En tiempos de bajo encendido televisivo, plataformas, redes y streaming, la potencia comunicacional del gobierno libertario resulta harto evidente. Desde una posición de debilidad estructural que sabrán determinar las elecciones de 2025 si se profundiza o corrige para sus intereses, las declamadas fuerzas del cielo se las ingenian para ganar centralidad política cotidianamente, rompiendo algunos manuales de la corrección política y en el contexto de un sistema de partidos atomizado y afectado por un internismo de proporciones. Pero, dicen, no todo lo que brilla es oro. Y aunque a veces nos perdamos en la direccionalidad gubernamental, el oficialismo se enfrenta con obstáculos que, como en el juego de la Oca, les permite avanzar y retroceder en dosis proporcionales. Recorrido por días con algunos deseos no cumplidos y que, como el amor no correspondido, a veces, nos dejan en el ridículo. Pasen y vean. Sean todos y todas formalmente bienvenidos.
La semana comenzó con la expectativa que traían las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América. Donald Trump y Kamala Harris se enfrentaban en una disputa que contenía múltiples ingredientes y que, como suele suceder con el gran país del norte, sabe concitar la atención del sistema político global.
Nuestro país no fue la excepción y el oficialismo supo jugar sus fichas en apoyo del magnate septuagenario que terminó alcanzando un triunfo rotundo. El interés libertario radica en convertirse en el socio privilegiado de los Estados Unidos en la región, a partir de un diálogo que pretende ser fluido entre dos líderes que, desde este hemisferio, se imaginan con muchos elementos en común.
Fuegos artificiales desde la Casa Rosada en la noche del martes, saludos y felicitaciones por redes, video celebratorio presidencial apenas veinticuatro horas después y hasta la ridiculez de mostrar a un grupo de funcionarios vestidos con corbata roja y saco azul en homenaje al triunfador, reflejan el deseo de un reconocimiento que, más allá del profesionalismo del flamante canciller Gerardo Werthein, hombre que siempre ha sido oficialista y que, además, ha sabido codearse en el glamoroso internacionalismo del Comité Olímpico Internacional; hasta esta hermosa y fresca mañana de un sábado primaveral, parece no llegar.
.@realDonaldTrump congratulations on your formidable electoral victory.
— Javier Milei (@JMilei) November 6, 2024
Now, Make America Great Again. You know that You can count on Argentina to carry out your task.
Success and blessings.
Best regards,
Javier Milei ( @JMilei ) pic.twitter.com/gpOPYlxj7u
Las razones para el “olvido” trumpista anida en el hecho de que Argentina no resulta estratégica para los intereses norteamericanos y más allá de la semejanza de imagen de los liderazgos disruptivos que puedan encarnar Javier Milei y Trump, cuando se mueve la hojarasca de sus propuestas en materia económica, uno conservador libertario y el otro conservador nacionalista, no necesariamente resultarán coincidentes. Desde el "Viva la Libertad Carajo" al “Make América Great Again” puede haber una distancia sideral más allá de las intenciones argentas de alineamiento.
Para el primer caso, el flamante presidente electo ya mostró cuales son sus prioridades: diálogos telefónicos con Claudia Scheinbaum, presidenta de México y Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa. Para el segundo, mientras el sueño libertario imagina un mundo sin barreras arancelarias que limiten el libre comercio, Trump llegó a su segunda presidencia prometiendo tasas impositivas muy altas para su rival China y no pocas sanciones para quienes se transformen en sus socios comerciales. Las diferencias existen y son claras, aunque las necesidades de las partes puedan mostrar algunos acuerdos de mediano plazo.
En paralelo a la fortaleza comunicacional comentada y a casi once meses de haber iniciado la gestión, la administración Milei parece contener al menos un par de debilidades estructurales. La primera refiere a la falta de gestión. Diariamente asistimos a un cúmulo de anuncios que luego en la práctica no suceden de manera efectiva: o por falta de cuadros libertarios con expertise en cada materia (ya han sido eyectados de su cargo o renunciado por motu propio cerca de un centenar de funcionarios), o porque los deseos de transformar la Argentina de cuajo, enfrenta severos límites.
Aerolíneas Argentinas es un buen ejemplo de todo ello. Desde el día uno de la gestión, el oficialismo ha expresado el deseo de privatizar la empresa a través de lo que fue el proyecto inicial de la Ley Bases. Pero desde el mismo momento se enfrentó a la negativa de legisladores que, más allá de la anuencia de la Coalición Cívica, del PRO y de algunos sectores de la Unión Cívica Radical, pidieron una ley específica al respecto. También los sindicatos se han mantenido en una posición firme e inclaudicable.
A partir de allí el mileismo ha propuesto transformar a la empresa en una cooperativa cediéndosela a los trabajadores, declararle el procedimiento preventivo de crisis o cerrarla. Al conflicto por la cuestión salarial se lo intentó poner en tal lugar que justificaría la privatización, tratando de emular el proceso de los 90’ instalando el debate con la inestimable ayuda de un grupo de medios que la saben lunga en esto de la construcción de sentido.
Pero las diferencias no son menores. Hoy, la línea de bandera tiene un reconocimiento internacional indiscutido. Nótese que en el discurso público privatizador no aparecen números de déficit o de incumplimiento de un servicio de calidad. Pero además, un límite actual radica en la ponderación social de la empresa que, más allá de que se azuze a los usuarios que padecen alguna medida de fuerza, no son pocos los que ponderan su valor social en un contexto que, a diferencia de lo que sucedía más de tres décadas atrás, el turismo interno se ha transformado en una fuente de recursos en la que AA ocupa un rol determinante.
¡NO SE LA ESPERABAN!
— Revolución Popular (@RPN_Oficial) November 8, 2024
Señora ULTRA PAQUETA defendió a Aerolíneas y les dio una MASTERCLASS DE CONCIENCIA SOCIAL a las REVENTADAS de PLAGER y CALABRÓ ?? pic.twitter.com/jWnRJY5xX2
Con toda la impotencia a cuestas y más allá de algunas sobreactuaciones gubernamentales que encuentran anclaje en el error estratégico de una medida de fuerza sindical que supo ganarse un reproche masivo (la acción de los trabajadores de Intercargo de obligar a permanecer a los pasajeros en el avión resultaron un exceso), el viernes hubo mesa de negociación paritaria y cierta vocinglería oficialista parece haber cedido ante algunas evidencias.
Pero si hablamos de aviones, la semana fue rica en comentarios a partir del “encuentro” público entre el usuario de X La Pistarini y el artista Dillom. El hecho, que en otras circunstancias no debería pasar de la anécdota de un enojo entre dos personas, tomó trascendencia a partir de un devenir que empieza a repetirse con cierta rutinización: las amenazas de antaño “zurdos van a correr”, o comentarios del tipo “me encontré con el boludo de Dillom en el avión” empiezan a reflejar que ciertos enojos están muy presentes y que las redes también tienen sus límites. Se podrá doxear y baitear desde cuentas promovidas desde el propio Estado (nuevos términos que hemos tenido que incorporar a partir de ciertos abusos), pero, como comentábamos algunas semanas atrás, la calle es otra cosa.
Una buena pregunta es hasta cuándo la sociedad tolerará ciertas actitudes. Y la respuesta tal vez deba vincularse con un proceso económico que tiene como única virtud haber bajado la inflación a riesgo de un achicamiento evidente de la economía y que el oficialismo se esfuerza en desmentir mezclando peras con manzanas, ya que la lógica de anunciar el fin de la recesión sin comparar meses o temporalidades iguales se parece y mucho a una expresión de deseo.
Y si hablamos de expresiones de deseo, no mucho más que eso trajo el gobernador Maximiliano Pullaro de su visita a Balcarce 50 para reunirse con el presidente Milei y cuatro gobernadores que abrevan en el radicalismo. Más allá de la reivindicación del superávit fiscal y de su vergonzosa justificación de los dichos mileistas sobre el supuesto golpismo de Raúl Alfonsín (“el presidente tiene sus formas"), ningún anuncio llegó a partir de su excursión porteña: ni sobre la deuda histórica del Estado nacional con la provincia, ni el detalle de qué obras y qué rutas deberá hacerse cargo Santa Fe a partir del abandono de Nación.
Para complementar lo que no fue la mejor semana del inquilino de la Casa Gris, debió responder a la requisitoria sobre el pedido de documentos a jóvenes en plazas y barrios, aduciendo que ello resulta esencial para el control del delito de calle y durante el viernes se conoció un fallo judicial que frena la aplicación de la reforma jubilatoria para unos 17 jueces que hicieron el planteo. Por estos lares parece que también empiezan, lentamente, a surgir límites, más allá de los buenos números de imagen del gobernador.
En resumen, existe un segundo eje central que subyace en el entramado libertario: se presume de una fortaleza que no siempre está garantizada: el olvido trumpista, Aerolíneas Argentinas, las amenazas libertarias de redes que empiezan a parecerse a un chiste de mal gusto y la presión sobre gobernadores para evitar la aprobación en diputados de la ley que limitaría el uso y abuso de los DNU (cuidado con alguna negociación fallida con el PRO); reflejan los límites de la potencia libertaria. “A casi nadie contenta su vida hoy, miedo y deseo” canta Solari y parece estar hablándonos de la realidad de estos días.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez