Una nueva editorial publicada en el diario El País arremete contra las decisiones del gobierno argentino en materia de servicios públicos. Nuevas falsedades que, una vez más, es necesario desmontar
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No debe existir peor cosa para un neoliberal ortodoxo que ver cómo la capacidad de decisión autónoma y soberana de una nación violenta sus más caras y profundas convicciones. Debe ser también frustrante ver cómo tras incesantes e interminables operaciones, publicaciones, lobbys y acciones de todo tipo no le tuercen el brazo a una decisión política ni convierten al país en cuestión en un paria mundial a pesar de que insistentemente proclamen tal estado.
Este comentario viene a cuento de una nueva (y van...) editorial del diario El País criticando a la Argentina y proclamando su condición de delincuente serial internacional. Lo que en esta oportunidad quizás sorprenda es la virulencia de las afirmaciones. Los distintos editorialistas han escrito muchas cosas en las columnas de El País por estas semanas, pero pocas veces con tal grado de furia y explícita exasperación.
El "analista" de turno, el economista Roberto Velasco –que, valga la aclaración, ha sido director gerente del Círculo de Empresarios Vascos, miembro del consejo de administración de diversas empresas públicas y privadas, consultor del BID, la OCDE y la Comisión Europea– se despacha con un artículo en el que se dedica profusamente a repasar el supuesto historial de incumplimientos y de deterioro sistemático de la calidad institucional de la Argentina.
Vayamos a algunos ejemplos por demás de llamativos. Luego de habernos introducido a nosotros, legos, sobre el decálogo de las "buenas formas" en que las reglas del libre mercado entienden a la calidad institucional, Velasco deja correr libre su furia: "si algo distinguió al Gobierno argentino tras la suspensión de pagos que antecedió al famoso corralito, la más abultada y prolongada de la historia económica contemporánea, fue acompañar los impagos (más de 900.000 millones de dólares) con insultos a los acreedores privados de todo el mundo, a quienes el presidente Kirchner calificó en numerosas ocasiones de timberos, ahorristas buitres y jugadores de casino. Todo ello después de intentar una quita-trágala de más del 75% de la deuda. Pero quizás lo más irritante fue que un Gobierno especialista en tirar por la calle del medio, en incumplir los compromisos firmados y pisar los derechos de propiedad pudiera atreverse a pedir explicaciones y a reclamar la "comprensión y cooperación" de los inversores extranjeros, al tiempo que destruía los últimos restos de su confianza".
Renglón seguido añade: "Durante el mandato de Néstor Kichner (el error en el nombre es sic del original), un presidente caudillista próximo al chavismo que jamás reunió a su Consejo de Ministros, Argentina aumentó hasta límites insufribles la inseguridad jurídica de las empresas oferentes de servicios públicos utilizando diversas fórmulas, como congelaciones irracionales de tarifas o el establecimiento de impuestos abusivos a la exportación. Por su parte, grupos de piqueteros oficialistas, parados que recibían subsidios del Gobierno y obedecían directa y ciegamente a los Kichner (por ejemplo, para bloquear durante meses el puente que une Argentina con Uruguay), se desplegaron por supermercados y gasolineras para impedir manu militari el aumento de precios. Una original política de lucha contra la inflación, complementada con el hostigamiento a la prensa independiente y con la persistente manipulación del Índice de Precios elaborado por el Indec, Instituto de Estadística. Manipulación que se ha vuelto ahora a retomar".
A ver, amigo lector, si usted es alguien que se para desde una visión altamente crítica del gobierno argentino seguramente tenderá a coincidir con nuestro analista español. Quien escribe estas líneas se posiciona desde otra visión de la historia y de la actualidad y por lo tanto disentiremos en el análisis. Ahora bien, si usted se para desde la vereda política kirchnerista le pido, por favor, no monte en ira. Suspire hondo y desmontemos juntos estas afirmaciones.
En primer lugar, si mi memoria no me engaña, la Argentina no incurrió en ninguna cesación de pagos previa al corralito de Cavallo. El default fue obra de la presidencia interina de Adolfo Rodriguez Saa. Pero bueno, a lo mejor la memoria del señor Velasco no está tan fresca después de tantos años. El paso del tiempo les puede jugar esa mala pasada a algunas personas. Lo que es más interesante es el grado de enojo que deja ver cuando describe la figura de Néstor Kirchner casi como una versión latinoamericana de Tony Soprano, que osó "insultar" a los grandes especuladores internacionales, que pisoteó los derechos de propiedad impidiéndoles a las empresas de servicios privatizadas aumentar sus tarifas discrecionalmente y que envió a sus "hordas" de piqueteros pagos a supermercados y gasolineras a impedir el aumento de precios. ¿Estamos hablando de dos países distintos o eso no pasó nunca? ¿Velasco: da para tanto su enojo que tiene que mentir de forma tan descarada? Además, si los asambleístas de Gualeguaychú eran piqueteros pagos por el gobierno, reescribamos ya mismo la historia y digamos que Néstor Kirchner fue el peor operador político que ha existido pues sólo así se podría explicar que unos supestos piqueteros pagos criticasen tan duramente el accionar de un gobierno como ocurrió en el caso de las pasteras.
Pero reducir la figura de Kirchner a una caricatura de dictador pseudo mafioso no es el objetivo central de la nota. Con ello sólo se intenta crear una presencia de ánimo en el lector. Primero se denosta a la figura que se quiere deslegitimar generando la predisposición necesaria para que el objetivo de fondo, el que en verdad se quiere instalar en la conciencia del lector, se internalice más rápidamente. Este objetivo es, nuevamente, mostrar a la Argentina como una incumplidora serial de sus obligaciones, no ya con otros Estados, sino con empresas privadas. Para ello se aboca a detallar el "prontuario" argentino en el CIADI, la Corte de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, del Banco Mundial.
"La historia de incumplimientos de sus compromisos internacionales es, en el caso de Argentina, interminable. No en vano se trata del país con más causas activas en el CIADI por denuncias presentadas por empresas e inversores de toda condición". Estoy tentado a preguntar, ¿una verdad dicha a medias no es acaso una mentira? Porque lo que Velasco dice es cierto, la Argentina es el país con más causas iniciadas ante el CIADI. Pero lo que no dice es que de tener el 23% del total de casos activos en el CIADI hace nueve años atrás, hoy la Argentina pasó a tener apenas el 4,5%. Traducido en números, para febrero de 2012 del total de 372 casos ante el tribunal arbitral, están pendientes 17 contra la Argentina mientras que de los 42 casos iniciados contra el país, 22 habían sido ganados, resueltos, suspendidos o habían obtenido la anulación y sólo en cuatro oportunidades el CIADI dictó laudos definitivos contra Argentina. En términos monetarios, desde iniciados los litigios, el gobierno argentino llegó a un avenimiento en las disputas sobre inversiones por un monto de 16.000 millones de dólares.
También hay que decir que la mayoría de las demandas se centraron en el sector energético (37%) que involucra básicamente las extracciones de gas y petróleo en mano –oh casualidad– de Repsol. Le siguieron en cantidad las demandas presentadas por empresas del sector eléctrico (22%) –sector fuertemente controlado por transnacionales de capital norteamericano y europeo– y de aguas (19%) –sector centralizado por la transnacional francesa Suez– servicios informáticos (6%) –donde destaca la privatización de la producción de los Documentos Nacionales de Identidad para la transnacional alemana Siemens– y de puertos (3%). Del total de las demandas presentadas, sólo el 13% no proviene de una empresa privatizada. La mayoría de ellas ha demandado al Estado Argentino exigiendo reajustes de tarifas, las cuales estaban valuadas en dólares por los contratos de concesión firmados dentro del régimen de convertibilidad de la moneda durante los ´90, y que se vieron fuertemente modificadas tras la devaluación del peso en el año 2002. Ante la negativa del gobierno de Néstor Kirchner de efectuar muchos de estos reajustes, fue que estas empresas presentaron sus denuncias ante el CIADI aludiendo que la devaluación de la moneda equivalía a una medida "similar a la expropiación".
