Las principales potencias de América Latina rechazan una intervención militar en Venezuela. Sin citar explícitamente las declaraciones ni el nombre del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, las cancillerías de los principales países han trasladado un mensaje similar de repudio a lo largo de la mañana de este sábado, a cualquier participación extranjera en el país caribeño.
El primer Gobierno en salir al paso ha sido el colombiano. La Cancillería emitió un comunicado en el que “rechaza medidas militares y el uso de la fuerza en el sistema internacional” en Venezuela. El Gobierno de Juan Manuel Santos, sin embargo, no hace ninguna referencia a Trump, consciente de que este domingo el vicepresidente Michael Pence comienza su gira latinoamericana en Cartagena de Indias, donde se reunirá con el presidente colombiano.
“Todas las medidas deben darse sobre el respeto de la soberanía de Venezuela a través de soluciones pacíficas”, continúa el comunicado. “A pesar de las dificultades actuales para lograr una salida pacífica y negociada, seguimos creyendo que este camino es el adecuado para encontrar soluciones de largo plazo”. Colombia ha condenado de manera reiterado lo que consideran “una ruptura constitucional” en el país vecino desde que se votara el pasado 30 de julio la nueva Asamblea Constituyente del mandatario Nicolás Maduro.
En todo momento, la postura del Gobierno se ha remitido al consenso regional que se materializó en la Declaración de Lima del 8 de agosto pasado. Además, de hacer un llamamiento constante al Secretario General de Naciones Unidas para que “utilice los mecanismos que pongan fin a la crisis de ruptura democrática en Venezuela”.
En el mismo tono que Colombia se pronunció poco después la Cancillería de México, cuyo responsable, Luis Videgaray, ha sido uno de los mayores críticos con la deriva autoritaria de Nicolás Maduro en los últimos meses. La diplomacia mexicana rechaza "el uso o la amenaza de uso de las fuerzas en las relaciones internacionales" y añade que "la crisis en Venezuela no puede resolverse mediante acciones militares, internas o externas.
Tras endurecer sustancialmente en los últimos días su actitud con Venezuela, los países del Mercosur también han dejado claro que rechazan con la misma contundencia la hipótesis de una intervención militar exterior. Las palabras de Trump tuvieron como respuesta un comunicado del bloque comercial, ahora mismo bajo presidencia brasileña, en el que, sin citar de forma expresa al presidente de EE UU, los Gobiernos de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay manifiestan de forma conjunta su censura a las amenazas veladas de Washington.
“Los únicos instrumentos aceptables para la promoción de la democracia son el diálogo y la diplomacia”, señala la nota del Mercosur. Los cuatro países del gran bloque comercial de Sudamérica incluso equiparan una eventual acción militar con el uso de la violencia por parte del Gobierno de Nicolás Maduro contra sus opositores: “El repudio a la violencia y a cualquier opción que implique el uso de la fuerza es irrenunciable y constituye base fundamental de la convivencia democrática, tanto en el plano interno como en el de las relaciones internacionales”.
Después de algunas semanas de titubeos, debido fundamentalmente a los recelos del Gobierno izquierdista de Uruguay, los cancilleres de los cuatro países del Mercosur decidieron el pasado día 5 en São Paulo ponerse firmes con Maduro y suspendieron definitivamente a Venezuela en aplicación de la “cláusula democrática” del tratado comercial. Una semana después, los gobiernos constatan que “aumentaron la represión, las detenciones arbitrarias y el cercenamiento de las libertades individuales”, un comportamiento del Gobierno de Caracas que “reduce aún más el espacio para el debate político y la negociación”. Aun así los países del Mercosur seguirán abogando “de forma individual y colectiva” por una política de presión pacífica sobre Maduro para que asuma “la democracia como única forma de Gobierno aceptable en la región”.
Otro de las cancillerías más activas ha sido la de Perú. El Gobierno andino trató en un primer momento de lograr una declaración conjunta de las potencias latinoamericanas, según informó Reuters. No obstante, y hasta conseguirla, también la Cancillería del país andino repudió las palabras de Trump. "La Declaración de Lima es la reacción regional para defender el último órgano democrático vigente en Venezuela: la Asamblea Nacional electa libremente", expresó la diplomacia peruana. "Una negociación de buena fe, con objetivos claros y plazos precisos, es la única vía aceptable para recobrar la democracia en Venezuela. Todo intento interno o externo para recurrir a la fuerza socava el objetivo de restaurar la gobernabilidad democrática en Venezuela, así como los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. El Perú rechaza cualquier amenaza o el uso de la fuerza no autorizado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas", insistió.
FUENTE: El País
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri