Jueves, 03 Junio 2010 00:00

La Cautela de Cobos: ¿Responsabilidad o Conservadurismo?

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Las indecisiones de Julio Cobos ponen en cuestión su capacidad para afrontar el liderazgo de cualquier tipo de proceso político. Su preocupación frente a las posibles consecuencias negativas de sus decisiones ante la opinión pública son una clara muestra de su falta de estatura cuando se viven momentos de cambio profundo.


 

No se puede quedar bien con todos. Las decisiones en la política trazan divisiones: algunos estarán a favor, otros en contra. Los niveles de acuerdo o desacuerdo podrán ser más o menos importantes, pero siempre existirá la disidencia. ¿Cómo hacerla desaparecer en tiempos de democracias tan complejas? Imposible. Sólo por la fuerza, eliminando las diferencias, puede alcanzarse el cien por ciento de acuerdo sobre un determinado tema. En ese caso, el supuesto consenso pleno habría reemplazado a la democracia por autoritarismo.

Los temas sensibles siempre dividen a las sociedades. Recurramos a un ejemplo reciente. A pesar de los millones de compatriotas que festejaron el Bicentenario en las calles de todo el país seguramente debe haber argentinos que hayan quedado insatisfechos o en desacuerdo con los festejos. Una amplia mayoría en la opinión pública sobre un tema no implica un consenso unánime.

La política no es el reino de los plenos consensos sino el lugar de disputa entre intereses y necesidades diversas. Es esa puja de poder entre diferentes lo que hace casi imposible que el cien por cien de los ciudadanos estén conformes con una decisión o posición política adoptada, por más beneficiosa que pueda resultar. Estas verdades de Perogrullo deben ser comprendidas por cualquier persona que quiera desenvolverse en la política.

Cuando Julio Cobos expresó su voto “no positivo” respecto a las retenciones móviles no dudó. Uso su atribución como presidente de un cuerpo colegiado para desempatar. Y, si bien pareció dubitativo e internamente afectado, a la hora de decidir lo hizo por el “No”. Fue un solo voto el que zanjó las diferencias que existían respecto a un tema que dividía a la sociedad.

Hoy vemos que Cobos pide “cautela” frente a un tema que “lamentablemente divide a la sociedad”, en referencia a las modificaciones del código civil permitiendo el matrimonio de personas del mismo sexo. No es la primera vez que el vicepresidente de la Nación evita pronunciarse desde el vamos sobre un tema. El análisis de sus comportamientos políticos nos lleva a concluir en que Cobos se inclina por los “ni” si los temas en cuestión no reflejan en las encuestas preferencias sociales predominantes. O sea: cuando las encuestas no son determinantes a favor o en contra de un tema, Cobos evita jugarse y empieza a recorrer un derrotero de lugares comunes donde las ideas de “consenso”, “diálogo” y “cautela” están siempre presentes.

La cautela y la prudencia suelen ser las palabras políticamente correctas para conservar el status quo. Pedían cautela los que se oponían al voto femenino. También la solicitaban los que no querían avanzar con el divorcio vincular. Más cerca en el tiempo, pedían prudencia y cautela los que se resistían a la nueva Ley de Servicios Audiovisuales y a la estatización del sistema previsional. La palabra “cautela” esconde un mensaje: “guarda con cambiar que puede traer consecuencias”. Lamentablemente, la historia de los derechos sociales y políticos en la Argentina estuvo siempre acompañada de sectores que, en nombre de la cautela y la prudencia, se resistieron a los cambios.

Es obvio que toda modificación de un determinado status quo legal trae consecuencias, muchas veces imprevisibles. Pero los avances en materia de derechos no pueden frenarse porque no se tenga un control perfecto de las consecuencias posibles. ¿Podía Sáenz Peña tener una clara conciencia de lo que significaría para el poder dominante en la Argentina la consagración del voto universal, secreto y obligatorio? ¿Sabía Yrigoyen lo que implicaría la reforma universitaria de 1918? ¿Acaso Perón tenía idea acabada de lo que significaría en el futuro la creación de una legislación laboral de las características de la que montó? ¿No le pasó lo mismo a Alfonsín con el Juicio a las Juntas Militares?

Los líderes políticos en serio, desde una clara idea de transformación de la realidad, analizan lo que falta y proyectan el camino a recorrer, aunque el itinerario pensado tenga consecuencias no previstas. Es ese instinto de transformación, ese olfato por encarar un camino arriesgado, lo que convierte a un político cualquiera en un líder reconocido. Se trata de jugarse, ni más ni menos, aunque las consecuencias sean imposibles de prever en detalles. Liderar implica tomar una posición, marcar un camino, aunque las aguas fluctuantes de los apoyos en la opinión pública estén divididas y confusas. Es más: ante las divisiones sociales respecto a un tema, el claro pronunciamiento de los líderes políticos puede ayudar a que las posiciones queden más claramente expresadas y argumentadas, permitiendo que adquieran volúmenes de apoyo más explícitos.

El “ni” de Cobos demuestra una vez más que está lejos de ser un líder político. Podrá ser un candidato, pero nunca un dirigente. ¿Por qué lo asustan las posibles consecuencias del matrimonio homosexual? ¿A qué le tiene miedo? ¿Qué puede pasar que ya no esté pasando que merezca tanta prudencia y cautela? ¿Por qué le preocupa que la sociedad esté dividida respecto a este tema? ¿Por qué dice que “lamentablemente” no todos piensan lo mismo?

Bienvenido sea el riesgo si de derechos se trata. Bienvenidas las divisiones si se debate sobre profundas discriminaciones existentes. Bienvenidos sean los líderes que ayuden a orientar el rumbo de la Argentina en vez de intentar surfear sobre las olas de la opinión pública. Bienvenidos sean los dirigentes que –a diferencia de Cobos– se juegan por una idea, se animan a caminar por terreno desconocido y se comprometen con causas nobles, aunque no tengan el nivel de aceptación social más óptimo en las encuestas que analizan cada fin de semana.

 

(*) Lic. en Ciencia Política - Director Ejecutivo de la Fundación para la Integración Federal, Rosario

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