"Estamos acá para decirle al Presidente que cumpla con la ley. Que respete una ley votada por el Congreso, una ley por la que nosotros militamos, por la que llevamos adelante luchas en todo el país, la marcha blanca del 88, la Carpa Blanca... Si el Gobierno no escucha el reclamo, este conflicto no se soluciona”, advirtió Sonia Alesso, titular de la Ctera, desde un palco que ayer juntó a los gremios docentes de todo el país. Los maestros llenaron la Plaza de Mayo para reclamarle a la administración macrista que convoque a la paritaria federal. Avisaron que mientras eso no suceda, van a continuar el plan de lucha. Como primer paso, la semana próxima, el jueves 30, harán una nueva jornada nacional, con paro y movilizaciones.
Desde las vallas que rodean la Casa Rosada hacia atrás, todo el espacio quedó completamente a tope, densamente ocupado. “Les caímos en la plaza”, apuntaron desde el escenario.
Quien mirara desde la Pirámide de Mayo hacia la 9 de Julio sólo podía ver un mar de cabezas; era difícil medir a ojo la extensión de la protesta. El auxilio de un dron y sus imágenes aéreas dieron elementos menos discutibles: la manifestación se extendió en abanico, dos cuadras largas más allá de la plaza por la Avenida de Mayo y las dos diagonales. En el cálculo de los organizadores, la concentración reunió a 400 mil personas.
“El Gobierno dice que nos convoca al diálogo mientras nos aprieta. En Mendoza impusieron el ítem aula, en la provincia de Buenos Aires ofrecen un plus a los que no paren. Somos trabajadores, y por eso el diálogo con el empleador no se hace en una mesa de café, sino a través de una institución: la paritaria. No hay diálogo si no hay paritaria”, abrió su discurro el secretario gremial del Sadop, Pedro Bayúgar. Fue uno de los cinco oradores por los gremios con representación nacional, uno por cada federación. También hablaron dirigentes de las dos Conadu, que reúnen a los profesores universitarios, y estudiantes.
Buena parte de los discursos estuvieron dirigidos a contestar los argumentos del ministro de Educación, Esteban Bullrich, quien insiste en que la paritaria nacional no es necesaria, porque la Nación está mandando fondos a las gobernaciones y el piso salarial docente sube de manera automática con cada aumento del salario mínimo, vital y móvil.
“El ministro miente cuando dice que el salario inicial va a subir siempre, por automaticidad. Esa es una cláusula complementaria, que se refiere sólo a no quedar por debajo del salario mínimo vital y móvil, que no invalida la paritaria. Los docentes no somos estúpidos”, planteó Sergio Romero, de la UDA.
Otras intervenciones desmintieron que las provincias estén recibiendo fondos suficientes. O recordaron que, desde la asunción de Cambiemos, los presupuestos educativos pasaron a subejecutarse. “El país necesita un ministro de Educación, no un gerente de recursos humanos”, se quejó Luis Tiscornia, de la Conadu Histórica.
Todo el arco de los dirigentes docentes señaló que, tras el embate contra la paritaria y el recorte de los sueldos docentes, la intención es desresponsabilizar al Estado nacional de la educación pública.
“La operación del Gobierno no empezó ayer. No es desde la semana pasada que el Gobierno viene sosteniendo que la educación pública no sirve, que los maestros no estudian... desprecia a los científicos y a los universitarios. El Gobierno viene por la mercantilización, por eso nuestra tarea es difícil: es dar una batalla de ideas”, dijo Alesso, titular de Ctera.
Como manifestantes, los docentes son poco convencionales. Cuando empezaba un discurso, por ejemplo, hacían silencio, los bombistas dejaban de tocar. Los oradores era glosados, completados con comentarios desde abajo.
“Si fuera por el Gobierno, ellos sacarían del mapa a la educación pública”, dijo por ejemplo Romero.
“Obvio”, comentaron varias docentes. ¿Por qué es obvio?, le preguntó PáginaI12 a una de ellas. La maestra contó que trabaja en el Bernasconi, una escuela estatal porteña, considerada tradicionalmente de las mejores del distrito. “La escuela no encuentra suplentes, porque con este nivel de sueldos cada vez menos gente estudia para docente. Como no consigue, bajan los requisitos. Comenzaron por tomar a estudiantes con el 70 por ciento de las materias aprobadas y hoy ya están aceptando con el 40 por ciento... eso es resultado directo de los salarios bajos”, fue la respuesta.
