Lula ha hecho del fortalecimiento de los vínculos de Brasil con Africa, una parte destacada de su política exterior. En su reciente viaje a Mozambique, el mandatario reafirmó el rumbo de la profundización de la cooperación con ese continente, el cual sería otro punto de continuidad sostenido por su sucesora, Dilma Rousseff.
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En el contexto de un marcado universalismo geográfico, la política exterior del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva profundizó los vínculos con el continente africano, donde encuentra afinidades históricas y culturales con las ex-colonias portuguesas pero también nuevos socios para el liderazgo emergente (como es el caso de Sudáfrica) y mercados receptores a las exportaciones e inversiones brasileñas.
En su reciente viaje a la capital mozambiqueña, Maputo, realizado entre el 9 y el 10 de noviembre, el presidente brasileño reafirmó los vínculos de cooperación entre Brasil y África tanto en los gestos, con la presencia de la presidenta electa, Dilma Rousseff, y en dichos tales como que "Dilma tiene los mismo compromisos que yo para con África", reafirmando la continuidad de la política hacia Africa llevada adelante por Brasil.
La tercera visita de dos días de Lula a Mozambique, el segundo receptor de cooperación brasileña del mundo luego de Haití, tuvo como objetivo demostrar las acciones de cooperación de Brasil hacia la región. Además de asistir a una cena con su par mozambiqueño Armando Emílio Guebuza, con quien firmó varios acuerdos en materia de salud, y a un encuentro binacional de empresarios, encabezó las inauguraciones de los cursos a distancia de la Universidad Pedagógica de Mozambique –que se convirtió en la primer institución extranjera que forma parte de la Universidad Abierta de Brasil– y de una fábrica gubernamental de medicamentos contra el VIH que es fruto de la cooperación bilateral que estará funcionando a pleno en 2012.
La importancia de la fábrica ubicada en Matola, calificada por Lula como "revolucionaria", es que será la primera de este tipo en el país, que tiene a 12,5% de su población afectada de HIV, y el primer laboratorio público de la región. El costo de la iniciativa es de 31 millones de Reales, de los cuales Brasil aportó 21 para la compra de equipos, capacitación y materiales de construcción. El emprendimiento cuenta con recursos humanos y tecnológicos de la Fundação Oswaldo Cruz (Fiocruz) y, de acuerdo a los recientes anuncios de Lula, también contará con el apoyo financiero de la empresa minera Vale Doce por un valor de US$ 4,5 millones.
La docena de viajes de Lula a África y la apertura de 15 embajadas durante su gobierno se realizaron en un contexto en el cual las exportaciones brasileñas aumentaron de US$ 5000 millones de dólares a 29.000 millones entre los años 2003 y 2009 , habiéndose duplicado las inversiones en el mismo período.
La política exterior brasileña considera que la dinámica económica internacional tendrá como centro en los años venideros a los BRICs, a Sudamérica y a África y que esto conllevará a cambios favorables para los países emergentes, entre los cuales Brasil tiene una presencia creciente y procura cambios en las instancias de gobernanza mundial, siendo las relaciones Sur-Sur parte de la estrategia para lograrlo. En palabras de Lula al llegar a Maputo "Todos tenemos claro que la ONU no puede continuar siendo representada como si todavía no hubiésemos salido de la Segunda Guerra Mundial. Creo que es impensable que haya una reforma de la ONU y que no estén los continentes representados".
Uno de los pilares de la agenda desarrollista del gobierno del PT ha sido la política exterior, bajo la idea de que una efectiva acción internacional le brinda al país mayores oportunidades de cooperación y alianzas para alcanzar objetivos propios y nuevos mercados para expandir el crecimiento brasileño. Todo indica que con el arribo de Rousseff a Planalto no habrá cambios de rumbo. Sin embargo, dadas las diferencias de personalidad con Lula y las pocas referencias realizadas durante la campaña sobre temas internacionales, es muy factible que la diplomacia presidencialista pierda vigor. En ese caso, habrá que esperar para ver si emerge una figura activa que propague la proyección brasileña o si Itamaraty regresa al timón.
(*) Licenciada en Relaciones Internacionales. Coordinadora del Centro de Estudios Políticos e Internacionales de la FUNIF
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