Viernes, 07 Noviembre 2014 16:49

La Continuidad del Conflicto en África Subsahariana

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Finalizando el año 2014 es posible hacer un balance de las situaciones de violencia política, étnica y religiosa en África Subsahariana, una región que en el siglo XXI continúa enfrentando fantasmas del pasado junto a amenazas emergentes relacionadas con el terrorismo internacional. A continuación, un punteo de los principales focos de tensión que atraviesa la región.

La virulencia de los conflictos contemporáneos en África Subsahariana se remonta a las guerras de la independencia en los años sesenta y mediados de los setenta. En los ochenta los conflictos asumieron carácter regional en África Austral y el Cuerno de África. En los noventa hubo violentos estallidos en Burundi, República Democrática del Congo, Chad, Sudán, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Ruanda con el genocidio de Ruanda, junto a la guerra entre Etiopía y Eritrea.

De la situación explosiva de los años noventa, África Subsahariana ha recorrido en el siglo XXI un camino de estabilización y solución de muchos de los graves conflictos que la asolaban. De este modo, observamos el fin de la guerra civil en Angola (2002), en Sudán con la independencia de Sudán del Sur (2005), en Sierra Leona (2002) y en Liberia (2003). No obstante, nuevos estallidos de violencia surgieron en los últimos años, relacionados con la presencia de grupos terroristas tanto como de grupos rebeldes armados.

La estrecha relación entre etnia y política aumenta las rivalidades durante los comicios y son fuente de inestabilidad, tal como sucedió en Costa de Marfil

A lo largo de las décadas los principales orígenes de los conflictos han sido:
• Cuestionamientos a las fronteras heredadas del período colonial.
• Demandas de autodeterminación.
• Rivalidades entre grupos étnicos, tribales y religiosos.
• Incursiones transfronterizas de grupos rebeldes y terroristas.
• Enfrentamientos por el control de recursos naturales.

Dichos motivos han estado además entrelazados entre sí, complejizando las situaciones conflictivas. Asimismo, la estrecha relación entre etnia y política aumenta las rivalidades durante los comicios y son fuente de inestabilidad, tal como sucedió en Costa de Marfil, situación que se resolvió tras la intervención francesa en 2011. Actualmente a las mencionadas dimensiones se suma la presencia de grupos terroristas islámicos con intereses internacionales y regionales que son combatidos no sólo por los gobiernos locales, sino también a través de estrategias globales de las potencias occidentales. De este modo, a lo largo de 2014 estuvieron en la mira de los medios de comunicación internacionales los países fuertemente amenazados por el terrorismo vinculado a grupos islámicos.

El caso de Boko-Haram en Nigeria ha sido el más resonante luego del secuestro de niñas de una escuela secundaria católica a mediados de año. No obstante, el grupo asola el norte nigeriano desde hace una década, habiendo hecho estallar una sede de Naciones Unidas en 2011. En sus alusiones públicas se combinan cuestiones religiosas y demandas locales y en sus acciones atentados y acciones que están más relacionadas con acciones criminales para la obtención de fondos que con reclamos políticos o religiosos.

En Somalia, luego de dos décadas de conflicto, en septiembre de 2012 se estableció un gobierno federal reconocido internacionalmente. El mismo actualmente enfrenta la acción desestabilizadora del grupo terrorista islámico al-Shabaab, que ha reconocido ser parte de la red Al-Qaeda y actúa en terceros países de la zona. El gobierno cuenta con la presencia de las misiones de paz de Naciones Unidas (UNSOM) y de la Unión Africana (AMSOM) para garantizar la transición y hacer frente a las amenazadas de este grupo radical.

Al-Shabaab también afectó fuertemente la evolución del proceso de estabilización en Sudán, donde la actuación de las tropas de la Unión Africana fue central para mantener el control territorial. En este país, si bien el conflicto de Darfur bajó su intensidad, también continúan los ataques entre musulmanes y católicos. En tanto, el recientemente independizado (2011) Sudán del Sur continúa siendo un fuerte centro de inestabilidad ya que diversos grupos armados con base étnica se enfrentan por el control del país, si bien en el mes de mayo se llegó a un alto el fuego.

En Malí, tras la intervención de las fuerzas armadas francesas en el mes de mayo pasado y el acuerdo de cese de fuego, está latente el accionar de los insurgentes islámicos en el norte del país.

Los factores religiosos y étnicos que fragmentan los territorios nacionales también estuvieron presentes en República Centroafricana, grupos musulmanes y católicos se continúan enfrentado violentamente a pesar del cese de fuego proclamado en el mes de julio pasado y el establecimiento de la operación de paz de Naciones Unidas, la MINUSCA.

En Malí, tras la intervención de las fuerzas armadas francesas en el mes de mayo pasado y el acuerdo de cese de fuego, está latente el accionar de los insurgentes islámicos en el norte del país. En este territorio también actúa una operación de mantenimiento de paz de Naciones Unidas, MINUSMA, desde el año 2013.

La paz tampoco pudo garantizarse en la República Democrática del Congo. Si bien el principal grupo rebelde, el M23, fue desarticulado por las fuerzas armadas nacionales con el apoyo de la misión de Naciones Unidas (MONUSCO), siguen activas otras guerrillas en el este del territorio, tales como ADF y Mai Mai.

Además de los siete casos señalados, también hay que considerar las situaciones frágiles que atraviesan Zimbabwe, debido a la violencia política, Liberia y Costa de Marfil, donde aún se mantienen activas las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de Naciones Unidas UNMIL y UNOCI, respectivamente.

De este modo, el “afroptimismo” del siglo XXI, basado en el crecimiento económico de la región, en los avances democráticos y en los nuevos mecanismos de pacificación intrarregional parece encontrar un freno en una de las principales aristas que dieron lugar en los noventa al “afropesismismo”: los conflictos armados.

 

(*) Licenciada en relaciones internacionales de la Fundación para la Integración Federal

 

FUENTES CONSULTADAS:

Alvarez Acosta, María Elena, 2011, “Los conflictos en África Subsahariana en el siglo XXI: aproximación as sus componentes desestabilizadores”, presentación realizada en el XXII Simposio Electrónico del CEID, Buenos Aires.

Arbour, Louise, 2014, “Las Guerras de 2014”, en Esglobal, Madrid, enero.

García, Josefina, 2014, “Terrorismo en Nigeria: el caso de Boko Haram”, Anuario IRI 2014, La Plata.

Kabunda, Mbuyi y Bello, Iraxis, 2011, África: las luces y sombras de un continente prometedor, Biblioteca Africana – Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Madrid, marzo.

Tinnirello, María Florencia, 2014, “Somalia, entre la consolidación post-transicional y la desafiante presencia de al-Shabaab”, Anuario IRI 2014, La Plata.

Programa de Relaciones y Cooperación Sur-Sur, Universidad Nacional de Rosario: www.precsurweb.com.ar 

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