Rebajas en pensiones y salarios, mayor flexibilidad laboral, más recortes sociales y otras tantas medidas neoliberales; una receta ya conocida para los Estados europeos, en especial para los que todavía reciben las visitas de los hombres de negro de la Troika, y una fórmula que podrían probar en carne propia el resto de países de la Unión si el llamado Pacto de Competitividad llega a ver la luz; esta es la conclusión del último informe del think tank Transnational Institute (TNI).
Un análisis del transfondo, el contenido y las posibles consecuencias de la iniciativa personal de Angela Merkel, que volverá a ser discutida formalmente en diciembre de este año, y que según la institución significará un nueva pérdida de soberanía para los países que la firmen.
Merkel cuenta con el apoyo de los grandes empresarios europeos, de L'Oreal a Telefónica
Grosso modo, el pacto funciona de forma similar al mecanismo aplicado por la UE para rescatar a los países europeos más afectados por la recesión económica: los estados que quieran obtener ayudas económicas procedentes de un fondo de solidaridad abastecido por el resto de países deberán suscribir una suerte de Memorando de Entendimiento -similar al que firmaron Grecia o Portugal al aceptar el rescate-, comprometiéndose a adoptar reformas para mejorar la competitividad de sus economías, dando así barra libre a la Comisión para imponerles medidas neoliberales de obligado cumplimiento para seguir recibiendo ayudas. La Comisión será la encargada de supervisar el cumplimiento de los acuerdos, pudiendo bloquear estas ayudas en caso de que los países no cumplan.
En este caso no habrá hombres de negro (al menos no los de la Troika), pero como ocurre con el resto de medidas contra la austeridad, sí hay indicios claros de quiénes se beneficiarán de este acuerdo, cuyas primeras pinceladas ofreció la canciller alemana en el Foro Económico Mundial de Davos, en enero de 2013, y que en el mes de mayo contó con una muy buena acogida por parte de la Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT), en la que se sientan los directores ejecutivos de las grandes corporaciones, de Telefónica a L'Oreal, y de Bayer a BMW.
"La ERT quiere tener un mercado laboral más flexible, más poder sobre los trabajadores", asegura a este medio Sol Trumbo Vila, coautor del informe y miembro del programa Justicia Económica, Poder Corporativo y Alternativas del TNI. "Siempre han pedido una reducción de salarios como medida competitiva, siempre han querido impulsar reformas que resten derechos laborales", denuncia.
El pacto implantará una especie de nueva Troika, que bloquerá las ayudas a los países que no cumplan la agenda reformista
Los empresarios no se hicieron de rogar, proponiendo reducciones de impuestos, una menor regulación bancaria, rebajas en la protección laboral y el fomento de las privatizaciones. Sus peticiones recibieron el beneplácito de Merkel, que durante 2013 llevó hasta el Consejo Europeo y la Comisión el embrión de su pacto, que hoy sigue en estado de latencia, pero que volverá a estar sobre la mesa a finales de año.
Desde la Comisión Europea se lavan las manos, reconociendo que el Consejo de Europa les pidió que estudiaran esta iniciativa, y que aún hay varios aspectos de la misma por concretar. Fuentes de la Comisión han sido muy claras al asegurar que este mecanismo será objeto de estudio del nuevo Ejecutivo comunitario: "No es una iniciativa nuestra", zanjan.
ACUERDOS DE DIFICIL ESCAPATORIA
"Merkel ha sido la principal promotora, pero al encontrar reticencias [en la cumbre de 2013] el proyecto se ha quedado en el limbo, por eso es una buena oportunidad para tener sobre la mesa distintas alternativas", defiende Trumbo, que no obstante considera improbable que el nuevo presidente del Parlamento Europeo rechace la iniciativa de la canciller, teniendo en cuenta la línea política que ha seguido hasta ahora: "Juncker representa el aparato de poder europeo que ha implementado este tipo de medidas desde la crisis, defendiendo la austeridad aunque no funcionase", recuerda.
Trumbo: "Juncker representa el aparato de poder europeo que ha implementado estas medidas"
Preguntado por si no es excesiva la alarma creada, teniendo en cuenta que sólo los países que decidan firmar deberán cumplir este pacto, el investigador se muestra escéptico: "Un Gobierno puede firmar con la Comisión, pero estos acuerdos están diseñados de manera que es difícil salir de ellos aunque haya un cambio de Ejecutivo. Además, ya hay una fuerte oposición social a estas medidas en países como Grecia o España, pero sus Gobiernos siguen adoptándolas", apunta.
El estudio señala que el Pacto de Competitividad no necesariamente debe tener el mismo efecto, pero insiste en que se nutre de la misma esencia que las políticas contra la austeridad aplicadas en países como Portugal o Grecia; las recetas de la troika teóricamente diseñadas para acabar con la crisis de la deuda que han logrado que esta aumente, han agravado la recesión, elevado la cifra de parados y deteriorado la calidad de vida de los helenos.