Cuando un discurso criticaba la subejecución educativa, abajo los comentarios apuntaron a la falta de escuelas. “En mi distrito tenemos 500 chicos sin vacantes”, apuntó Sandra, inspectora de Moreno. Agregó que en lugar de solucionar los problemas edilicios, les mandaron “aulas modulares” o containers. “Los chicos se van; ¿cómo se los puede contener así?”
También había carteles argumentativos: “Maestros de grado con 10 años de antigüedad, $ 10.752 - Canasta Básica del Indec, $ 12.952”. “Invertí en educación y no en represión - Más aulas, menos jaulas”.
En la paritaria nacional, que Cambiemos se niega a convocar, se discutían hasta el año pasado tres temas: un salario inicial para todos los docentes del país (más allá de que luego lo deban pagar las provincias), los fondos nacionales destinados a que los distritos más pobres puedan afrontar ese costo y el monto del Fondo de Incentivo Docente, que también con recursos nacionales aporta una suma fija para mejorar los sueldos.
Alesso advirtió en este sentido que si el Gobierno no llama a la paritaria nacional, “el conflicto no se va a solucionar”. Aludió así a que las provincias no podrán afrontar solas el tema de los salarios docentes, pero también a que la cuestión es estructural para los gremios.
“Estamos acá para decirle al Presidente que cumpla con la ley, que respete la ley, una ley votada por el Congreso, una ley que nosotros militamos, marchamos, por la que llevamos adelante luchas provinciales en todo el país. Casi todos los que hoy estamos (dirigiendo los gremios) nos conocimos en esos años. Hoy venimos otra vez de hacer movilizaciones en todo el país, clases públicas, visitas a los vecinos, marchas de antorchas y otras acciones, que fueron construyendo esta gran marcha. Estamos acá para decir que los docentes no nos arrodillamos”, señaló la dirigente.
Alesso puso el reclamo en su dimensión histórica. Recordó cómo la Ley de Financiamiento Educativo fue el resultado de años de movilizaciones y lucha de los docentes. Puso en esta línea a la marcha blanca del 88, a la Carpa Blanca y a los muchos conflictos provinciales que se desplegaron hasta la sanción de las leyes de Educación Nacional y de Financiamiento Educativo.
Los gremios anunciaron en este marco un nuevo paro con jornada nacional para el próximo jueves (día de la huelga convocada por las dos CTA) y anticiparon que se sumarán también al paro de la CGT del 6 de abril.
Al palco, de espaldas a la Casa Rosada, subieron un centenar de dirigentes docentes de todas las provincias. Estela de Carlotto, la titular de Abuelas, Taty Almeyda, de Madres Línea Fundadora, y Lita Boitano, de Familiares de Desaparecidos, también se acercaron.
Dos chicas leyeron un documento consensuado por los estudiantes (“lean bien”, apuntaron desde abajo). “Es un derecho de los trabajadores negociar sus salarios, y los docentes no son la excepción”, leyeron las chicas. Como contraparte del ajuste en los sueldos, recordaron que los estudiantes también están sufriendo las consecuencias del recorte educativo. “El Conectar Igualdad entregó 100 mil computadoras en lugar de las más de 600 mil que debería haber distribuido. Y el desmantelamiento del Plan Fines dejó afuera a miles de compañeros que pierden la ilusión de terminar los estudios”.
Las adhesiones incluyeron al arco de gremios de estatales, judiciales, profesionales de la salud y sindicatos de la Corriente Federal como La Bancaria. Fabián Feldman, titular de CEA, observó: “Así como el docente fue el salario testigo de la Argentina, que no tengamos paritaria nacional puede convertirse también en un ejemplo: uno para que el Gobierno avance con medidas similares para el resto de los gremios. Esa es la responsabilidad que tenemos, no sólo por los docentes, sino por el conjunto de los trabajadores”.
FUENTE: Página 12
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri