Tras años de enfrentar una lucha contra bandas de traficantes aliadas a organizaciones paramilitares –una cofradía en la que se mezclan militares y dirigentes políticos para dar lugar a lo que se conoce como la "parapolítica"–, el país sabe que el tema que abordarán los negociadores es uno de los más complejos de la agenda.

El tema será abordado en conjunto, tras años de acusaciones de distintos gobiernos sobre la participación de las FARC en el negocio del narcotráfico, un señalamiento que los rebeldes rechazan.

Las partes tendrán como punto de partida sus propias propuestas y las sugerencias de quienes asistieron en septiembre a un foro sobre sustitución de cultivos, consumo de drogas y producción y comercialización de narcóticos, organizado por la ONU en el departamento cocalero del Guaviare.

El tema será abordado en conjunto, tras años de acusaciones de distintos gobiernos sobre la participación de las FARC en el negocio del narcotráfico, un señalamiento que los rebeldes rechazan. Su única vinculación con el tema, señalan, se da a través del cobro de lo que denominan "impuestos", cuando los traficantes se movilizan por sus zonas de influencia.

"La satisfacción de una Colombia sin coca será enorme", dijo semanas atrás Timochenko, líder máximo de las FARC, tras advertir que las denuncias contra la guerrilla son un "instrumento de propaganda negra en manos de los militares". Lo cierto es que las partes se sentarán a negociar sobre sustitución de cultivos de hoja de coca, recuperación ambiental de las áreas afectadas, prevención del consumo y solución al fenómeno de producción y comercialización de narcóticos.

El debate se dará justo cuando Santos lidera una posición favorable a la búsqueda de alternativas frente a la lucha convencional contra las drogas. Llegó a elogiar el plan que impulsa Uruguay, que promueve el cultivo familiar y la venta controlada de marihuana.

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Carolina Martínez

FUENTE: Infonews