Bleu, blanc, rouge. ¿Vert?
El domingo se llevó a cabo la segunda vuelta en las elecciones municipales en Francia. Primero, vamos con los hechos y después con lo que significan.
El partido Europa Ecológica – Los Verdes (EELV) ganó en la mayoría de las ciudades importantes del país: Estrasburgo, Lyon, Burdeos, Marsella, Poitiers, Tours. Retuvieron Grenoble, la única ciudad que gobernaban antes de este año. Además serán parte de la coalición de gobierno en otras dos ciudades: Paris, donde reeligió la socialista Anne Hidalgo, y Lille.
El otro dato es que la abstención fue casi del 60%. Un record para la sociedad más politizada de Europa. Eso no es moco de pavo, como dicen los uruguayos. Si bien el coronavirus jugo su partido, también es producto de un cambio reciente en un país donde la irrupción de los chalecos amarillos el año pasado todavía pesa y muestra un descontento bastante extendido de la sociedad frente a la clase política.
De esto se desprenden varias cosas. Francia es un país donde los partidos de izquierda (sobre todo el Socialista) siempre fueron muy fuertes. En 2017, en la segunda vuelta de las presidenciales, los franceses eligieron a un Emmanuel Macron que se identifica con la derecha liberal, moderada y europeísta frente a la extrema derecha liderada por Marine Le Pen y su partido, Reagrupamiento Nacional. El miedo a un triunfo de los ultras configuró una coalición amplísima que llevo al actual mandatario al Palacio del Eliseo.
La irrupción de Los Verdes en estas municipales muestra un cambio en la articulación de la izquierda y la socialdemocracia francesa. Cuando los ecologistas se presentaron en coalición, lo hicieron con la izquierda o la centroizquierda, como pasó en Paris y en Marsella, las dos ciudades más importantes. Esto muestra que aquel retroceso de la izquierda tras la cuestionada gestión del ex presidente socialista, François Hollande, es contrarrestado en el camino hacia 2021 estableciendo una alianza con Los Verdes, que forzarán la incorporación inmediata de la agenda ambiental a los programas de la socialdemocracia. Olivier Faure, secretario general del PS, ya anunció su intención de apuntalar un bloque “social – ecologista”
Lo segundo que arroja esta elección es la derrota del actual Presidente. El partido de Macron, La Republica en Marcha, que es una formación relativamente nueva, no ganó en ninguna ciudad con más de 100.000 habitantes. Si bien hacia afuera ha sido un gran defensor del Acuerdo de Paris sobre el cambio climático y ha sermoneado a Bolsonaro frente a los incendios en la Amazonia, los movimientos ecologistas le reclaman un mayor y real compromiso al presidente en los temas ambientales.
Por otra parte, hay que destacar que la gestión de Macron contentó más a la centroderecha liberal que al progresismo que lo votó para evitar un triunfo de la ultraderecha de Le Pen. Los conflictos con los trabajadores, la reforma laboral al inicio de su mandato, y la falta de respuestas a los problemas sociales de Francia tuvieron su corolario en esta falta de apoyo a su formación política.
La misma noche del domingo, Macron salió a anunciar un giro ecologista en su gestión. Esto muestra también la maleabilidad del ecologismo en Europa. Hoy, en Francia, están aliados con la centro izquierda. Pero nada impide que formen coaliciones en otros países con la centroderecha. Evidencias de algo que ya sabíamos, pero que ahora reconfirmamos: el clivaje izquierda – derecha ya no sirve más para explicar por sí solo la política del siglo XXI.
Un ejemplo más de esto que decíamos: el domingo asumió como Primer Ministro de Irlanda Micheál Martin. Hace unos meses, las elecciones habían sido ganadas por el partido Sinn Fein, el brazo político del Ejército Republicano de Irlanda, o IRA, por sus siglas en inglés. Ese cambio en la política irlandesa fue neutralizado por los dos partidos tradicionales, que impusieron a Martin como Primer Ministro. ¿Saben quiénes pusieron los votos para mantener el statu quo? Los Verdes irlandeses.
Traduciendo: los ecologistas no son progres en todas partes. Son pragmáticos. Dejo una entrevista a Daniel Cohn – Bendit, un ex eurodiputado y asesor de Macron, donde analiza las elecciones del domingo-->VER
El límite de Occidente
Polonia se suele tomar como la primera línea de contención de Europa Occidental frente a Rusia y sus aliados. La OTAN tiene allí un despliegue importante de su sistema defensivo. Además, Polonia es uno de los países de la Unión Europea que, junto con Hungría, ha mostrado algunos atisbos de fascismo que preocupan a Bruselas y a los líderes de los grandes países.
