Domingo, 17 Diciembre 2023 12:28

La renovación conservadora y el efecto dominó

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Sé que a veces me comporto fatal
No prestes atención a esos detalles
Fue la suma de factores
El efecto dominó, algo entre vos y yo

“Nosotros” - Babasonicos

Como no podía ser de otra manera y transcurrida la primera semana, el gobierno libertario mostró las primeras credenciales de gestión. Aupados por la novedad, buena parte de la sociedad en general y del sistema político en particular, prestan atención a cada movimiento de un grupo de hombres y mujeres que sueñan con borrar cualquier vestigio civilizatorio e igualador que haya aportado el ya extinguido siglo XX. La rémora pone el ancla en la generación del 80’, esa que supo conducir Julio Roca y que configuró el Estado moderno argentino. El movimiento anarco capitalista, representa un oxímoron en sí mismo, ya que a la vez que reivindica ideas de libertad absoluta, afirmando que el Estado “es el pedófilo que bla bla bla”, propone al capitalismo como el mejor de los modos de producción, obviando, ¡¡¡¡¡¡ay, la historia y sus vericuetos!!!!!, que el mismo sólo fue posible en su desarrollo, con la consolidación del Estado – Nación, como garante de la idea de propiedad y muy lejos de toda alterada conceptualización anarquista. Primeras señales de un tiempo que se presume y se asume difícil. Pasen y vean. Están todos invitados.

El hermoso domingo primaveral porteño, permitió que Javier Milei diera, desde el minuto uno de haber asumido, un mensaje con una clara simbología al conjunto de los argentinos: desistió de emitir su primer discurso de cara a los legisladores para hacerlo de frente a ciudadanos y ciudadanas que han encontrado en su figura, un líder que los entusiasma.

A la estética del acto, tan parecida al modelo norteamericano de asunción, sólo le faltó la nieve y los abrigos invernales de los protagonistas. Televisivamente, hubo un exceso de los planos altos, mostrando la majestuosidad del edificio del Congreso que reflejaba cierta idea de pequeñez y la sobreutilización de los cortos, para mostrar a los asistentes, intentaban ocultar que la idea original de contar con cientos de miles de personas movilizadas en la Plaza del Congreso, había quedado para una mejor ocasión. La existencia de enormes pantallas en la mitad del espacio verde (que nadie veía), demuestra que las expectativas eran otras.

Más allá de la importancia o no del número de asistentes, hay otros dos datos políticos que no deberían pasar desapercibidos. El primero refiere al escaso apoyo internacional que obtuvo el flamante presidente a partir de las evidentes ausencias de no pocos colegas: el faltazo de Lula hace mucho más ruido en términos de geopolítica regional (y de todo aquello que puede interesarle o convenirle a la Argentina) que la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, país con el que no tenemos lazos ni intereses comunes que se precien.

El segundo dato a tener en cuenta es que Milei no parece muy convencido de salirse del modelo de campaña, para comenzar a mostrarse como el líder del conjunto de los argentinos. Con una oralidad que abusó de datos falsos (nivel de inflación, porcentaje de estudiantes que terminan la secundaria, etc.), el presidente apeló al sobre utilizado recurso de agravar la herencia para, con el paso del tiempo, mostrar supuestas capacidades de gestión.

El modelo aspiracional libertario se basa en la reivindicación del proceso iniciado por el roquismo como instancia de excelencia gubernativa. El problema es que esa exaltación se fundamenta en una serie de mentiras que sólo la ceguera o la ignorancia flagrante de la historia podrían admitir como válidas. En aquel período Argentina no fue potencia, como así tampoco fue el granero del mundo. No son pocos los estudios que desde hace algunas décadas ha demostrado que esa afirmación tiene mucho de mito antes que de dato cierto. Lo que sí resulta evidente es que el país se convirtió en un proveedor de materias primas de excelencia, que ello le aportaba muchos recursos económicos y que eso se sostenía sobre una relación dependiente de Inglaterra, país que algunas décadas antes había desarrollado la Revolución Industrial.

Esa bonanza que Milei gusta de resaltar no se extendía al conjunto de los argentinos, que quedaban mayoritariamente condicionados por la pobreza, la miseria y el hacinamiento que se veían en los barrios circundantes al centro de cada urbe. La romantización del modelo de “granero del mundo” desconoce que el mismo era impracticable hace más de cien años y resulta definitivamente inviable en los tiempos que corren donde, más allá de las bondades naturales del país, existen una multiplicidad y variedad de competidores que lo condicionan, además de los vaivenes climatológicos que, por ejemplo, con la sequía de 2023, pueden dejarte sin el ingreso de unos 20.000 millones de dólares. Nada más, nada menos.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1734664937048256747

El país que el movimiento libertario relata sobre el pasado jamás existió. Y el que proyecta para el futuro, tendrá severas limitaciones en su implementación, dado que se intenta construir con falsas premisas para lo que supone el siglo XXI.

