Domingo, 22 Junio 2025 12:16

Los muertos que vos matáis Destacado

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Los muertos que vos matáis Tiempo Argentino

Perdón si estoy de nuevo acá,
pensé que habías preguntado por mí.
Me gusta estar de nuevo acá,
aunque no hayas preguntado por mí.
Voy a quedarme un poco acá,
cuidarte siempre a vos en la derrota,
hasta el final, el final...

“El Tesoro” - Él Mató a un Policía Motorizado

Dada su potencia, la imagen no pasó desapercibida. Centenares de miles de personas, congregadas en una histórica plaza, en un día de semana cualquiera, escuchaba con atención la voz emitida desde un parlante, primero con un mensaje grabado y luego con emergencia del “vivo” de una lideresa que muestra una vigencia inquebrantable. Si esta tercera década del siglo XXI trajo la novedad de las redes como espacio de disputa de la cosa política, que bien han sabido utilizar los libertarios, no deja de llamar la atención la contraposición de los recursos.

La “detención” de Cristina Fernández de Kirchner ocurrió con la ambivalencia de la racionalidad de una medida judicial que evitó su movilización a Comodoro Py (no fueron pocos los medios que describían un sentimiento de preocupación del mundillo judicial por lo que pudiera pasar antes, durante y de manera posterior a la marcha) y el maltrato de la exigencia de una tobillera para una detenida que, dada su condición de ex presidenta, cuenta con custodia. Sabrá la afiebrada mente del juez Jorge Gorini, qué habrá supuesto sobre dónde podía escaparse una dirigente que conocen la totalidad de los argentinos. 

De alguna extraña manera, con su fallo salomónico a cuestas, la “Justicia” pareció tratar de congraciarse con ese sector de la sociedad, que está muy bien representado en ciertos medios de comunicación y sus voceros, que portan un odio antiquísimo y que no puede superarse siquiera con la eliminación de ciertos derechos civiles, como el de la participación política, de la ex presidenta. 

La discusión (ridícula) por el uso de un balcón y la remanida argumentación del orden perdido allí en el barrio de Constitución, tuvieron un persistente recorrido mediático el cual tuvo como colofón el operativo policial que el día viernes obligó a cambiar la celebración Nac & Pop del Día de la Bandera al Parque Lezama, en la zona de Retiro, la cual debe haber traído algo de calma a un grupo de operadores mediáticos que no pueden evitar su cara de colon irritable al ver cómo no pocos sectores de la sociedad encuentran algo parecido a la esperanza en el encuentro comunitario. Ciertas alegrías no son sólo brasileñas. 

La imponente movilización del día miércoles no estuvo exenta de exageraciones, propias y ajenas. Tanto para bajarle o subirle el precio, la comparación con el 17 de octubre apareció casi de manera natural. Mientras algunos planteaban la idea de un kirchnerismo “envejecido”, otros imaginaban la reversión del entonces coronel Juan Domingo Perón volviendo de su detención de la isla Martín García. Ni pelado ni con dos pelucas.

  • En el 18 de junio no hubo la espontaneidad de hace casi ochenta años, pero sí mucha gente “suelta” sin ninguna referencia organizacional, ya que algunas convocatorias quedan a un click de distancia. 

  • No hubo imagen de la emergencia de la patria sublevada, pero sí la de personas empoderadas que tienen una visión muy clara, se comparta o no, del tiempo político que les toca vivir. 

  • No existe la novedad de una dirigente detenida sin previo aviso. Pero existe el dato de una vigencia que resulta insoslayable: como recuerdo y agradecimiento de lo vivido una década atrás, pero también como el referente opositor más nítido que pueda aparecer frente al modelo libertario.

  • Pero sí podría afirmarse que hay una coincidencia de grado: la de una dirigencia cegetista que, al igual que en aquel 17 de octubre de 1945, decidió correrle el cuerpo al convite. Viejos resquemores del pasado y la actitud siempre vigente de la navegación a dos aguas cuando los oficialismos no son conducidos por el peronismo (ayyyyy las obras sociales y sus cajas), se sintetizaron en la formalidad de la invitación a la marcha y en el dejar hacer a cada uno de los sindicatos que le dan vida a la central obrera más importante.

Por su parte, del lado del gobierno prevaleció el silencio. El mileismo perdió centralidad de manera evidente durante, al menos, dos semanas. No impuso agenda de ningún tipo. Ni con la gira presidencial ni con la reforma en materia de seguridad que quedó subsumida a un discretísimo segundo plano. 

A mitad de camino de cierta inteligencia para no hablar de un hecho que todavía se desconoce en sus alcances, pero también porque el ADN libertario no sabe de interlocutores que hagan política más allá de la línea que pueda bajar el presidente (a lo sumo el triángulo de hierro); con un tono más tranquilo, el día jueves Javier Milei volvió a tratar de  ganar centralidad con una entrevista donde no se privó de categorizar a Irán como enemigo de Argentina, de su consecuente  alineamiento con Israel, y de definir a la movilización del 18J como una especie de partido homenaje de alguien que se retira. Valga la originalidad presidencial, sobre todo para una corriente ideológica que viene decretando la mortandad del kirchnerismo desde la madrugada del 17 de julio de 2008 con el voto no positivo del entonces vicepresidente Julio Cobos.

El devenir de los días ha mostrado una especie de oxigenación del peronismo. Las distintas convocatorias en las plazas del país, la aparición en escena de sectores sociales que, mientras le discuten la construcción de sentido a la ultra derecha, no dejan de enviar señales de que la hora exige el cambio de estrategias, supone al espacio en la encrucijada de una especie de renovación. En primera instancia de contenidos, ya que la foto de la década ganada está en modo sepia. Y, en segundo lugar, resulta discutible en qué términos podría darse una nueva oleada de dirigentes que conduzcan ese proceso. Guste o no el axioma sigue vigente: con Cristina no alcanza y sin ella es insuficiente. 

Uno de los desafíos más interesantes radica en no quedar presos de cierto institucionalismo bloqueante. Efectivamente, otra vez la tocaron a Cristina, y si bien no se armó “kilombo” (su responsabilidad institucional ha resultado evidente y merece ponderarse), desde el movimiento nacional y popular ahora sí se alumbraron novedades. 

Con el concepto base de relativizar la militancia electoral por una militancia política más plena, no puede negarse que las elecciones que se avecinan asoman como una oportunidad, una especie de próxima parada que ponga ciertas discusiones en otra dimensión.

En primer lugar, por la necesidad de que el armado de listas sea lo suficientemente inteligente como para reducir al máximo los enojos desgastantes y, para este tiempo, innecesarios. ¿Habrá generosidad y amplitud? Si usted lo desea estimado lector, querida lectora, es una pregunta que dejamos flotando en el aire como una especie de apuesta por los tiempos que vienen.

En segundo término, con la centralidad de Cristina a cuestas, las elecciones de octubre serán una excelente oportunidad para interpelar a aquellos sectores sociales que no les alcanza para gozar de las bondades de un dólar barato, que han profundizado su deterioro económico y que, si en noviembre de 2023 se ilusionaron con la irrupción de Javier Milei como un emergente de enojo e insatisfacción, hoy saben que no han sido los beneficiados del modelo.

En el contexto que vive la Argentina en este 2025 electoral, ha prevalecido una baja asistencia electoral que oscila entre el 50% y el 60% de los habilitados a votar, algo así como 15 puntos menos de lo que sucede en una elección de medio término. Desde lo explicativo han aparecido argumentaciones (faltan unos cuantos estudios para definir una teoría) que dicen que ese nivel de ausentismo reside en aquellos sectores que antes votaban al peronismo, que luego optaron por Milei y que, en el marco de la relativización que supone la disputa por cargos electivos, muchos de ellos han elegido quedarse en sus casas, desilusionados del tiempo que se vive.

Casualidades o no, la primera prueba electoral luego del fenómeno de la detención de Cristina será en siete días más en la provincia de Santa Fe. Una duda que atribula a este analista es si aparecerá una especie de efecto balcón que movilice a los desmovilizados. Con el dato en el espejo retrovisor de las elecciones PASO, donde los oficialismos locales perdieron no pocos votos de cara a lo sucedido un par de años atrás, vale la pregunta (que cobrará fuerza en la semana que comienza mañana lunes) de que si en Santa Fe se romperá lo que supone una inercia de desinterés manifiesto.

Con sus límites físicos para cierta acción política, pero también como producto de lo realizado en tantos años de militancia, Cristina Fernández de Kirchner vuelve a demostrar que los muertos que vos matáis, gozan de buena salud. Y que, más allá de las victorias o las derrotas, no son pocos (ni pocas) quienes están dispuestos a cuidarla, por considerarla su propio tesoro, sin tener muy a la vista la emergencia política de ello.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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