Martes, 17 Abril 2012 15:46

El Que Se Enoja Pierde

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Mariano_RajoyLas airadas reacciones del gobierno español ante el proyecto de expropiación de las acciones de YPF y la profusa cobertura de los medios en aquél país mueven a algunas reflexiones imprescindibles para comprender el contexto en el cual se enmarcan

 

Las airadas reacciones del gobierno español ante el proyecto de expropiación de las acciones de YPF y la profusa cobertura de los medios en aquél país mueven a algunas reflexiones imprescindibles para comprender el contexto en el cual se enmarcan

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Mariano_RajoyEmprender la lectura de los diarios españoles el día después del anuncio de la Presidenta Cristina Fernández sobre YPF es casi iniciar un viaje por la dimensión desconocida. No porque no se puedan intuir de antemano los contenidos de las notas, sino por lo bizarro de algunos planteos dado el contexto por el cual está atravesando España.

A estas alturas ya han sido ampliamente difundidas las amenazas del gobierno español hacia la Argentina respecto de la "ruptura de las relaciones de amistad y cordialidad", de las "medidas de represalia" que implementará el gobierno de Mariano Rajoy y, la favorita del autor, que esta "es una decisión hostil contra España y el Gobierno de España".

Pero la que no ha tenido tanta prensa de este lado del Atlántico ha sido la declaración de Antonio Brufau, presidente de REPSOL, quien afirmó que Argentina decidió expropiar YPF "con el objetivo de tapar la crisis social y económica que azota el país latinoamericano". ¿Crisis social y económica? ¿Dónde estuvo Brufau estos últimos ocho años? ¿Podría el gobierno de cualquier país del mundo que atraviese una crisis social y económica ser revalidado para un nuevo mandato con un 54% de los votos? Creemos que no, salvo que ese pueblo sufra de un profundo episodio de masoquismo.

Pero lo más interesante –y he aquí lo bizarro de todo esto– es salirse por un instante de la nota, que se va en disquisiciones muy poco interesantes respecto de las graves consecuencias para la Argentina y otros comentarios en esa línea, correrse unos centímetros hacia la columna de la derecha y leer los títulos de las noticias que el diario El País considera de imprescindible lectura. Permítanme enumerar:

Cuentas del Estado: Presupuesto a la Contra. Las inversiones caen 5.400 millones y el gasto de los ministerios un 16,9%

Despido Más Fácil y Barato. El Gobierno generaliza la rescisión de contrato con 20 días de indemnización

Amnistía Fiscal. Los defraudadores pagarán un gravamen del 10% por blanquear su dinero

Nuevas Reglas Para Suavizar los Desahucios (desalojos). Se podrá dar la casa para terminar con la deuda si no hay más opciones

Es decir, leer las declaraciones del presidente de REPSOL mientras a centímetros de distancia se pone de manifiesto parte de la real crisis económica y social que vive España es muy fuerte. Y para los propios españoles debería ser por lo menos indignante.

Ahora bien, si se amplía un poco más la mirada quizás sea posible comprender el fastidio verborrágico de los funcionarios españoles respecto de la situación de YPF. Una de las editoriales del día publicadas en El País habla de "El Castigo a España". ¿Se está refiriendo a la Argentina? No, de eso se ocupa otra editorial. Esta se enfoca en la situación financiera de España. En ella se afirma: "La cotización de los títulos de deuda pública española ha superado el nivel considerado sensible del 6% de los bonos del Tesoro a 10 años. Su diferencial frente a los alemanes sobrepasó ayer los 440 puntos básicos, un récord desde la llegada del PP al poder. Junto a ello, las cotizaciones de las acciones españolas, en especial las de los bancos, también han seguido sufriendo en mayor medida que las de sus colegas de la eurozona."

Más adelante continúa: "En esos renovados riesgos sigue pesando el convencimiento de la indefensión en la que puede quedar una economía como la española ante la presión sobre los activos de renta variable y renta fija de emisores españoles. Poco importa su naturaleza sectorial o la titularidad pública o privada de los mismos. España hoy cotiza negativamente, en primer lugar, por la evidencia cada día más aplastante de ausencia de crecimiento económico y un desempleo camino del 25% de la población activa. Estrechamente vinculado a la pronunciada recesión se encuentra el deterioro en la calidad de los activos bancarios y la agravación de las dificultades de liquidez y de solvencia de las entidades. No hay sistema bancario que soporte una recesión prolongada que además se ve agudizada mediante políticas que la acentúan, sin favorecer para nada la solvencia privada y pública del conjunto de la economía."

A esto se le suma el malestar del gobierno de Rajoy respecto de lo que considera como una postura tibia de parte de los Estados Unidos respecto del conflicto por el control de YPF. Y con este contexto, Mariano Rajoy emprendió una gira por América Latina, corta en cuanto a destinos (México y Colombia). La realización del viaje había sido prevista con anterioridad a la situación generada en torno a la empresa petrolera, pero intentará ser aprovechado por el presidente del gobierno español para lograr apoyos en torno a su reclamo contra la Argentina.

Ello porque pocos parecen ser los caminos viables para España en su intento de "adoptar represalias" con impacto significativo contra la Argentina como bien lo explica Javier Lewkowicz en el diario Página 12. Por lo cual resumiendo, el anuncio de la expropiación de YPF se produce en un contexto en el cual a España se le van reduciendo cada vez más las alternativas para iniciar una salida de la actual recesión frente a un mercado financiero implacable e insaciable al cual no le importa ya ni siquiera el signo ideológico de los gobiernos de turno. A esto se le suma el hecho de que su capacidad de acción para defender los intereses de la principal multinacional española es limitada desde el punto de vista jurídico.

Pongan todos estos ingredientes en un mismo envase y lo que obtendrán es una sensación de impotencia pura. Impotencia que está mutando en ira. Una ira que en parte también se explica por el hecho de que las supuestamente justas reglas de mercado, de las que las autoridades españolas están convencidas ideológicamente, se vuelven día tras día en su contra y atentan permanentemente contra sus márgenes de gobernabilidad.

Y teniendo ese detalle en cuenta es comprensible la ira y la exasperación que muestran los funcionarios españoles. Pero como dice una vieja máxima, la ira es la peor de las consejeras a la hora de tomar decisiones. Y en política esta máxima se aplica más que en ningún otro escenario. Porque en política, el que se enoja, pierde.

 

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal

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