El Banco Central de la República Argentina se fundó el 31 de mayo de 1935, por lo tanto va a cumplir 75 años. En estas siete décadas, pasaron 32 presidentes de la Nación y 74 ministros de Economía. Y hubo 55 presidentes del Banco Central.
Desde el regreso a la democracia hubo 17 presidentes del BCRA. Algunos duraron menos de 30 días en funciones. Los que más estuvieron al frente fueron Roque Fernández (2007 días); Redrado (lleva 1940 días); y Pedro Pou (1724 días). Nunca nadie cumplió los 6 años de mandato estipulados por la Carta Orgánica del BCRA.
Siempre hubo tensión en la Argentina alrededor de la política monetaria y cambiaria. Y las inestabilidades de los presidentes del BCRA tienen que ver con las inestabilidades históricas de estas políticas en la Argentina.
Como la política monetaria y cambiaria es un "terreno en disputa" entre los gobiernos de turno y las corporaciones económicas y financieras, cada presidente de la Nación (y es más, cada ministro de Economía) trató de poner en el BCRA a un funcionario afín.
Todos los presidentes de la Nación trataron —además— de que haya plena sintonía entre su ministro de Economía y el Presidente del BCRA. Y cada vez que hubo conflictos entre ellos, el presidente de la Nación no dudó y cambió al presidente del BCRA.
El Sobreviviente
La Argentina de los últimos cinco años fue un caso curioso: pasaron varios ministros de Economía (Lavagna, Felisa Miceli, Miguel Peirano, Martín Lousteau, Carlos Fernández y Amado Boudou). Sin embargo, Martín Redrado siempre siguió al frente del BCRA. ¿Por qué duró tanto? ¿Por qué ahora se lo quiere remover de su cargo?
Las dos preguntas tienen la misma respuesta. Y nada mejor que las mismas palabras de Redrado para explicarlo. Cuando este funcionario comenzó su gestión en la presidencia del BCRA dijo: " No me voy a mover de mi metro cuadrado que tengo en el Banco Central".
¿Qué quiso decir? Que no iba a hacer lo que otros presidentes del BCRA habían hecho. ¿Qué habían hecho? Tratar de ir más allá de sus competencias, buscar mayores márgenes de incidencia, influencia e injerencia en la fijación de la política económica, participar en negociaciones con organismos multilaterales, manejar el directorio y, por lo tanto, condicionar los márgenes de maniobra del ministro de Economía y el Presidente de la Nación de turno.
Redrado dijo: "Esto no lo voy a hacer, me voy a dedicar a lo mío, a lo específico de mi función, voy a administrar el BCRA sin entrar en colisión con las decisiones de política económica que toma el o la presidente de la Nación a través de su Ministro de Economía". Por esta actitud sobrevivió cinco años y medio con los Kirchner.
Hubo un día en que Redrado decidió salir de su metro cuadrado. ¿Por convicciones? ¿Por responsabilidad de funcionario? ¿Por cálculo político? Sólo él lo sabe.
Lo cierto es que desde que el anteriormente llamado "golden boy" salió de su metro cuadrado empezó a meterse en la superficie de acción de otros y ahí todo se empezó a complicar. Su posición comenzó a estorbar al ministro de Economía, a los diputados y senadores, a la Justicia y empezó a afectar el radio de acción de la misma presidenta, que tiene más de un metro cuadrado para moverse. Para eso la hemos votado.
Pero hay algo más: Redrado abandonó su metro cuadrado y los bonos empezaron a bajar, las acciones empezaron a perder cotización, embargaron reservas del BCRA, se puso en riesgo la negociación con los bonistas que no entraron en el canje, empezó a generarse incertidumbre económica.
En definitiva: ya son muchos los que tienen problemas para administrar sus metros cuadrados de acción porque Redrado decidió salirse del suyo. Por eso todos le piden la renuncia y por ello se tiene que ir. Porque su libertad de acción termina cuando empieza a afectar la libertad de acción del resto. Y ese resto es muy diverso. Como dijimos, está la presidenta, hay ministros, banqueros, agentes financieros, tenedores de títulos y acciones.
También hay un enorme pueblo. Millones de argentinos que no entienden muy bien qué pasa. Pero que quieren retomar el camino del crecimiento, la generación de empleo, mayor equidad social, valores puestos en riesgo el pasado año por la crisis internacional.
Todo esto está de nuevo en riesgo porque Redrado corrió su espacio de movimiento y empezó a involucrarse en el de muchos otros. Por el metro cuadrado de acción de cada argentino, el joven funcionario, tiene que renunciar.
(*) Director Ejecutivo de la Fundación para la Integración Federal, Rosario
Publicado en el Diario La Capital de Rosario: Ver artículo Original