Lunes, 08 Noviembre 2010 15:50

Primera Semana

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cristina_fernandezA una semana del fallecimiento de Néstor Kirchner, el escenario político dio sus primeras señales de movimiento, tanto del lado del oficialismo como en el de la oposición.

 

A una semana del fallecimiento de Néstor Kirchner, el escenario político dio sus primeras señales de movimiento, tanto del lado del oficialismo como en el de la oposición.

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cristina_fernandezSe fue la primera semana desde la desaparición física de Néstor Kirchner, y el tablero político no ha dejado de emitir señales en distintos sentidos.

Desde el lado del oficialismo, el lunes mismo pudimos ver y escuchar el retorno de la presidenta a sus funciones. Más allá de los análisis del discurso (si usó o no ayuda memoria, por qué su alocución fue grabada, etc.), pudimos observar a una mujer compungida que estableció una notable diferencia entre dificultades y dolores, pero no apareció quebrada. Conoció cuáles eran sus límites en la oratoria, pero se la notó perfectamente dispuesta a dar señales de autoridad, las cuales, de una u otra manera fueron reflejándose durante los siguientes cinco días. De un acto en Córdoba el día martes, llegamos a la confirmación del viernes donde anunció la baja del desempleo al 7,6%. Primer operación desarmada: aquella que decía que tendríamos que acostumbrarnos a ver una presidenta débil, símil de "Isabelita", ya no existe. Los hechos lo confirman.

Por otro lado, la oposición también ha jugado sus fichas. Por acción o por omisión. Algunos se hicieron visibles, otros se llamaron a silencio y con ello también dijeron algo, poco, pero dijeron algo.

Del lado de los que efectivamente aparecieron, el peronismo federal apuró un documento que lo muestra en el perfil de siempre, claramente anti K, y dando la sensación de que sin registrar ni tener en cuenta algunos cambios que, nos parecen, no son menores. La novedad es que no estuvieron todos los que eran, y eso, para cierta forma de entender el peronismo, es un dato determinante. Uno de los que no estuvieron, pero sí habló, fue Felipe Solá. El ex gobernador bonaerense sigue registrando otra lectura de lo sucedido desde el miércoles 27 de octubre, distinta de sus pares más cercanos, y por momentos pareciera que estuviera mandando centros para el retorno o el acercamiento al redil K.

Otro de los que no estuvieron pero que no habló fue Lole. Jugando a su silencio casi constante, da la sensación que una vez más está midiendo los tiempos con particular esmero. Es evidente que cada escenario cambiante es un problema para el santafecino y le cuesta registrar "de movida" el sentido de la dinámica política. Analizando sus movimientos, uno entiende por qué nunca salió campeón del mundo...

Durante los primeros días, quien tampoco habló fue la chaqueña de origen, y porteña por opción Elisa Carrió. Recluida en un retiro espiritual primero, mandando a silenciar a sus dirigentes más cercanos después y finalmente, ausentándose del homenaje al ex presidente Néstor Kirchner en el Congreso de la Nación, tuvo un detalle de inteligencia no menor al "guardarse". Conociendo su personalidad, poco creíble hubiera sido escucharla hablar sobre algunas bondades políticas del fallecido, cuando un tiempo atrás había deseado su muerte. Haber dicho algo, cualquier cosa que se nos ocurra, hubiera sido más un retroceso que un avance. Como muestra ahí está Julio Cobos.

Y por último, quienes parecen no registrar los cambios del escenario son algunos escribas de las corporaciones. Nelson Castro haciendo una editorial televisiva aniquiladora porque la presidenta calificó a algunos economistas de "loros" que repiten sin pensar, Mariano Grondona comparando a los jóvenes movilizados por la muerte del líder con las juventudes hitlerianas de la Alemania nazi y Rosendo Fraga insistiendo con la teoría de que Cristina puede tomar (ahora sí) el poder; son partes de formas de análisis que, nos parecen, suenan a viejos. Se han quedado en el pasado muy reciente de unos 10 días y eso, si se insiste en el tiempo, puede llevar al error. Desde Nicolás Maquiavelo para acá, el análisis de la actividad política nunca puede sustraerse a la totalidad de nuestros deseos, sino a lo que efectivamente acontece en el ágora más allá de los gustos o pertenencias. Seamos comentaristas o protagonistas de "esto que pasa", no perder la sintonía fina con los acontecimientos y hechos generales es una condición básica para tener un diagnóstico correcto del devenir diario.

Lo sucedido el 27 de octubre nos obliga a entender que las cosas han mutado. Para quienes abrevan en las fuentes del oficialismo, la ausencia del líder obligará a repensar en dos perspectivas diferenciadas: la primera es que habrá que reconstruir ciertas formas de relacionamiento del poder, función que metódicamente cumplía Néstor Kirchner, y la segunda y más importante, reconfigurar las ideas para profundizar aún más las transformaciones que se han llevado adelante con notable éxito en los últimos siete años.

Por otro lado, para quienes han decidido jugar en las antípodas del modelo K, la visibilización de un sentimiento popular del que no tenían registro, la confirmación de la emergencia de la juventud como un recuperado grupo de participación en la escena política (de allí la satanización de Grondona) y el surgimiento de la figura de Cristina Fernández como figura excluyente y definitoria de la política argentina; hace pensar que deberán rearmar sus tácticas y estrategias de cara al corto y mediano plazo.

Una vez más el juego se muestra abierto, pero es indudable que el fin del ciclo vital de Néstor Kirchner ha cambiado las cosas de lugar. Aunque algunos no lo quieran notar, con el último suspiro, el santacruceño, en su jugada final, se quedó con toda la iniciativa política. Una vez más, como el primer día, como siempre, y van...

 

(*) Licenciado en Ciencia Política. Analista Político de la Fundación para la Integración Federal

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