Viernes, 20 Mayo 2011 14:15

Precandidaturas Presidenciales: Tiempo de Definiciones

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candidatosLos tiempos para la definición de las fórmulas y candidaturas presidenciales se van acortando. En el camino se tejen y desarman alianzas y se levantan y caen nombres. Repasemos un poco el mapa político a poco más de dos meses de las internas nacionales

 

Los tiempos para la definición de las fórmulas y candidaturas presidenciales se van acortando. En el camino se tejen y desarman alianzas y se levantan y caen nombres. Repasemos un poco el mapa político a poco más de dos meses de las internas nacionales

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candidatosEl panorama preelectoral para las presidenciales de octubre no deja de sorprender al observador de la política nacional. A ritmo vertiginoso pero implacable, comienzan a articularse las precandidaturas que posicionarán a los competidores para la elección mayor del país. Por el momento, no están precisadas las listas definitorias de los candidatos pero, de a poco, comienzan a perfilarse las posiciones en el tablero político. Mientras los plazos marcan su curso, la arena preelectoral es un escenario que no sólo anticipa lo que va a ocurrir en octubre sino que también deja entrever cuáles son las perspectivas de éxito y los márgenes de maniobra que tienen los posibles candidatos.

A no mucho de haber comenzado la vorágine de precandidaturas ya hay numerosas figuras del ámbito político que quedaron rezagados en el camino, sin siquiera haber empezado a transitarlo. El penoso espectáculo cobra sentido si tenemos presente el incierto derrotero bosquejado por los miembros diseminados de la oposición. Para ilustrar lo anterior basta con hacer un somero racconto.

Muy en el fondo de la contienda quedaron Julio Cesar Cobos, Ernesto Ricardo Sanz, Mario Das Neves, Felipe Solá. El vicepresidente, tras haber alcanzado cierta notoriedad mediática con el desempate de "la 125" no supo capitalizar su súbito y circunstancial éxito en un armado político serio. Tras ser la estrella mimada de los grandes medios concentrados y pasado su momento de gloria personal hoy se apaga lentamente en el firmamento político.

Otro opositor de extracción radical que amagó pero que no le dio fue Sanz. A pocas semanas de lanzar su precandidatura presidencial por el radicalismo con un acto en el Luna Park –evento con escasa repercusión popular pero de considerable acompañamiento mediático– Sanz tuvo que deponerla por no haber alcanzado los márgenes mínimos de posibles electores (incapaz incluso de conseguir fiscales) para disputarle la interna al hijo de Alfonsín.

La sangría no solo la sufrieron las huestes radicales, también el peronismo federal vio reducida su capacidad de maniobra tras implosionar su supuesta unidad. Un momento inicial de esta fragmentación quizá podamos rastrear con el hábil abandono de Carlos Alberto Reutemann de aquel armado político posterior a la muerte de Néstor Kirchner en octubre del año pasado. Desde aquel tiempo a esta parte, uno a uno los integrantes de aquel frente fueron mermando sus posibilidades de posicionarse como precandidatos. Mario Das Neves se encuentra en franca retirada tras las controvertidas elecciones en Chubut. Otro que podría seguir sus pasos es el incierto Felipe Solá ya que no cuenta con un armado electoral estable.

En el otro rincón del tablero quedaron Mauricio Macri y Fernando Solanas. Tras una verborragia inicial y una autoconfianza exagerada ambos precandidatos, temerosos de enfrentar en los comicios al oficialismo, terminaron por capitular de la elección nacional afincando sus naves partidarias en el terruño que los vio nacer: la Capital Federal.

Solanas decidió apostar por una contienda con márgenes de éxito relativo postulando su candidatura a Jefe de Gobierno por Proyecto Sur. Desde allí buscará amplificar su triunfo del 2009. El abandono de sus aspiraciones presidenciales lo realizó en un estratégico silencio, quizá haya sido la opción mas oportuna para evitar reconocer la fuerza de la que cuenta el oficialismo a nivel nacional o para evadirse tímidamente de la desagradable descalificación que profirió al cuestionar la calidad del voto del electorado del norte del país (como si la ciudadanía porteña diera prueba de sobradas luces a la hora de votar).

