Rick Santorum dio un batacazo inesperado en las primarias republicanas al ganar las elecciones en los tres estados que se realizaron su cita electoral el mismo día. Mitt Romney, el principal favorito, otra vez en la cuerda floja
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Rick Santorum parece uno de esos personajes de las series de televisión que mueren sorpresivamente pero que después, capítulos más tarde y para estupor total de la audiencia, vuelven inesperadamente de la muerte provocando un tremendo golpe de efecto.
El candidato socialmente más conservador entre todos los aspirantes a la candidatura republicana había ganado espacio en todos lo titulares nacionales al obtener, en primera instancia, un empate técnico con el favorito Mitt Romney en los caucus de Iowa, aunque el recuento posterior le otorgó la victoria a Santorum cuando el "momento político" para aprovecharla había pasado.
Esto lo dejó en un sitio incómodo y derivó en pobrísimas performances en las tres elecciones siguientes (New Hampshire, Carolina del Norte y Florida). Eran pocos los que se atrevían a augurarle un futuro promisorio en el resto del proceso. Hubo muchos periodistas y referentes del partido que incluso le sugirieron que abandone la contienda. "Vamos a esperar los resultados en la elección triple del martes 7 y luego tomaremos nuestra decisión" repitió hasta el cansancio. Y la apuesta le salió muy bien.
¿Por qué esperar? ¿Santorum sabía algo que el resto no? ¿De dónde provenía su optimismo? La respuesta a estas tres preguntas es la misma: geografía. Colorado, Minnesota y Missouri, los estados que celebraron las elecciones primarias este martes, forman parte del núcleo duro de la militancia evangelista en el medio oeste del país. Su centro, el estado de Colorado, es probablemente el más conservador y de militancia religiosa más activa de la región.
Santorum ha hecho de su activismo religioso su principal bandera de campaña. El hombre ha tenido momentos memorables como por ejemplo haber comparado a la homosexualidad con la zoofilia. Sumado a esto, es un apasionado defensor de la educación de los hijos en el hogar, a cargo de los padres. Este movimiento que desafía abiertamente uno de los pilares del Estado moderno como es el de determinar los contenidos educativos, está ganando terreno desde hace años y está mayoritariamente vinculado con la derecha religiosa.
En este contexto, Santorum dejó en el tercer lugar a Romney en Minnesota, detrás del congresista libertario de Texas, Ron Paul. En Missouri, Santorum le ganó a Romney por 30 puntos, aunque ahí no era un resultado vinculante y fue ayudado por el fracaso de Newt Gingrich, que no inscribió su candidatura en esas primarias. Lo más asombroso fue la noche de nervios en Colorado, un estado que Romney creía tener en el bolsillo y que terminó perdiendo por cinco puntos a manos de Santorum, en buena medida gracias al activismo de las organizaciones religiosas.
Romney todavía lleva una ventaja importante en el número de delegados que lo representarán ante la Convención Nacional del Partido, los cuales serán los que voten por el candidato a que representan y de cuyo resultado saldría la candidatura oficial del partido. Sin embargo, el momento político se le ha escapado de las manos. Ahora Santorum puede alardear tranquilamente que él ganó en cuatro estados, mientras que Romney lo hizo en dos y Gingrich en uno.
Y teniendo en cuenta estos datos, el día después de las elecciones no fue especialmente cómodo para Romney. El ex gobernador de Massachusetts es el candidato de la cúpula del partido, varios de cuyos integrantes profirieron frases ante los micrófonos del tipo "pareciera como si no tuviese un discurso movilizante para los conservadores" o "la verdad hoy por hoy no se ve en ningún lado una Romney-manía". Traducido: Romney, a ponerse las pilas!
Lo que les molesta a los republicanos que creen que Romney debe ser el candidato presidencial es que estos resultados demuestran que existe una fuerte resistencia entre las bases del partido hacia su nominación y la ausencia de un apoyo orgánico como el que disfruta entre el núcleo duro de la dirigencia del partido. Mientras tanto, con menos pompa y con una escasa exposición mediática Santorum, apoyado por buena parte de la militancia evangelista y algunos sectores del Tea Party de raigambre religiosa, se encuentra repentinamente frente a todos los flashes. El hombre que volvió del más allá es conciente de que éste es su momento. Y lo está aprovechando.
No obstante, esta competencia no da respiros. A pesar de no haber actividades previstas en las próximas dos semanas hasta la celebración de un nuevo debate entre los candidatos, éstos se desplegaron rápidamente para cortejar a los votantes antes de las contiendas en Arizona y Michigan, dentro de tres semanas, y luego en los 11 estados en el "Super Martes" del 6 de marzo. Esto todavía puede ser una carrera que Romney pierda o gane, pero los eventos dramáticos del martes a la noche fueron un recordatorio de que todo es posible en esta clase de puja política, aún los resultados desastrosos.
(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal
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