La situación “implicaría que no habrá debate parlamentario en un momento complejo y decisivo de la vida política británica, como es la previa de lo que se perfila ya como un Brexit sin acuerdo”, comenzó diciendo Ordóñez, y luego agregó que “esta medida de Boris Johnson estaba siendo contemplada tanto por el propio gobierno como por la oposición. Desde el primer momento como primer ministro el 24 de julio, Boris Johnson siempre tuvo en mente esta opción. Sin embargo, tenía también la idea de flexibilizar la posición de su contraparte europea en términos al acuerdo de salida, que ya sufrió tres negativas parlamentarias durante el gobierno de Theresa May”.
Por otro lado, Ordóñez explicó que “la posición oficial de la Unión Europea es que el acuerdo no se toca. Johnson lo que está planteando es que no sólo no habrá acuerdo, sino que la negociación para un posible acuerdo de salida no debería tener el tema de la salvaguardia irlandesa, la idea de mantener una apertura en la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, o sea, parte de la Unión Europea y parte del Reino Unido, sería el único punto de contacto y allí no habría ninguna frontera dura que alzara las viejas fronteras que existieron durante la época de la guerra civil en Irlanda del Norte. Esto ha generado ya bastantes problemas en este territorio y es una cuestión de alta preocupación, tanto para Gran Bretaña como para la Unión Europea”.
¿Qué implica la decisión de Johnson?
Según el analista internacional del CEPI, implicaría “dos semanas en las cuales el parlamento no debate. Se reabriría el 14 de octubre, a dos semanas de lo que sería un Brexit sin acuerdo, sin apenas tiempo para debatir y esto ha generado gran conmoción en la política británica y, sobre todo, en sectores de la oposición que hablan ya de ‘crisis constitucional’ porque lo ven como una manera de silenciar al parlamento en medio de debates y maniobras para evitar un Brexit sin acuerdo. Algunos hablan de que diputados conservadores -el partido de Boris Johnson- ya estarían entrando a negociar con la oposición para retardar lo más posible esta medida y tratar de ganar cuerpo para un voto de confianza que pondría en juego el gobierno de Boris Johnson apenas nacido”.
La figura de Johnson
De acuerdo a Emilio Ordóñez, el actual primer ministro “es parte de una nueva generación de políticos británicos. Se ha mantenido en las más altas esferas durante bastante tiempo, tanto como alcalde de Londres y como ministro de relaciones exteriores durante parte del período de Theresa May”. El analista interpretó que “está tratando de demostrar iniciativa ante lo que es objetivamente considerado como una carencia de legitimidad: recordemos que Boris Johnson no fue elegido en elecciones generales, sino que fue elegido por el voto interno del Partido Conservador tras la renuncia de Theresa May”.
El Grupo de los 7
Según el internacionalista, “la cumbre del G-7, recientemente celebrada en Biarritz, si bien estuvo centrada en la catástrofe ambiental del Amazonas, también se dio su tiempo para hablar del Brexit duro con otro referente de los nacionalismos emergentes y de los cuestionamientos al orden internacional liberal como es el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Este último apoyó no sólo el proceso del Brexit, sino que apoyó a Johnson en el G-7 con la idea de un Brexit sin acuerdo, para empezar a negociar inmediatamente un acuerdo comercial entre Estados Unidos y Gran Bretaña, que en los hechos, según el presidente francés Emmanuel Macron, pondría a Gran Bretaña, dadas las asimetrías económicas, casi a un nivel de vasallaje económico internacional.
"La polémica está servida entre sectores que quieren el Brexit y los que no lo quieren, que atraviesan los partidos políticos británicos y que atraviesan también las fronteras, poniendo de un lado y del otro a diferentes líderes mundiales”, concluyó Ordóñez.