricidad que tanto necesita".

Muchos se preguntan cuál fue el verdadero motivo del gobierno de Kim al invitar al científico norteamericano a visitar sus instalaciones nucleares. Una respuesta a este interrogante tiene que ver con la búsqueda por parte de Pyongyang de demostrar al mundo que cuenta realmente con tecnología suficiente para poder fabricar varias armas nucleares y así fortalecer su posición a la hora de sentarse a negociar con Estados Unidos y los demás países intervinientes del diálogo multilateral.

El conflicto entre las dos Coreas es una brecha que nunca ha llegado a cerrarse. Las relaciones entre ambas Coreas se han deteriorado en los últimos meses, principalmente luego del hundimiento del buque de guerra surcoreano Cheonan en el mes marzo. Este suceso se dio en la misma zona del bombardeo norcoreano, a la altura de la isla de Baengnyeong, y provocó la muerte de 46 tripulantes. Una investigación realizada por un equipo internacional aseguró que fue un torpedo norcoreano lo que provocó el hundimiento, aunque el gobierno comunista negó cualquier implicación.

Los recientes hechos en la Península han despertado el temor a un nuevo conflicto bélico, principalmente tras la movilización de tropas a ambos lados del Paralelo 38. Horas después del bombardeo, Washington decidió enviar el portaaviones George Washington a Corea del Sur para participar en los ejercicios conjuntos –planificados con anterioridad al ataque norcoreano– que se realizarán entre el domingo y el miércoles próximo. En tanto, Corea del Sur decidió incrementar su presencia militar en el Mar Amarillo y descartó el plan vigente para reducir el número de tropas de la marina en esa zona.

Esto provocó la reacción de China quien por medio de un comunicado de su Ministerio de Asuntos Exteriores manifestó que se opone "a cualquier operación militar sin permiso en su zona económica exclusiva". Más adelante afirma: "la situación en la Península Coreana es altamente complicada y sensible, y todas las partes implicadas deberían mantenerse en calma y tener moderación".

La advertencia es la primera alusión directa de China a las maniobras militares, después de haber adoptado en los últimos días un tono neutral y sin calificar los incidentes en Yeonpyeong como un "ataque norcoreano", sino como "un intercambio de artillería" entre las dos Coreas. El pasado miércoles, el primer ministro chino, Wen Jiabao, declaró desde Moscú que su Gobierno "se opone a provocaciones militares en cualquiera de sus formas" en la Península Coreana, sin señalar a uno u otro país, y pidió a todas las partes "la máxima contención".

Corea del Norte, por su parte, aseguró que dichas maniobras militares ponen "al borde de la guerra" a la Península y amenazó con desencadenar "una segunda y también una tercera serie de ataques sin vacilar si el belicismo de Corea del Sur realiza desconsideradas provocaciones militares". Las cartas ya están echadas sobre la mesa, veremos si la mesura logra finalmente imponerse por sobre la violencia.

 

(*) Licenciada en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal

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