Arremangarse y manos a la obra
En la formalidad, la Unión Europea (UE) está compuesta por 27 Estados. En la realidad, y desde hace años, la conducción política y económica del bloque es ejercida por el eje Francia – Alemania. Cuando Paris y Berlín se ponen de acuerdo, es muy difícil que el resto de los Estados motorice iniciativas a contramano de lo que propone el tándem conductor.
Desde el inicio de la pandemia, se instaló en Europa el debate sobre cómo llevar a cabo la reconstrucción económica del continente. Los países más afectados por el coronavirus, como España e Italia, son aquellos con más “desorden” presupuestario y fiscal. Hace algunas semanas, y con el aval y apoyo de Emmanuel Macron, desde Roma y Madrid propusieron emitir deuda a nivel continental para poder poner en marcha la revitalización económica.
Esta propuesta fue rechazada de plano por algunos países caracterizados por idiosincrasias y economías más “responsables” y austeras en términos fiscales, como Holanda, Austria, Suecia y la propia Alemania. La idea de estos países es que tanto italianos como españoles se hagan cargo de sus desajustes fiscales y vean cómo resuelven sus problemas económicos. La unidad de la Unión, te la regalo.
A partir de estos desacuerdos, comenzó a surgir un fuerte discurso anti europeísta en los países del Sur, sobre todo en Italia. Algunas encuestas de hace un mes mostraban que más del 50% de los italianos no solo pensaba que la UE no ayudó a contener el virus, sino que Italia estaría mejor fuera del bloque. Y todo esto en un contexto aun marcado por el interminable pulso del Brexit.
Esto hizo prender las alarmas de los líderes europeos, que apuestan a la continuidad y fortaleza de la UE. En concreto, hablamos de Macron y de Angela Merkel. Tanto el presidente galo como la canciller teutona saben que un golpe de la magnitud del Brexit (como podría ser un plan de salida de Italia) en un contexto de crisis económica post pandémica y de crecimiento de euroescepticismo tanto de derecha como de izquierda, puede ser letal para el proyecto integracionista.
Es por esto que el eje franco – alemán, adormecido en los últimos meses, se puso en marcha, y el lunes Merkel y Macron anunciaron un plan de reactivación de 500.000 millones de euros, en forma de subsidios presupuestarios y no de préstamos reembolsables, como querían las economías del Norte. Esto desligaría a los países que sean beneficiarios de la plata de tener adoptar ciertas reformas. Alemania cambió de postura y ahora se inclina por compartir el costo de los platos rotos.
O sea, se trata de una emisión de deuda conjunta. Todos nos endeudamos para ayudar a los más afectados. En realidad, es una iniciativa que defiende los propios ideales de la integración europea, basados en la solidaridad entre los miembros. Constituye una victoria tanto para Italia como para España, que venían apelando sin éxito a un plan continental que las ayude a salir del brete económico que se avecina cuando el virus retroceda.
Hay muchas razones para pensar en este cambio de postura de Merkel, más allá del deseo de salvar la Unión. Alemania asume la presidencia del bloque en julio, la última de Angela antes de su retiro. Esto podría impulsarla a tomar algunos riesgos. Por el lado de Francia, si bien no hubo un cambio de posicionamiento, Macron esta jaqueado al interior de su país, ya que perdió la mayoría parlamentaria por la ruptura del bloque oficialista y el descontento sigue en números altos (recordemos las huelgas del año pasado y las protestas de los chalecos amarillos).
Si bien los 27 países de la UE deben dar su visto bueno, y aún deben definirse los criterios del reparto de la torta, esto promete poner blanco sobre negro las posturas al interior del bloque. Pero los países del Norte tienen poco por hacer, a sabiendas que, como dijimos al principio, el entendimiento de los que conducen es casi imposible de frenar. Imaginemos una exquisita asistencia de Zinedine Zidane a una diagonal letal de Miroslav Klose. ¿Cómo la paras?
A la calle, como ayer
Lenin Moreno Garcés tardó días en aparecer cuando el coronavirus azotaba Guayaquil y dejaba muertos en las calles. El martes pasado apareció rápido y, después de nuevas comunicaciones con el FMI, el presidente de Ecuador anunciaba un impresionante ajuste del Estado que suponen más de 4.000 millones de dólares y que incluye el cierre de 8 empresas públicas (ya consumado vía decreto del día jueves), el cierre de misiones diplomáticas en el extranjero, la reducción horaria y salarial de los empleados públicos y un plan de reestructuración de deuda. El Congreso, bien gracias. Está pintado. Nadie habla de peligro democrático y división de poderes en Ecuador, ¿vieron?
Recordemos que en octubre de 2019 y a raíz de la eliminación de subsidios al combustible, Moreno caminó por la cuerda floja tras las manifestaciones masivas que hubo en Ecuador durante varias semanas y que lo obligaron a dar marcha atrás con el “paquetazo”. Este nuevo ajuste, que sobrepasa y por mucho el propuesto en 2019, no tuvo por ahora la respuesta de los ecuatorianos en las calles. Y pongo el énfasis en el “por ahora”.
El lunes, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), la organización indígena más grande del país andino, saldrá a movilizarse en Quito junto con algunas centrales sindicales. Desde las organizaciones ya avisaron que “se viene un nuevo octubre”, con el agravante de la presencia del coronavirus también por las calles ecuatorianas.
Lenin Moreno desmanteló el Estado en menos de 3 años.
El otro país que se vio envuelto en masivas movilizaciones durante el año pasado fue Chile. Tras el parate por la situación harto conocida por todos, ahora las protestas volvieron a las calles de Santiago, donde las comunas más pobres reclaman por la implementación de medidas anunciadas por Piñera que nunca se materializaron.
