El Banco Central presentó ayer el Régimen de Metas de Inflación, con lo cual formalizó una estrategia que ya viene utilizando desde principios de año. El presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, aseguró que continuará manejándose con un objetivo de precios y empleará la tasa de interés para conseguirlo. La entidad afirmó que en 2017 la inflación estará en un rango de entre 12 y 17 por ciento e indicó que los salarios deberían negociarse con esa referencia. Para 2018, la meta es bajar el proceso inflacionario a un rango de entre 8 y 12 por ciento, mientras que en 2019 la expectativa es ubicarse entre 6,5 y 3,5. Este año el organismo se había planteado un objetivo del 25 por ciento pero la desviación entre meta y realidad fue de más de 15 puntos, puesto que el mercado coincide que 2016 finalizará en torno de 40 por ciento.
El Central estableció un Consejo de Política Monetaria, el cual estará presidido por seis autoridades del organismo (el presidente, el vicepresidente, el subgerente general de investigaciones económicas, el gerente general y el subgerente general de operaciones) y tendrá la responsabilidad de definir en forma semanal cómo se moverá la tasa de interés de referencia de corto plazo. Sturzenegger anunció además que a partir de 2017 las Lebacs empezarán a tener vencimientos el tercer miércoles de cada mes y el Central ya no se concentrará en fijar el rendimiento de estas letras sino que su decisión de tasa será sobre pases pasivos a 7 días. “No busquen cosas raras, es simplemente un cambio en busca de una tasa más corta de referencia como instrumento de política monetaria”, apuntó Sturzenegger.
El Central negoció con el Gobierno el giro de 150 mil millones de pesos para 2017 para cubrir el déficit fiscal, que se proyecta en más de 4 puntos del PIB. “La idea es ir acotando la dominancia fiscal. En términos reales implica mucho menos transferencias de Adelantos transitorios y de Utilidades si se tiene en cuenta que en 2016 pactamos el giro de 160 mil millones de pesos”, indicó. Adelantó que la idea es seguir reduciendo estas transferencias monetarias hasta eliminarlas. El Tesoro deberá procurarse el financiamiento con acreedores internacionales y locales por al menos otros 300 mil millones de pesos (20 mil millones de dólares).
Al igual que en su última presentación ante la prensa la semana pasada, Sturzenegger intentó moderar los rumores de pelea con Prat Gay y dijo que hay coordinación con el Ministerio de Hacienda y Finanzas. Pero volvió a dejar en claro sus diferencias respecto de la gestión “gradualista” del ministro. “Si el Gobierno hubiera sido más agresivo (en su apuesta por reducir el gasto público), podríamos haber tenido metas de inflación más bajas para 2017”, afirmó. Resaltó que lo más redituable en términos políticos siempre es la baja de la inflación. El argumento del presidente del Central es contrapuesto con el de Prat-Gay, quién dijo que mayor reducción del gasto público es socialmente insostenible y asegura que hoy el problema de la economía no es la inflación sino la baja reacción de la producción y el consumo del mercado interno.
El presidente del Banco Central apuntó que el dólar no es un tema que le preocupe. “Es el mercado el que define el valor. Si hubiera atraso cambiario muy evidente tendría que ajustarse en forma automática”, indicó. Y agregó que para los sectores productivos el tipo de cambio no es el único elemento que define la competitividad. Planteó que la salida de dólares por ahorro y turismo (que ya sumó 25 mil millones de dólares desde que asumió Mauricio Macri) no es conflictiva porque no se financia con recursos de las reservas sino que “son divisas vendidas por un tercero”. No dijo que quién vende esos dólares es el propio sector público, que se esta endeudando a ritmos acelerados para cubrir sus desequilibrios fiscales.
La paridad real del dólar ya es idéntica a la de mediados del 2015, las reservas no subieron en los últimos doce meses y el déficit fiscal primario aumentó respecto del anotado el año pasado. Sturzenegger, al igual que muchos funcionarios de Cambiemos, planteaba antes de las elecciones presidenciales que había un “plan bomba” imposible de sostener sin un fuerte ajuste. Pero ahora, en cambio, afirma que el modelo económico es sustentable, que los pasivos del Estado no generan vulnerabilidad y que existe una agenda de desarrollo para el largo plazo. Mencionó que la Argentina está más que preparada para enfrentar shocks externos porque decidió utilizar la tasa de interés y no el tipo de cambio como mecanismo de estabilización de la inflación.
FUENTE: Página 12
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri