De una manera precoz, el presidente Javier Milei esbozó los ejes sobre los cuales se estructurará la campaña electoral que culminará en la noche del domingo 26 de octubre. El día miércoles, aplaudido por un pleno de empresarios en el Yacht Club de Puerto Madero, se auto celebró con la recurrencia al ejercicio de la crueldad sobre aquellos que, lamentablemente para sus intereses, cometen el pecado de tener una cosmovisión del mundo contrapuesta a la suya. Estatistas, empleados públicos y kukas inmundos fueron los atacados en los modos que tanto resultado le ha dado al papá de Conan.
En realidad, el problema de fondo es que las víctimas de la crueldad libertaria no se reducen a ese círculo: jubilados, trabajadores del Hospital Garrahan, enfermos que padecen enfermedades terminales que dejaron de recibir ayuda del Estado nacional, personas con discapacidad, docentes, periodistas y beneficiarios del plan Procrear a quienes se les “des adjudicaron” las viviendas para entregárselas a empleados de las fuerzas de seguridad, son apenas otros ejemplos de los perjudicados por la aplicación de las supuestas ideas de libertad.
Los dichos de Milei operan sobre la necesidad de ganar una centralidad perdida en las últimas semanas. Lo hace de tal modo porque esa violencia reside en su enfermiza personalidad (las recurrencias anales ya aburrirían si no es que son proferidas por un primer mandatario), pero además porque el fenómeno Cristina Fernández de Kirchner lo terminó opacando, ya que ni llorar abrazado al muro de los lamentos pareció servir a sus intereses de una visibilidad (brevemente) perdida.
En realidad, buena parte de la estrategia comunicacional libertaria se sostiene sobre la posibilidad de tapar algunos fracasos que, dándose por descontados, debían ser parte de la fortaleza oficialista: la caída de las acciones argentinas (el Merval cayó un 13% en lo que va de junio); la persistencia por encima de los 700 puntos del riesgo país, a partir de la negativa de JP Morgan de ubicarlo en la condición de país emergente, lo cual le impide al Estado argentino y al mundo empresarial acceder a crédito más barato; la renovación parcial de bonos (en la semana sólo pudo renovar poco menos que el 60% de una licitación) y algún run run sobre el crecimiento de la cotización del dólar; abre una serie de interrogantes sobre el mediano plazo que no pocos economistas ortodoxos miran con preocupación.
Che Milei, “economista experto en crecimiento con y sin dinero”...
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) June 28, 2025
Vos podrás gritar como energúmeno, putear en arameo y amenazar con meter “presos a todos”… pero hermano… LOS DÓLARES SE VAN Y LAS INVERSIONES NO LLEGAN…
Y vos que sos Bilardista, sabés muy bien que RESULTADO…
En esa permanente disputa con los sectores vinculados al mundo de lo público, que resulta constitutiva de las estrategias libertarias, el oficialismo no se privó de dar otra señal que lo deja al borde del ridículo: mediante el Decreto 430/25 eliminó el descanso en el día de empleado público (27 de junio), afirmando a través de su vocero Manuel Adorni, que el beneficio de no trabajar representaba un privilegio que no existe en el mundo privado. Bastó revisar el calendario de cada una de las actividades del mundillo laboral vía Google para comprender que lo del ahora legislador porteño electo, no pasa de un examen de colegio secundario.
Para completar el cuadro, la Justicia laboral porteña falló a favor de una cautelar planteada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), sin resolver la cuestión de fondo y negó la validez del decreto para ese sindicato y los trabajadores que allí abrevan. Más allá de que la medida sirvió para que el oficialismo respondiera con el remanido concepto de casta, lo real es que produjo una situación de desasosiego general ya que UPCN, el otro gremio que talla en el ámbito de los estatales, no se veía beneficiado por la decisión de la jueza Moira Fullana y por lo tanto, no todas las oficinas públicas que dependen del Estado nacional atendieron a pleno, ni en condiciones comunes. Consecuencias de ciertas improvisaciones dispuestas desde el odio (un capítulo aparte merecen los medios comunicación que informaron cualquier cosa, alcanzados también por mucho del prejuicio ideológico de ambos lados del mostrador).
Aunque el tema parezca una cuestión menor frente a la magnitud de las crueldades comentadas párrafos más arriba, no deja de resultar simbólico desde algunas argumentaciones. La idea de que gozar de ciertos derechos en el mundillo del empleo formal se parece a un privilegio no es nueva en esta Argentina que habitamos. Los restos del leve Estado de Bienestar que supimos conseguir (empleo registrado, jubilaciones, vacaciones pagas, seguro por enfermedad, etc.), resultan una especie de recelo, ya no para empresarios que se pretenden más poderosos con peores condiciones de empleo para los trabajadores, sino que anidan en buena parte de un mercado laboral precarizado e informalizado.
El dato se conoció durante la semana que se va: según INDEC, a la par de un aumento del desempleo, en el último trimestre el trabajo informal creció un 1,2% , interanual, trepando al 42% de la fuerza de trabajo. En los tiempos sociales que vivimos, la idea del empleo formal ya no aparece como una exigencia tan vívida, sino que, para algunos sectores sociales, se ha transformado en una especie privilegio que otros gozan. “Si a mí no me toca, que tampoco te toque a vos”.
Más allá de las formas, de la reivindicación de la crueldad y a un individualismo exasperante, a ese público interpela el libertarismo argento. Esto no significa que ese 42% se define libertario ni mucho menos, sino que la construcción de sentido que intenta el mundo violeta se monta sobre una supuesta batalla cultural que encuentra eco en sectores que, a mitad de camino de lo que no hay (trabajo formal) y de lo que existe (la reivindicación del emprendedurismo goza de muy buena salud a partir de la revolución digital), identifican a quienes aún gozan de los vestigios de ese Estado de Bienestar, como parte del problema.
La población ocupada registrada (con descuento jubilatorio) mostró una caída de casi 150.000 personas (-2,45%). pic.twitter.com/vDLPjKGM8u
— Centro CEPA (@ctroCEPA) June 22, 2025
Javier Milei y sus colegas de esta derecha del tercer milenio diseminados por el mundo, sus formas, argumentaciones y visión de la vida, no resultan una casualidad. Allí están a mano, las argumentaciones de Pablo Stefanoni observando sobre las nuevas formas de rebeldía que nos cuestionan y tensionan cotidianamente.
Por todo ello no debería sorprendernos la crueldad exhibida sobre el caso Bahía Blanca y el veto a la ley (votada de forma unánime en el Senado y con amplias mayorías en Diputados), que brindaba ayuda y recursos para su reconstrucción.
En ese derrotero, mientras el Jefe de Gabinete se presenta ante la Cámara Alta para dar el informe de rigor que impone la Constitución Nacional y hace uso y abuso de una doble vara moral que justifica las agresiones presidenciales a todo aquel que no tribute a sus intereses, pero se muestra ofendido al punto de retirarse de la sesión porque una senadora lo llamó “mentiroso”; uno se pregunta dónde andarán los Brandoni y las Carrió de la vida ante tanta grosería institucional que reina en el ambiente.
Cierto republicanismo ficcional viene a replicar aquella vieja canción ochentosa que se preguntaba “dónde estará ahora aquel viejo cantor de protesta. Cantando a los gritos, su nueva propuesta” se contestaba Miguel Cantilo y nos lleva a preguntar qué será de la vida de esta democracia que supimos conseguir a partir de ciertos silencios.
Por lo pronto, algunas coincidencias no dejan de ser sintomáticas. Mientras Milei reivindica el ejercicio de la crueldad contra empleados públicos, estatistas y kukas que le “joden” la vida a personas de bien, el intendente de Rosario Pablo Javkin pide el voto para sus candidatos para que, esta vez, ganen los buenos. Coincidencias de la vida, resulta evidente que algunos focus group, reflejan que algunas disputas electorales deben recorrer los mismos caminos.
Con todo, el Gobierno nacional enfrenta un problema de doble vía en el desarrollo de su relación con los gobernadores, un frente que hasta hace unas pocas semanas atrás, aparecía claramente consolidado para los intereses violetas. Pero, a veces, pasan cosas y la discrecionalidad del oficialismo nacional en el manejo de recursos cada vez más escasos, en detrimento de los Estados subnacionales y en el marco de un año electoral, ha hecho que los líderes provinciales comiencen a alzar la voz.
En esta disputa, por un lado, si el libertarismo cede, mostrará algo así como una especie de debilidad, algo impropio del estilo presidencial. Pero si no lo hace, se le puede complicar el frente legislativo ya que no cuenta con la certeza de los ochenta y tantos legisladores que le garanticen la posibilidad de que el Congreso revierta cada uno de los vetos y de los DNU que le han dado vida a la gestión nacional.
En la reivindicación de su crueldad, apañada por buena parte de un sistema mediático, político y judicial que se regodea con el eterno (y a la vez imposible) sueño húmedo de eliminar todo vestigio de peronismo, el desafío mayor para la oposición reside en la continuidad de las letras del epígrafe piojoso, el de evitar convertirnos en fantasmas en el viento. No acostumbrarnos al ejercicio de esa crueldad, cuestionarla y ponerla en el lugar del olvido de las prácticas políticas, sería un buen comienzo.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez