El intercambio de impresiones entre Kang Kyung-wha, ministra de Exteriores de Corea del sur, y su homólogo norcoreano, Ri Yong-ho, duró apenas tres minutos. Tras un formal apretón de manos, según explicó este lunes un alto cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano a la agencia Yonhap, Kang instó a Ri a responder "lo antes posible" a la oferta de diálogo de Seúl. "Teniendo en cuenta la situación actual, en la que el Sur colabora con Estados Unidos para presionar al Norte, estas propuestas carecen de sinceridad", le espetó Ri.
Seúl había propuesto a mediados de julio un encuentro de altos cargos militares en la aldea de Panmunjom, situada en la zona desmilitarizada -la frontera entre ambos países-, para rebajar la tensión y encauzar una reunión de familiares separados por la guerra de Corea. Los contactos militares directos entre ambos países son escasos: el último conocido ocurrió en octubre de 2014, también en este enclave considerado neutral. Pyongyang no había dado hasta ahora una respuesta a la última oferta de diálogo de Corea del Sur, cuyo nuevo presidente, Moon Jae-in, se ha mostrado más dispuesto a negociar con el Norte en comparación con sus predecesores.
El encuentro entre ambos no fue planeado y se produjo mientras Kang y Ri permanecían, el domingo, en una zona de espera antes de la cena de gala de la reunión de titulares de Exteriores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que se celebra este lunes en Manila. Este encuentro anual es uno de los pocos foros multilaterales en que el jefe de la diplomacia norcoreana está invitado y de los únicos en el que coincide con todas las partes implicadas en el conflicto: China, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia.
El programa nuclear y de misiles de Corea del Norte es el gran tema en la agenda de este año tras las recientes pruebas de cohetes balísticos de alcance intercontinental. Se espera que Ri defienda la posición de su país ante la condena prácticamente unánime de la comunidad internacional, aunque se descarta que se reúna formalmente con Kang o con el secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson. Sí lo hizo el domingo con Wang Yi, su homólogo chino, que le instó a cesar sus ensayos atómicos y lanzamientos de misiles.
En paralelo, el presidente estadounidense, Donald Trump, mantuvo este lunes una llamada telefónica de casi una hora de duración con el jefe de Estado surcoreano, Moon Jae-in. Ambos coincidieron, según Seúl, en la importancia de esta nueva tanda de sanciones y en aplicar "la máxima presión posible" sobre Corea del Norte para que abandone sus ambiciones nucleares. "Acabo de completar una llamada con el presidente Moon de Corea del Sur. Muy contento e impresionado con el voto 15-0 de Naciones Unidas sobre las sanciones a Corea del Norte", afirmó Trump en su cuenta personal de Twitter. El presidente surcoreano, por su parte, se mostró esperanzado de que la nueva resolución "sea una oportunidad para inducir un cambio en el comportamiento de Corea del Norte", informa Yonhap. Moon instó a Trump a descartar cualquier opción militar en el país vecino porque el Sur "no se puede permitir otra guerra".
El cumplimiento a rajatabla de las sanciones aprobadas por la ONU reducirá en unos 1.000 millones de dólares los ingresos de Pyongyang derivados de su comercio con el exterior porque impiden a la comunidad internacional comprar carbón, hierro, plomo o marisco al país. China, que aglutina la inmensa mayoría de los intercambios comerciales de Corea del Norte con el exterior, también aprobó la resolución pero advirtió que castigar económicamente a su vecino no es la mejor vía para abrir el diálogo.
En esta línea se expresaron los principales medios de comunicación chinos. En un editorial, el periódico Global Times pidió a Estados Unidos que "termine con su arrogancia moral con Corea del Norte" y asuma su parte de responsabilidad en el conflicto. "Es difícil hacerles ver a los estadounidenses que sin atender las preocupaciones de seguridad de Pyongyang, imponer sanciones al régimen nunca solucionará el asunto nuclear (...) Estados Unidos debería aspirar a la paz y la coexistencia en lugar del dominio geopolítico".
FUENTE: El País
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri