En el juicio que se le sigue en España al juez Baltazar Garzón por su intento de investigar los crímenes del franquismo, testificó Josefina Musulén, de la asociación Memoria de Aragón. Afirmó que no denunciaron antes de 2006 porque fue "la generación de los nietos la que empezó a hablar"
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El juicio contra el juez Baltasar Garzón por su investigación de los crímenes del franquismo ha continuado esta mañana con la declaración de otros dos testigos de asociaciones de la Memoria Histórica, convocados por la defensa del magistrado imputado. Al igual que ayer, la tónica de la sesión ha sido la evocación de familiares desaparecidos durante la Guerra Civil y la labor de las asociaciones que intentan localizarlos. A su llegada al palacio de Justicia, Garzón ha sido aplaudido por sus seguidores, que habían cola en el vestíbulo a la espera de poder acceder al salón donde se celebra la vista.
Josefina Musulén Jiménez, de la asociación Memoria de Aragón explicó que su asociación "recibió llamadas de gente muy mayor que quería saber donde están sus víctimas, que pedían ayuda para encontrar a sus desaparecidos". Preguntado por el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, dijo que no denunciaron antes de 2006 porque fue "la generación de los nietos la que empezó a hablar. En 2006 creían ya que la única opción que les quedaba era la de la Audiencia Nacional".
Musulén relató que un falangista se llevó a su abuelo y además, a su abuela embarazada. Un hermano de su abuela fue al cuartel de Falange, donde le dijeron que a su abuela "con el tiro de gracia le había reventado la tripa".
"Mi padre tuvo que vivir con eso toda su vida", siguió Musulén. "Fallecido el dictador, encontramos a amigos de mi abuelo que pudieron contarnos que a mi abuela la habían ingresado en el hospital y que había dado a luz una niña, y que la niña se la quitaron". La testigo dijo que llevan 33 años buscando a esa niña, la hermana de su padre: "No hay piedra en Aragón que hayamos podido levantar y que no hayamos levantado".
La siguiente testigo, María Antonia Oliver París, de la asociación Memoria de Mallorca, ha dicho que no conoce al juez Baltasar Garzón. Su asociación presentó una denuncia el 15 de diciembre de 2006, que contenía una relación de víctimas de Mallorca, con un informe histórico de la represión contra la población civil.
La testigo ha explicado que en Mallorca la represión comenzó al día siguiente del levantamiento militar, el 19 de julio de 1936. "Comenzaron con listas preconcebidas las ejecuciones, los asesinatos, las desapariciones..." Su asociación pidió auxilio para encontrar a las personas desaparecidas. Tienen constancia de 3.000 asesinados "que no murieron en combate". Su asociación tiene documentadas 1.600 personas asesinadas en la isla y más de 50 fosas.
María Antonia Oliver ha relatado que es nieta de una persona desaparecida. "Mi madre, de 87 años, es hija de esa persona. Mi abuela murió y lo que pretendo es que mi madre pueda cerrar las heridas con la verdad y la justicia".
"Mi madre le llevaba la comida y un día de la primavera del 1937, le dijeron que lo habían puesto en libertad. Pero en una saca de la prisión, los sacaron maniatados y se los llevaron. Sabía dónde iba. Les esperaba una fuerza armada y Falange y les llevaron directamente a la muerte", siguió al testigo. "Mi abuela y mi madre no lo vieron nunca muerto. Las dijeron que era un rojo y un cobarde, que habría huido con otra mujer y les habría abandonado".
La testigo concluyó diciendo que si su asociación utilizó la expresión "crímenes contra la Humanidad" en la denuncia es porque siempre han estado asesorados de abogados, que les dijeron que en Argentina y Chile habían salido adelante las investigaciones por ese delito de crímenes contra la Humanidad.
Al no presentarse el último uno de los tres testigos convocados para hoy, debido a una enfermedad, el presidente del tribunal, Carlos Granados, levantó la sesión hasta el próximo lunes, en que han sido citados otros seis testigos.
Fuente: Diario El País