Viendo esto es comprensible que Velasco diga sin empacho que, "los Kichner iniciaron la "reargentinización" de antiguas empresas públicas y privadas propiedad de inversores extranjeros, sobre la base de presiones sin cuento, para que sus dueños dieran entrada en el accionariado, más o menos por la cara, a empresarios argentinos próximos a la Casa Rosada. Posteriormente se procedió a expropiar Aerolíneas Argentinas y a nacionalizar los fondos privados de pensiones, hecho que movió a declarar al alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, que los Kichner habían convertido el Estado en "un estafador en serie". Más comedidos, los medios de Wall Street calificaron la decisión de "gran vergüenza" y "error de proporciones monumentales". Huelga decir cuánto se equivoca el economista vasco respecto de los resultados de las políticas que critica y en, en todo caso, habría que avisarle que no le otorgue tanta entidad a las declaraciones de Mauricio Macri porque existe la duda de si "el alcalde" sufre de trastornos de personalidad y de una compulsión al ocio improductivo.
El amigo Velasco finaliza diciendo, "el remate final de este proceso le ha puesto la presidenta Fernández con la expropiación del 51% de las acciones de YPF propiedad de Repsol, incumpliendo las normas del Derecho Internacional y el Acuerdo para la protección recíproca de inversiones entre España y Argentina, de 3 de octubre de 1991. Una decisión duramente criticada por todos los países serios del mundo y que incrementará más, si cabe, el aislamiento internacional (EEUU expulsó recientemente a Argentina de su Sistema de Preferencias Generalizadas) de un país cuyo Gobierno se mueve cada vez más en el nacional-populismo, jaleado por grupos dogmáticos de creación propia, mientras tiene a casi medio país sometido al clientelismo político y por debajo del umbral de pobreza".
No puedo evitar escribir este comentario final con una media sonrisa dibujada en el rostro. ¿Medio país por debajo de la línea de pobreza? No pienso decir más nada al respecto. Por otro lado, si la evidencia de nuestro "aislamiento internacional" es que EEUU no nos quiera comprar limones, sólo resta decir que las bases argumentales de Velasco son –siendo benévolos– pobres. Sólo a modo enumerativo: integrante del Consejo de Seguridad de la ONU a partir del 2013; miembro pleno del G-20 (cosa que la esplendorosa España no es); presidencia del G-77 mas China; apoyo pleno de América Latina (salvo EEUU y Canadá) respecto del reclamo por Malvinas; declaración conjunta con el grupo BRICS luego de la cumbre de ministros de economía del G-20. Y eso por mencionar sólo algunas de las que se produjeron en el último año. Y finalmente, ¿qué implica el tan cacareado concepto de "país serio"? ¿Hacer obedientemente los deberes como pide el FMI, los grandes poderes financieros y el Banco Central Europeo? Quizás sea por eso que la prima de riesgo española sea la mitad de la que se le aplica a la Argentina. Atendiendo a ese "indicador" España es, indudablemente, más seria que la Argentina.
Es evidente que cuando la ortodoxia neoliberal está a la defensiva y desprestigiada es –al igual que el león acorralado– cuando más peligrosa es. Los berrinches publicados en El País (y desde luego reproducidos por sus socios argentinos) son los estertores de un pensamiento en decadencia. No puedo evitar decirle a Velasco que mire un poco su propio ombligo y se pregunte ¿desde dónde critica a la Argentina? ¿Desde qué autoridad moral? ¿Por qué en vez de defender los intereses de las elites empresariales y financieras no defiende a los millones de españoles sin empleo y sin futuro? ¿Por qué no defiende a la educación de su pueblo? ¿Por qué no le pide a Rajoy que no le haga pagar al conjunto de los españoles los desaguisados de su elite económica?
Ah si! Me estaba olvidando. Velasco pretende que la plebe siga alimentando a la corte del rey y le siga rindiendo pleitesía.
Arrodillaos Herejes!
(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal
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