El Presidente chileno anunció el reparto de 2.5 millones de canastas alimentarias y de un bono familiar de casi 300 dólares que se extendería a 4 millones de chilenas y chilenos. Pero una cosa es anunciarlo, y otra cosa es repartirlo. Tanto las canastas como los bonos no fueron entregados, según lo que denuncian los manifestantes chilenos.
Además, la creciente presencia militar en las calles de Santiago suma otro componente preocupante en el conflicto. En Chile, los contagios se dispararon en el área metropolitana de su capital. Las camas de terapia intensiva en Santiago y sus alrededores están ocupadas en un 95%, según el Ministro de Salud Jaime Mañalich.
Ah, desde la oposición propusieron un proyecto a las grandes riquezas. Hay que ver si finalmente se debate o pasa como en la Argentina, que para tocar los bolsillos de los que más tienen hay que realizar primero los 12 trabajos de Hércules.
El tablero se empieza a mover
El martes fue la Asamblea Mundial de la Salud, en el seno de la OMS. El organismo resolvió iniciar “una investigación completa, imparcial e independiente” sobre el origen y la respuesta de los países frente al coronavirus. Esta investigación fue propuesta por los Estados Unidos, y la OMS dio el sí tras las amenazas de Trump de suspender indefinidamente el financiamiento y retirar la membresía de Estados Unidos del organismo.
Hay que recordar siempre que en noviembre, EE.UU. celebra elecciones, y que Trump tenía su mayor activo para la reelección en el buen desempeño de la economía. Bueno, no lo tiene más. Desde que comenzó la pandemia, 40 millones de personas (casi una Argentina entera) hicieron uso del pedido del seguro de desempleo en Estados Unidos.
Desde las entrañas del Partido Republicano admitieron que los ejes de la campaña cambiaron y que ahora se concentran en dos temas: Trump es el único que puede revivir la economía, y Trump es el único que puede enfrentar duramente a China. O sea, no sería extraño que EE.UU. endurezca su postura anti China en los meses que quedan de aquí a noviembre.
En ese sentido, ya comenzaron a moverse algunas fichas en otros sectores, que hay que seguir con atención en lo que podría dar continuidad al nuevo conflicto global. Esta semana, Estados Unidos excluyó a la empresa china Huawei del mercado de semiconductores, en un duelo clave entre ambos países para encabezar la revolución del 5G. Para entender un poco más esto, este artículo de Juan Elman explica de qué se trata esto del 5G. Pero básicamente se vincula a la disputa tecnológica a nivel global.
Por otra parte, el jueves Trump decidió retirar a Estados Unidos del Tratado de Cielos Abiertos. Este tratado, que entró en vigencia en 2002, habilita a los firmantes a sobrevolar satelitalmente las instalaciones militares de los socios, para tener conocimiento de su actividad militar. Trump dice que se retira porque Rusia no lo está cumpliendo, algo que niegan desde el Kremlin. Todo parece muy extraño, ¿no?
Del otro lado también se mueven las fichas. Pekín anuncio que va a debatir una nueva ley de seguridad para Hong Kong, que si bien es un territorio semiautónomo que depende de China en última instancia, tiene algunas características como la libertad de expresión y la elección de algunas autoridades que le dan una mínima actividad correspondiente con la democracia formal. Una nueva ley de seguridad podría cercenar las libertades relativas que tienen los habitantes de Hong Kong. ¿Saben qué país protestó por la medida china? Adivinaste.
Al estar en las puertas de un nuevo escenario, que parece pintar la intensificación del conflicto entre China y Estados Unidos, me parece oportuno advertir algo: para los países periféricos como el nuestro, una disputa dicotómica y bipolar reduce nuestros márgenes de acción. Dicho de otro modo, es un error pensar en Xi Jinping y Trump como buenos o malos, como dice el Gato Sylvestre todos los días en C5N. Cada potencia actúa en su lógica de potencia y con el objetivo de cumplir su propio interés nacional. Tengamos en cuenta esto en todo momento.
Bonus track
Les voy a pasar cositas interesantes para leer, como para compensar la humildad y amateurismo de este resumen semanal.
La Operación Gedeón, aquella incursión armada contra Venezuela y frustrada por el Ejército Bolivariano, tuvo muchos pormenores, roscas, contratos, y cuestiones un poco turbulentas. Este artículo de El País hace un buen recuento.
Por otra parte, en Bélgica, uno de los países más permisivos en cuanto a medidas de confinamiento y con más muertes per cápita en Europa, los trabajadores de la salud recibieron de esta manera a la Primer Ministra, Sophie Wilmes, al arribar a un hospital.
Por último, les dejo dos cosas que a mi particularmente me gustan mucho: elecciones y futbol.
Solo un país había celebrado elecciones en plena pandemia: Corea del Sur. Ahora fue el turno de Burundi, un pequeño país de África Oriental, ubicado en la zona de los Grandes Lagos. Algunos detalles de esta elección de alto riesgo, acá.
En Alemania volvió la Bundesliga y fue la primera liga importante en regresar a la actividad. Yo me levante el sábado para ver al Borussia Dortmund contra el Schalke 04. Les dejo esta foto del partido del Mainz contra Colonia. El futbol sin público es como el churro sin dulce de leche: lo agarrás, pero pierde la magia.
Perdón por la extensión, pero el viernes pasado no estuve y hoy había que compensar un poco.
Nos leemos el viernes, y seguí quedándote en tu casa. No seas pascual, a ver si podemos encontrarnos a tomar un mate algún día.
(*) Analista de Fundamentar