Se trata de la puesta en marcha del pacto al que llegó el líder histórico de este guerrilla, Abdullah Öcalan, con el Gobierno de Turquía tras casi 30 años de conflicto y decenas de miles de muertos. Si bien esta retirada supone un paso significativo hacia la paz, esta habrá de esperar a ser definitiva, toda vez que el PKK no ha aceptado aún el abandono total de las armas. Desde Ankara, a su vez, también han informado que no reducirán de momento su presencia armada en la zona de conflicto, al sureste.