El grupo de Amigos de Siria se reunió este martes en Washington para analizar la efectividad de las medidas de presión adoptadas contra el régimen del presidente de Siria Bachar el Asad y la posibilidad de imponer otras nuevas que ahonden en el aislamiento internacional de su Gobierno. En el segundo encuentro oficial, tras el celebrado en París el pasado 17 de abril, las delegaciones de los 55 Estados participantes mostraron su aprobación a una posible puesta en práctica –solicitada la semana pasada por la Liga Árabe- del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, que contempla, además de sanciones de tipo económico o el embargo de armas, el “uso de la fuerza armada” en caso de que “amenazas o quebrantamientos de la paz o actos de agresión”.

"Esperamos que todos los países responsables se unirán pronto para tomar las acciones apropiadas contra el régimen sirio, incluido si fuera necesario, el Capítulo VII", dijo en la apertura de la reunión Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, el Departamento encargado de acoger el encuentro. El grupo, no obstante, hizo hincapié en la efectividad de las medidas que apoyaron en su resolución de París y exhortó a los Estados a extender las sanciones y a coordinarse en su ejecución para “incrementar la presión sobre el Gobierno sirio y favorecer su aislamiento”, según explicó en una rueda de prensa posterior al encuentro Luke Bronin, asesor del Departamento del Tesoro.

En el comunicado que se hizo público tras la reunión, se destacó la efectividad de “la congelación de los fondos de los altos funcionarios del régimen y la restricción de las transacciones hacia el Banco Central y el Banco de Comercio de Siria”. En la misma resolución se señala la necesidad de extender el embargo de petróleo a otros países, además de los de la Unión Europea —que adoptaron esta decisión en febrero—, y de continuar con las sanciones sobre quienes mantengan negocios y apoyen económica o financieramente al régimen de el Asad. "El Gobierno ha visto como se le agotan los recursos como resultado estas medidas tomadas por la comunidad internacional", indicó Bronin.

Una valoración que comparte la secretaria de Estado, Hillary Clinton, de viaje oficial por Europa, en una nota que remitió al grupo en la que indicaba que “las sanciones están teniendo impacto” y concluía expresando la importancia de “terminar con los recursos económicos del régimen y expandir el número de países que impongan sanciones”. Entre quienes se resisten a adoptar medidas de castigo contra la violencia del Gobierno de el Asad se encuentran Rusia y China. Precisamente, el grupo de Amigos de Siria se conformó tras el veto que ambos países interpusieron a la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre Siria.

En su reunión de Washington, las delegaciones han “exigido el cese inmediato de la violencia contra el pueblo sirio” y han censurado “la brutalidad del régimen de el Asad”, unas declaraciones realizadas el mismo día en que los opositores al presidente han denunciado una nueva matanza de las tropas en Mazraat al-Qabeer, cerca de Hama. El encuentro de este martes se produce en vísperas de que el enviado especial a Siria, Kofi Annan, plantee ante el Consejo de Seguridad de la ONU "nuevas ideas" para resolver la crisis. Hoy, en Estambul, la Unión Europea y otros 15 países han acordado constituir otro grupo más para ayudar a la oposición siria.

A la espera de la tercera reunión oficial de Los Amigos de Siria, que se celebrará el mes que viene en Catar, en la sesión del martes, además de recrimina el terror auspiciado por el Asad y constatar la efectividad de las sanciones adoptadas hasta el momento, no han llegado a más conclusiones sobre cuáles deban ser las futuras medidas de presión o cómo actuar contra países que violen el embargo armamentístico y comercial impuesto a Siria. “Seguimos estudiando las posibilidades”, es todo lo que ha podido concretar Bronin.

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