Europa, en su mejor versión, es una idea. El presidente de la Comisión Europea, el socialcristiano luxemburgués Jean-Claude Juncker, acaba de resumirla en su discurso sobre el Estado de la Unión, en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo, en una sola frase: "Se acerca el invierno. ¿Queremos que los casi 500.000 refugiados que han entrado por Grecia, Hungría e Italia duerman en estaciones, en camiones?". Bruselas insta a los Estados miembros a cobijar a 120.000 refugiados adicionales (que se suman a los 40.000 que propuso en mayo). Juncker reclamó a los países que no distingan a los asilados por la religión que profesan. "¿Establecemos distinciones entre judíos y musulmanes? Este continente ya ha cometido este error antes", advirtió el presidente de la Comisión Europea.
La atención a los refugiados es hoy prioritaria para el proyecto comunitario.
Frente a las quejas por las cuotas de países como España o el bloque del Este en primavera, que lograron rebajar las cifras de manera significativa, Juncker reclama "que esta vez no haya excusas ni discursos grandilocuentes, que nadie se esconda en las palabras". A España, que no aceptó en su día 4.000 refugiados y dejó esa cifra en 1.300, le corresponderán casi 15.000 asilados. Entre Alemania, Francia y España acaparan el 60% de los 120.000 adicionales, según los documentos que avanzó este diario el 6 de septiembre.
"Falta Europa y falta unión en la UE", ha explicado Juncker en un discurso marcado por la crisis de refugiados, que ha dejado en un segundo plano la crisis del euro. El jefe del brazo Ejecutivo de la UE ha presentado hoy un paquete que incluye un mecanismo de reubicación permanente para gestionar situaciones de crisis de forma más rápida. Un cambio en las legislaciones nacionales para permitir a los inmigrantes y refugiados que trabajen desde el primer día. Unas fronteras más seguras, con un refuerzo de Frontex (el sistema de protección de fronteras). Y un paquete de inmigración legal para principios de 2016, junto con "una ofensiva diplomática para Libia y Siria".
Juncker ha apelado a la historia: "Cientos de miles de personas procedentes de la ex Yugoslavia tuvieron los mismos problemas a finales del siglo XX. Checos y eslovacos huyeron de Praga tras la primavera de 1956. Los republicanos españoles en los años 30. El horror de los nazis. ¿Lo hemos olvidado? ¿Hemos olvidado todo eso?".
La atención a los refugiados es hoy prioritaria para el proyecto comunitario. Desde principios de año casi medio millón de personas han llegado a la UE, principalmente huyendo de la guerra en Siria, las tensiones en Irak y la feroz dictadura en Eritrea.
Son cifras modestas frente a los 60 millones de refugiados que generó la Segunda Guerra Mundial en Europa, ha subrayado Juncker. Y mientras que esos refugiados que hoy llaman a las puertas del bloque comunitario apenas representan el 0,11% de la población de la UE, en Líbano los sirios suponen ya el 25% de la población.
Más allá de ofrecer los datos que justifican la implicación europea, Juncker ha querido apelar a la conciencia de los dirigentes políticos para actuar. “Mientras siga habiendo crisis en Siria esto no va a acabar. Si fuera usted con su hijo en los brazos y viera cómo el mundo se hunde a su alrededor no habría muro que no saltase ni mar que no atravesase para huir de la barbarie del Estado Islámico”, ha dicho a los eurodiputados. Tanto esta como otras referencias a la obligación moral de ayudar han provocado numerosos aplausos en el hemiciclo.
En ese contexto, Juncker ha anunciado medidas concretas para aliviar la crisis de refugiados. Además del cupo total de 160.000 para distribuir entre Estados miembros, que Juncker espera que los ministros del Interior de la UE decidan ya el próximo lunes, el presidente de la Comisión ha anunciado un mecanismo de reubicación permanente. Se trata de que, cuando haya crisis de este tipo, el reparto entre países sea automático. “Nos hemos quedado cortos en los esfuerzos. Hungría, Italia y Grecia no pueden quedarse solos para lidiar con este enorme desafío”, ha razonado.
Como medida de integración de los demandantes de asilo, Juncker ha pedido cambiar las normas para “que los solicitantes puedan trabajar desde el primer día, mientras se procesan sus solicitudes de asilo”. Desde finales del año pasado, los países están obligados a ofrecer un empleo a los tres meses de estancia en el país de acogida, pero la norma funciona con dificultad.
Junto a esas medidas, el Ejecutivo comunitario ofrece elaborar una lista de países seguros –integrada por todos los candidatos a la adhesión a la UE- a la cual retornen con rapidez los demandantes de asilo porque se considera que no son territorios conflictivos. De esa manera se agiliza la vía para resolver las solicitudes de los que se consideran más necesitados: sirios, iraquíes y eritreos principalmente.
La propuesta más audaz ha consistido en defender, más allá de la crisis de refugiados, un marco para fomentar la inmigración legal a la UE. “Las migraciones deben legalizarse. Las vamos a necesitar en un futuro. Presentaremos un paquete de inmigración legal a principios del año próximo”, ha avanzado
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Noelia Montero
FUENTE: ElPaís