"Estas medidas son un ataque directo a los niveles de vida, no una mejora de los mismos"
Estas medidas son, según el informe, "un ataque directo a los niveles de vida, no una mejora de estos". En vista de ello, de aprobarse el pacto, el informe considera que "existe el peligro de que desencadene una especie de carrera hacia el precipicio econónomico y social". De hecho, lo considera " uno de los proyectos emblemáticos de las élites empresariales y políticas europeas para complementar y completar la arquitectura de gobernanza económica neoliberal de la UE".
El informe Desmitificando la Competitividad ha sido elaborado por el Transnational Institute y la Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y por la Acción Ciudadana (ATTAC) entre los meses de marzo y junio de este año, para alertar de los riesgos de este nuevo mecanismo y evitar su implantación, y tras el estudio del recorrido de este proyecto y los efectos que las medidas de austeridad han tenido en el Viejo Continente.
Trumbo: " Al hablar de competitividad no tienen en cuenta el bienestar de la población"
LA COMPETITIVIDAD SEGÚN LA UE
El documento critica también que al hablar de competitividad la UE se refiere exclusivamente a términos económicos, y siempre desde la óptica neoliberal, aunque existen ejemplos -como la economía China- de que la competitividad no está necesariamente ligada a la ausencia de control público.
"La competitividad no se consigue sólo mediante la completa liberalización del Estado; uno puede ser competitivo con una fuerte intervención del Estado. No defendemos el ejemplo de China, pero sí la idea de que una legislación eficiente y coherente tiene un efecto importante en la competitividad", reflexiona Trumbo.
"Si sólo se mide la competitividad por el aumento del PIB se obtiene una visión reducida. Si el empleo es precario,como está pasando hoy, la calidad de vida es menor... Manejan indicadores que no tienen en cuenta el bienestar general de la población" asegura, antes de añadir que para hablar de competitividad hay que tener en cuenta multitud de factores, y no únicamente las reducciones de salarios y la "flexibilidad" laboral.
PARAR EL PACTO
"Un fracaso del pacto podría ser el germen de una crisis de las élites gobernantes"
El Consejo Europeo y la Comisión volverán a estudiar el proyecto de Merkel a finales de 2014, un año después de la paralización del pacto por los recelos de varios países. Austria, Finlandia, Suecia y los Países Bajos sugirieron desvincular los acuerdos de competitividad de las ayudas financieras, negándose a correr con los gastos de las reformas de otros estados.
Cuando todavía falta por definir siquiera si estas ayudas se concederán en forma de subvenciones o préstamos e incluso la cuantía máxima de las mismas, el informe del TNI y ATTAC sugiere varias medidas para acabar con el proyecto: desvelar la "verdadera agenda" que se esconde tras el pacto, explotar los desacuerdos entre países y señalar a las élites económicas como responsables de la crisis son sólo algunas de las ideas recogidas en el documento para lograrlo.
El texto llama también a los movimientos sociales a asumir un papel más dinámico, a consensuar alternativas frente a estas medidas neoliberales (aumentos de salarios y pensiones, introducción de impuestos para los más ricos) para echar por tierra el Pacto de Competitividad.
Los autores reconocen que, a fin de cuentas, la propuesta de Merkel es sólo una más de las estratagemas del poder económico para imponer sus reglas, como el Tratado de Libre Comercio entre la UE y EEUU (TTIP) o el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA), caras de una misma moneda.
Los poderes seguirán intentando desarrollar estas políticas, pero el fracaso del pacto supondría "que surjan nuevas oportunidades en muchos niveles", según el informe."Un fracaso del pacto podría ser el germen de una crisis de las élites gobernantes y de su agenda de austeridad y competitividad", concluye.
DESEQUILIBRIO GLOBAL Y PERDIDA DE SOBERANÍA
Dejando a un lado las consecuencias económicas y sociales, y en línea con las políticas adoptadas por la UE desde los tratados de Maastricht o Lisboa, el pacto significaría una nueva pérdida del remanente de soberanía nacional que aún conservan los estados, que pasaría directamente a manos de la Comisión. Y de paso, como razona el documento, permitiría a los Gobiernos implantar numerosas reformas neoliberales a pesar del rechazo social, al verse obligados a ello tras suscribir estos acuerdos. Por último, no es despreciable el impacto que este aumento de competitividad tendría en otras regiones; según el TNI incentivaría la desestabilización económica y la inhibición del desarrollo económico en el Sur, ya que los excedentes de exportación significarían un déficit en otras regiones del mundo; un conjunto de argumentos que la UE parece no haber tenido en cuenta a la hora de abrir el debate sobre el mecanismo, una de las últimas ocurrencias de la canciller alemana.
FUENTE: Público