Desde unos costales convertidos en improvisado atril, a un tiro de piedra del frente, el presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí Masud Barzani ha proclamado a mediodía de este viernes la liberación de Sinyar. "Sinyar es muy importante porque se ha convertido en un símbolo de la injusticia contra el pueblo kurdo", ha proclamado Barzani tras agradecer los ataques aéreos de la coalición y pedir ayuda a la comunidad internacional para reconstruir el páramo.
"Junto a la bandera kurda, no se izará ninguna otra bandera. Ésta ha sido una operación dirigida por los 'peshmerga' [tropas kurdas]", ha recalcado Barzani en unas declaraciones que levantarán polvareda en Bagdad. El triunfo se ha festejado en el centro de la villa con disparos al aire.
El estratégico monte Sinyar, en el norte de Irak, era el hogar de los yazidíes -seguidores de una religión vinculada con el zoroastrismo- hasta las arremetidas del IS, que segó la vida de miles de civiles y convirtió en esclavos a otros tantos, en su mayoría, niños y mujeres. Muchas de las féminas fueron vendidas al mejor postor en los confines del autoproclamado califato. Desde entonces, han aflorado testimonios de brutales violaciones.
La reconquista de Sinyar puede reactivar la lucha por Mosul, aparcada después de que el pasado mayo el IS se hiciera con el control de Ramadi, la capital de la provincia occidental de Al Anbar.
La exitosa 'operación Liberar Sinyar' comenzó la noche del miércoles con los bombardeos de la alianza internacional. Poco después, se puso en marcha la ofensiva terrestre que integran unos 7.500 'peshmerga'. Entre ellos, participan cientos de yazidíes que en los últimos meses se han entrenado para el asalto. En las últimas 24 horas, los uniformados han logrado limpiar de yihadistas las aldeas cercanas a Sinyar y -tras resistir los coches bomba y las escaramuzas- han alcanzado el enclave arrebatándoles unos 150 kilómetros cuadrados.
"Los 'peshmerga' han accedido a Sinyar desde todas las direcciones para limpiar la zona de los últimos terroristas", ha informado el Consejo de Seguridad del Kurdistán iraquí en su cuenta de Twitter. "El silo, la fábrica de cemento, el hospital y numerosos edificios públicos están ahora asegurados por los valientes 'peshmerga'. Los combatientes del IS han sido derrotados y han huido ", ha agregado.
No obstante, aún es pronto para cantar victoria. Poco antes de las declaraciones de Barzani, durante una visita a Túnez, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se ha mostrado "absolutamente confiado" en que Sinyar sería recuperado en los próximos días. El jueves, las tropas kurdas ya se hicieron con la carretera 47, vital para los yihadistas pues conecta Mosul -la segunda ciudad de Irak bajo su yugo desde junio de 2014- y la cercana Tal Afar con Raqqa, la capital de su califato en territorio sirio.
El control de la vía dificultará el tráfico de combatientes, combustible y suministros del IS. El avance no ha resultado sencillo. Como suele ser habitual, el IS plantó de explosivos las carreteras y las viviendas para ralentizar los progresos de las tropas kurdas. Artificieros y unidades especiales de los 'peshmerga' han trabajado para limpiar la zona. Se calcula que en el monte Sinyar permanecían unos 700 yihadistas, entre ellos también extranjeros.
La reconquista de Sinyar puede reactivar la lucha por Mosul, aparcada después de que el pasado mayo el IS se hiciera con el control de Ramadi, la capital de la provincia occidental de Al Anbar. Nofel Hamadi Akup, el gobernador de la provincia de Nínive, reconoció el jueves que su éxito podría impulsar la liberación de Mosul, el cuartel general del IS en territorio iraquí.
El lanzamiento de la campaña coincide con los avances en otros frentes. El mayor progreso se ha registrado en la refinería de Biyi, la mayor instalación petrolífera del país, y sus alrededores. Las instalaciones, a unos 200 kilómetros al norte de Bagdad, cayeron en manos del IS en junio de 2014, apenas unos días después de que los yihadistas se hicieran con Mosul. Desde entonces la planta y la ciudad homónima han sido escenario de cruentas refriegas. Han cambiado de propiedad en múltiples ocasiones, a veces incluso un par de veces en el lapso de una semana. Tras 16 meses de tira y afloja, miles de uniformados iraquíes y miembros de las milicias chiíes lanzaron el 12 de octubre una ofensiva que en tiempo récord ha conseguido limpiar de yihadistas la refinería y la villa.
Este repliegue del IS -el más relevante desde que el ejército iraquí reconquistara en marzo Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein- ha estado acompañado por movimientos en otros dos trincheras. Fuerzas de seguridad iraquíes y tribus suníes contrarias al califato han continuado empujando en dirección a Ramadi, a tan solo 100 kilómetros al oeste de Bagdad. En las últimas semanas, los barbudos han perdido el control de algunas zonas al oeste, este y norte de la urbe. Unas embestidas que también protagonizan los 'peshmerga' en el norte del país. Desde mediados de septiembre se han incautado de decenas de villas en el sur de la estratégica ciudad de Kirkuk incrementando la presión sobre la cercana Hawiya.