Por ello, entre otras cuestiones, la recurrencia de campaña al concepto de casta. Si en no pocas ocasiones, lo esencial de la política se construye en la identificación de un enemigo (perdón “Carlitos” Schmitt), la idea de que la corporación política que se asociaba a una entramada red de empresarios prebendarios, resultaban el obstáculo para cierto desarrollo, cuajó rápido en sectores sociales que desde hace unos cuantos años, sienten que “no llegan”.

Pero gobernar es otra cosa mucho más compleja que declamar. Al acuerdo que supo tejer con Mauricio Macri, hombre criado bajo las virtudes de un padre que se enriqueció con las bondades de la Patria Contratista de los 70’ y los 80’, se le agregó la alianza con Patricia Bullrich, dirigente que decanta desde hace más de cuatro décadas por cuanto partido político se constituya con algún tufillo antiperonista; le siguieron una serie de designaciones de funcionarios de primera línea que tienen una evidente terminal en algunos dueños de la Argentina actual. Eduardo Eurnekian y Paolo Rocca, quien apuesta a un reseteo total de la economía argentina, pero tiene el buen tino de pedir que haya contención social, resultan los principales ganadores en este nuevo esquema de poder.

La preguntonta del día: ¿se animará Milei, quien está adquiriendo dosis exprés de pragmatismo político al, por ejemplo, pedir vía carta a Xi Xinping que China amplíe el swap, a establecer mecanismos de competencia verdaderamente liberales y abra la importación de caños sin costura, cuestión que afectaría al protector Rocca?

En este intento de restauración conservadora, construido sobre muchas mentiras que se apalancan en las certezas de las creencias y no en los datos de la realidad, histórica o presente, Milei y sus laderos más cercanos no están solos.

En el efecto dominó, con cientos o miles de piezas frágilmente sostenidas verticalmente, una pequeña porción de energía (el viento, un insecto o el simple movimiento de un dedo) puede generar una caída en cadena que dura muchísimo menos tiempo que lo que supone armar y construir el camino del dominó. A poco menos de una semana de asumidos, y tal como preveíamos desde esta columna y desde los micrófonos de AM1330, no son pocos los gobernadores, por ejemplo, que comenzaron el juego de ser funcionales a la construcción de sentido mileista: relativización del pago de sueldo, aguinaldo en cuotas y la reimposición del pago de ganancias para trabajadores parecen ser las nuevas tendencias que condicionarán los tiempos que vienen.

Pero el efecto dominó no se agota en las urgencias de lo económico. En Santa Fe por caso, el gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro comenzó su gestión con un perfil muy alto sobre la cuestión de la inseguridad. Con imágenes que emulan el caso salvadoreño donde la gestión del presidente Nayib Bukele ha sabido mostrar al mundo que su éxito en la caída de los índices de criminalidad se estructuran sobre la violación lisa y llana de los derechos humanos, el hombre nacido en Hughes quiso mostrar algo distinto en la gestión. Si la reforma conservadora de los 90’ se estructuraba desde la política como espectáculo, donde los Tinelli y los Pergolini hicieron su agosto, los intentos renovadores imperantes se construyen con la violencia visual como actriz protagónica. Sea en el formato de motosierra, de insulto a los votantes o en el de imágenes de dudosa legalidad reproducidas por el mismo gobierno.

https://twitter.com/maxipullaro/status/1736164474648691127

Sabrán establecer las investigaciones judiciales en curso, si los tres ataques en la vía pública perpetrados en los días posteriores, guardan relación alguna con esa política sobre la que a todas luces, el Estado santafesino arranca en desventaja.

El gobernador santafesino y el intendente rosarino Pablo Javkin, mientras reivindican la figura de Raúl Alfonsín al cumplirse 39 años de la entrega de los archivos de la CONADEP, se hicieron un tiempito para visitar a la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, que en esa misma jornada había presentado el protocolo antipiquetes, el cual ha sido cuestionado desde diversos sectores de la sociedad civil por su inconstitucionalidad. Ante todo la coherencia.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1735474678204871152

En el mientras tanto, y para no dejar de la lado la unidad de criterio con su jefe político, el ministro santafesino del área, Pablo Cococcioni, ya anunció que enviará un proyecto de iguales características a la legislatura santafesina. Estatales y piqueteros del (mundo) santafesino, uníos.

De a poco las fichas van cayendo. Esas, que seguramente costará levantar en el páramo que dejará la libertad de gestionar un país del siglo XXI, con las ideas y circunstancias de otro que se forjó hace 140 años, donde todo estaba por hacerse. Queda saber mantener la voz firme, pero también acurrucarse en la intimidad de los afectos. En la previa de una navidad que llegará de manera inexorable. queda el disfrute de todo lo pequeño que podamos acceder, sin bajar la guardia. Sin enojos que nos enfermen, sin la angustia que nos desmovilice. Al dominó también se juega uniendo piezas y buscando coincidencias. Tal vez en su sencillez, radiquen algunas respuestas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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