El grado de apoyo al independentismo es lo que determinará la fuerza que tendrán los impulsores del proceso de secesión para avanzar hacia la creación de un Estado catalán o, al menos, forzar un diálogo con el gobierno español es busca del referéndum legal que hasta ahora ha sido imposible.
Existe una tercera opción en el escenario postelectoral - apoyada por muchos votantes de la candidatura independentista que no quieren la secesión, según los sondeos-, que es presionar por lograr una negociación que cambie la relación entre Cataluña y el Estado español, en términos de mayor autonomía, sobretodo financiera.
Lo que queda claro es que todas las partes afrontan los comicios con la convicción de que tras el veredicto de las urnas algo comenzará a cambiar.
Las encuestas pronostican que el bloque soberanista obtendría una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento catalán, pero no superaría el 50% de los votos, umbral para proclamar la victoria en un referéndum.
El presidente catalán, Artur Mas, convocó a elecciones de forma anticipada como respuesta a la negativa del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, a celebrar una consulta vinculante sobre la independencia.
Rajoy sostiene que el gobierno catalán no puede convocar un referéndum sobre la secesión porque carece de potestad para hacerlo y porque iría contra la Constitución española, que garantiza la unidad de España y establece que la soberanía nacional reside en todo el pueblo español. Es por eso que vetó ante el Tribunal Constitucional todas las iniciativas que surgieron en ese sentido.
No obstante, los catalanes votaron bajo prohibición en una consulta simbólica que tuvo lugar el 9 de noviembre de 2014, dando un respaldo mayoritario a la independencia, aunque sólo participó una tercera parte del electorado.
Fue entonces que Mas ideó un "Plan B" al referéndum, que son estos comicios regionales en clave plebiscitaria.
Para dejar bien claro que las elecciones tienen como eje la secesión, el presidente catalán promovió una candidatura unitaria,
Junts pel Sí (Juntos por el Sí), que lleva como número uno a un ex eurodiputado ecosocialista, Raúl Romeva.
A pesar de que el Ejecutivo español niega que los comicios sean plebiscitarios ya nadie duda de la importancia de la cita, al punto que el propio Rajoy se involucró de lleno en la campaña pidiendo el voto de los catalanes que no quieren separarse y movilizando la diplomacia contra los independentistas.
Los comicios catalanes suponen un desafío para España a sólo tres meses de las elecciones generales en las que Rajoy, líder del derechista Partido Popular (PP), buscará la reelección.
El dirigente conservador asegura que mientras él sea presidente no habrá secesión y que el PP es el único partido que puede frenar a los independentistas, mientras el líder del opositor Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, ofrece una reforma constitucional en clave federal para encausar las aspiraciones secesionistas de Cataluña.
A pesar de que el Ejecutivo español niega que los comicios sean plebiscitarios ya nadie duda de la importancia de la cita, al punto que el propio Rajoy se involucró de lleno en la campaña pidiendo el voto de los catalanes que no quieren separarse y movilizando la diplomacia contra los independentistas.
Por su parte, Pablo Iglesias, líder de la fuerza antiajuste Podemos, se compromete a permitir la celebración de un referéndum en Cataluña en el marco de un proceso Constituyente para toda España; y Albert Rivera, presidente del partido Ciudadanos - que apunta a ser segunda fuerza detrás de los soberanistas-, plantea una reforma del sistema de financiación para toda España, no sólo para contentar a los catalanes.
Ninguno de ellos es candidato, pero su participación en la campaña catalana da cuenta de que esta vez toman en serio los planes de los independentistas.
"El voto de tu vida", es el lema de campaña de la candidatura secesionista "Juntos por el Sí", cuyos promotores aseguran que en caso de conseguir una mayoría de escaños en el Parlamento regional estarán legitimados para avanzar hacia la declaración de una república catalana independiente en un plazo de 18 meses.
En ese tiempo planean elaborar una Constitución y desplegar lo que denominan las estructura del nuevo Estado.
En el último día de campaña, Mas llamó hoy a los catalanes a "plantar cara" y votar como "un pueblo en pie" y con "voluntad firme" para avanzar hacia la independencia.
"Cuanto más votos tenga Juntos por el Sí, más fuerza tendrá Cataluña para lograr los objetivos nacionales", remarcó Mas, quien defiende que votar a su candidatura es votar "Sí a la libertad de Cataluña" y "Sí a Europa".
Frente a este mensaje de ilusión y las promesas de una Cataluña independiente con más recursos en beneficio de sus ciudadanos, el PP de Rajoy desplegó un discurso del miedo, advirtiendo sobre los graves peligros económicos y políticos de la secesión.
Uno de sus principales argumentos ha sido que si Cataluña se independiza será expulsada de la Unión Europea (UE) y del euro -tesis que avaló la Comisión Europea-, y que los catalanes podrían afrontar un corralito financiero, entre otras catástrofes económicas, como la falta de financiación de su deuda.
Mas niega que vaya a ser así e insiste en que la UE no expulsará a 7,5 millones de habitantes de una región prospera como Cataluña.
Líderes europeos como la canciller alemana Angela Merkel o el primer ministro británico, David Cameron, pidieron respecto a la legalidad y a la integridad de España, en un claro apoyo a Rajoy.
Ante unos comicios excepcionales como los del domingo, el voto de los indecisos -entre el 20 y 30% - y el nivel de movilización serán un factor clave para desequilibrar la balanza.
Mientras los partidarios de la independencia están hipermovilizados, los no secesionistas necesitan atraer nuevos votantes. Para eso, el PP lanzó su última carta y publicó un video con mensajes en positivo y en lengua catalana de varios dirigentes de peso y que cierra Rajoy, quien asegura que "unidos ganamos".
FUENTE: Télam