En compensación con esa discreta huida del escenario nacional, Macri festejó con parafernalia circense su postulación a la reelección a la jefatura de gobierno o, lo que en términos generales sería lo mismo, su no candidatura presidencial. En aquel acto celebrado en un club de barrio de Villa Pueyrredón, donde no había espacio para la espontaneidad, Macri reconoció, con esa economía de palabras que lo caracteriza, que: "el mejor lugar para hacer el aporte es desde la Ciudad".

Los que todavía conservan ambiciones presidenciales son dos de los referentes de lo que fuera el peronismo disidente: Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá. Pareciera un recuerdo distante los momentos en que estos dos caudillos se paseaban por los canales y las provincias con esa puesta en escena que eran las internas por el peronismo que decían federal.

El ex presidente fue el primero en darse cuenta que con ella no movilizaban a nadie por lo que abandonó el barco, dejando a un Alberto despechado que, para colmo de males, sostiene aun su candidatura. Mientras tanto, Duhalde, inquieto, arma y desarma partidos y candidatos. Por lo pronto se lo vio en un acto en el Luna Park perfilando sus ansias presidenciales por Unión Popular, un espacio político que se constituye como un verdadero residuo de la peor cara que supo tener el peronismo; como prueba basta divisar entre sus filas a Hilda González, Luis Barrionuevo y esposa, Gerónimo Venegas, Ramón Puerta, entre otros.

La que camina sola en su cruzada es Elisa Carrió. De forma cuasi mesiánica, sostiene su candidatura presidencial por la Coalición Cívica, prácticamente sin ovejas en su rebaño ya que la intención de votos que le muestran las encuestas son prácticamente nulas. Sin embargo, Carrió persiste con su estrategia de mantenerse en una intransigencia absoluta lanzando de vez en cuando algún aforismo redentor.

El que permanece en un indeterminismo mentado es Hermes Binner. El actual gobernador de Santa Fe esta más preocupado por la interna radicalsocialista que por el panorama electoral nacional. Lo que no es poca cosa ya que su delfín, Antonio Bonfatti, la tiene muy difícil en la interna del Frente Progresista contra el que fuera el precandidato natural del socialismo: Rubén Giustiniani. El mismo Binner condicionó su participación en los comicios nacionales si su candidato llega a salir airoso de aquella interna.

Por fuera de sus pretensiones, las posibilidades de maniobra que tiene el actual gobernador en el escenario nacional son, por lo menos, reducidas: con el que aspiraba a compartir el armado presidencial, que era Solanas, ya no figura en la escena nacional tras bajarse este a la Ciudad de Buenos Aires. Por otro lado, la pata radical de su frente no vería con buenos ojos que uno de los miembros de su armado político se postule contra su único candidato estable, que es Ricardo Alfonsín, a no ser que aquél se conforme con acompañar a este último en el rol de vicepresidente. Por lo pronto, la proyección nacional de Binner, resulta dificultosa ya que tiene mucho por arriesgar en la provincia. El desenlace de este entramado posiblemente lo tendremos después del 22 de este mes.

Eludiendo este frenético derrotero, solo hay dos precandidaturas que gozan de estabilidad a la hora de perfilarse de cara a octubre. Curiosamente la vorágine electoral conduce progresivamente a los dos únicos partidos de alcance nacional. Aunque no en igualdad de posiciones, todo tiende hacia el Frente para la Victoria en primer lugar y, muy a la distancia, la Unión Cívica Radical en segundo lugar. El radicalismo con su candidato Ricardo Alfonsín a la cabeza, está haciendo lo imposible por limar asperezas y confeccionar armados de listas y adhesiones que le permitan ir acaparando algo de terreno.

En este sentido, por fuera de toda afinidad ideológica y visión de conjunto, todo suma y nada puede descartarse de antemano. En la vereda de enfrente, si bien no se ha pronunciado de manera definitoria, debido a sus elevados índices de popularidad todo indica que la candidata a la presidencia va a ser la actual mandataria, Cristina Fernández de Kirchner, quien iría por su reelección. En el ámbito del oficialismo, las cosas parecen estar dándose de manera más calculada, es la coyuntura oportuna para ir redefiniendo el espacio interno y de articular un equipo coherente que le haga justicia a la gestión y al modelo de país en curso.

Como podemos apreciar este es la etapa de las definiciones preelectorales que están prontas a culminar. El tablero político de cara a la votación mayor ha de delimitarse de forma precisa probablemente para el próximo mes de junio.

 

(*) Analista Político de la Fundación para la Integración Federal

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