Miércoles, 28 Mayo 2014 16:49

Reafirmando el Compromiso con la Inclusión Social

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La Asignación Universal por Hijo nace en 2009 como un mecanismo de transferencia de ingresos hacia los sectores más vulnerables de la economía. Año tras año, el Gobierno Nacional fue ratificando el rumbo de la política económica a través de la actualización de las asignaciones con el fin último de contribuir a la distribución del ingreso con inclusión social.

A partir de noviembre de 2009 se implementó la Asignación Universal por Hijo (AUH), cuyo objetivo es el reconocimiento de los derechos de hijos e hijas de los trabajadores informales y desocupados, considerada como una herramienta para reducir inequidades y mejorar las condiciones de vida de la población.

La AUH viene a equiparar los beneficios que ya tienen los trabajadores formales que se benefician de asignaciones familiares o pueden deducir de ganancias el mismo concepto. De esta forma, todos los grupos familiares reciben una asignación por hijo o una deducción de ganancias equivalente.

La cobertura es diferente a la de un subsidio por desempleo porque protege también a quienes, teniendo trabajo, sólo llegan a un bajo nivel de ingresos.

DESCRIPCIÓN Y EVOLUCIÓN

La AUH consiste en una asignación monetaria mensual, de carácter no retributivo, que se abona por cada hijo menor de 18 años (o sin límite de edad para el caso de hijos discapacitados), hasta un máximo de 5 hijos.

El monto de la prestación fijada en 2009 fue de $180 mensuales, importe que fue actualizándose e incrementándose año a año con el fin de mantener el poder adquisitivo de la prestación. El miércoles 14 de Mayo se anunció un nuevo incremento de la AUH de un 40% respecto del año 2013 (respecto a 2009 el incremento asciende a 258%). Así, a partir de junio, un beneficiario de la AUH cobrará $644 mensuales (hoy cobra $460) y un beneficiario de la AUH por hijo discapacitado pasará de cobrar $1500 a $2100 en junio. 

Se consideran destinatarios a aquellos grupos familiares que no reciben ningún tipo de prestación, se encuentran desocupados, monotributistas sociales, se desempeñan en el mercado informal o en servicio doméstico y perciben remuneración inferior al salario mínimo, vital y móvil. La cobertura es diferente a la de un subsidio por desempleo porque protege también a quienes, teniendo trabajo, sólo llegan a un bajo nivel de ingresos. Perciben la AUH los hijos de los trabajadores no registrados, los cuales son casi 4 millones trabajadores que por estar en esta condición están fuera de la seguridad social.

Desde la implementación del plan hasta la actualidad la cantidad de beneficiarios no ha variado significativamente, durante el periodo 2009-2014 la cobertura promedio fue de 3,4 millones y en términos de titulares 1,8 millones. La baja oscilación en la cantidad de beneficiarios desmiente la principal crítica que se hace al programa: “las familias más humildes tendrán más hijos para cobrar la asignación”. El promedio de beneficiarios por núcleo familiar es de dos hijos.

Otra característica a destacar es que para cobrar del 100% de la asignación es necesario cumplir ciertos requisitos: mensualmente se cobra el 80% de la asignación y el restante 20% se cobra de forma acumulada una vez presentados los certificados de salud y asistencia. De esta forma, la AUH no es sólo una ayuda monetaria sino que induce a los beneficiarios a realizarse revisaciones médicas periódicas y a escolarizarse.

Junto con el último anuncio sobre el incremento de la AUH se anunció también un incremento en las asignaciones familiares que van del 40% para los rangos de menores ingresos (entre $5.300 y $5.800 pasará $460 a $644 por hijo) hasta un incremento del 20% del rango de mayores ingresos. El impacto social en términos de alcance de las asignaciones por hijo (Universal, familiar y por embarazo) es nada más ni nada menos que 8 millones de niños y adolescentes beneficiados por esta medida, representando el 60% del universo de personas en dicha franja etaria.

¿CUÁNTO INVIERTE EL ESTADO EN ESTE CONCEPTO?

En los últimos 12 meses la inversión realizada en AUH y asignaciones familiares fue de aproximadamente $40.000 millones, con los aumentos anunciados se espera que la inversión se incremente en $15.000 millones, ascendiendo a $55.000 millones. Esta inversión representa el 2% del PBI o el 7% del Presupuesto de la Administración Nacional, es decir, que de cada 100 pesos que gasta la Nación $7 van dirigidos a los hijos de los sectores más desprotegidos.

¿CÓMO IMPACTA EN LA ECONOMÍA?

Teniendo en cuenta que los beneficiarios, por ser los sectores de menores recursos, destinan la mayor parte de sus ingresos al consumo (tienen escaso margen de ahorro), la AUH es un importante elemento dinamizador de la economía. Cada beneficiario de las asignaciones volcará su ingreso en la compra de bienes en almacenes de los barrios, quienes a su vez compran a las distribuidoras y estas a las fábricas, generando un círculo virtuoso de más compras, más producción y más empleo para el conjunto de la economía. Tal como lo expresara el Ministro de Economía: “primero hay que distribuir para poder crecer”.

Teniendo en cuenta que los beneficiarios, por ser los sectores de menores recursos, destinan la mayor parte de sus ingresos al consumo, la AUH es un importante elemento dinamizador de la economía.

Un aspecto a tener en cuenta es que el incremento en los ingresos de los más vulnerables no debería ser apropiado por sectores concentrados vía remarcación de precios. Hoy en día, la industria trabaja al 65% de su capacidad instalada, es decir que, ante un aumento de la demanda, se está en condiciones de responder con un aumento de la producción y no con un aumento de precios que repercuta en el poder adquisitivo de la población.

EXPERIENCIAS EN AMÉRICA LATINA

Políticas similares de transferencia de ingresos han sido implementadas por otros países de América Latina a partir del año 2000 con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población y reducir la pobreza y la desigualdad.

En Brasil se aplicó el Plan Bolsa Familia (2003) que consiste básicamente en una transferencia monetaria a sectores de bajos ingresos con la condición de la escolarización y el cumplimiento del plan de vacunación, principalmente orientado a hogares con niños. El plan beneficia a algo más de 14 millones de familias con un costo que ronda el 0,5% del PBI. En Méjico, el Programa Oportunidades, consiste en un auxilio financiero a familias de bajos recursos (actualmente 5,9 millones de familias) con la contrapartida del cumplimiento de compromisos en áreas de educación y salud.

Tanto la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como la CEPAL manifestaron su apoyo a estas políticas de transferencias condicionadas resaltando su impacto positivo en la reducción de la pobreza y el trabajo infantil y rechazando las posturas neoliberales que las consideran como un desincentivo al trabajo.

En conclusión, los esfuerzos económicos que el Gobierno Nacional ha volcado en sostener el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo año tras año es un ejemplo más de las políticas concretas implementadas para alcanzar un país con mayor equidad y justicia social. 

 

(*) Licenciados en economía - Investigadores de la Fundación para la Integración Federal

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