El domingo hubo elecciones presidenciales. Si bien en Polonia rige un sistema parlamentario como en la mayoría de los países de Europa, el Presidente es una figura importante en este país porque puede vetar las Leyes que envíe el Parlamento. Una prerrogativa que no tienen la mayoría de los presidentes europeos.
El actual Presidente, Andrzej Duda, es aliado del partido conservador gobernante Ley y Justicia. La semana pasada, en las puertas de la elección, hizo una de las pocas visitas de Estado durante la pandemia: fue a Washington a ver a Donald Trump. Eso lo pinta un poco, ¿no? Por si no es suficiente, también advierte que la “ideología” LGBT es ‘más destructiva que el comunismo’.
Duda garantiza que la Presidencia no va a jugar en contra de las Leyes que impulse el gobierno. Pero esto cambiaria si el Presidente fuese alguien de la oposición. Y eso es lo que puede suceder a partir del 12 de julio.
El domingo, el Presidente obtuvo el 43.7% de los votos, una cifra que no le alcanza para evitar la segunda vuelta. Su contrincante será Rafal Trzaskowski, el alcalde capitalino de Varsovia, que sacó el 30.3%. Trzaskowski representa a la centroderecha. Su partido se llama Coalición Cívica. Si, a mi también me hizo acordar a Lila.
Bueno, lo cierto es que Polonia va a elegir entre la derecha y otra derecha. Las expresiones progresistas, en general, no tienen mucho lugar en los países de Europa central. Reiteramos la importancia de esta elección: si gana la oposición, puede vetar leyes en un país que es experimento de la ultraderecha europea y mundial, sumado a que constituye el límite de la alianza transatlántica frente a Rusia y sus aliados.
Un pequeño triunfo
El 2020 viene siendo duro para la mayoría de nosotros. Pero es particularmente adverso para Juan Guaidó. El líder de la oposición venezolana, que contaba con todas las herramientas para correr a Nicolás Maduro del poder y tomar las riendas del país, viene muy debilitado. Fracasaron todas sus operaciones al interior de Venezuela, como la incursión marítima de principios de mayo en el marco de la llamada Operación Gedeón, o los llamados al levantamiento militar hacia sectores disidentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Además de esto, su propio prestigio inicial fuera de las fronteras de Venezuela se vio comprometido. Las fotos con grupos paramilitares colombianos, los vínculos con asesores que operan desde Miami con mucho dinero pero sin logros para mostrar, y los desplantes de la elite política estadounidense, minan el principal activo que tiene: el apoyo internacional.
En los inicios de la pandemia, los decisores norteamericanos abarajaban la idea de realizar una transición en Venezuela sin la participación de Maduro, pero tampoco la de Guaidó. Y esto tuvo un componente adicional la semana pasada, a través la publicación del libro de John Bolton, el ex asesor de Trump, donde dice que el Presidente norteamericano siempre vio al diputado venezolano como un dirigente débil.
La pandemia no hizo más que correr a Guaidó aún más a los márgenes, habida cuenta de la centralidad que tienen los Poderes Ejecutivos a nivel mundial en lo referido a la gestión sanitaria para contener al virus.
Sin embargo, una corte británica le dio ayer a Guaidó una pequeña victoria que le da oxígeno para seguir en su titánica tarea de derrocar al chavismo. Venezuela tiene reservas de oro en el Banco de Inglaterra. Hace algunos meses, surgió la polémica sobre quien tiene potestad sobre esos activos: si Nicolás Maduro o Juan Guaidó. El Tribunal Superior de Justicia fallo a favor de la oposición, sosteniendo que el Reino Unido reconfirma su reconocimiento a Guaidó como presidente interino.
Después podemos discutir la fuerza argumental del fallo. Es decir, hay un país que tiene una crisis endémica, problemas socio económicos acuciantes, y un virus al cual contener. Sus reservas de oro, ante el bajo precio del petróleo y las sanciones internacionales, son un bien importantísimo. No obstante, un juez británico decide que ese oro será gestionado por una persona que no tiene gobernabilidad sobre ni un metro cuadrado de Venezuela y sobre ningún ciudadano de ese país. Inédito.
Qué va a hacer el diputado opositor con ese oro, es una incógnita. Lo que efectivamente se sabe es qué hará el sector de la oposición que él representa en las elecciones legislativas que el Gobierno acaba de convocar para el 6 de diciembre: boicotearlas. Lo inquietante, es que pasará cuando, tras la negativa de la oposición radical de participar en las elecciones, haya que renovar las bancas en la Asamblea Nacional, único órgano controlado por el anti chavismo.
Ping Pong y bonus
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En Portugal están evaluando nacionalizar TAP, la aerolínea de bandera, ya que el Estado debe salir al rescate de la misma debido a la situación que todas y todos conocemos. ¡Cómo está la internacional bolivariana, viejo! Me imagino a un troll libertario leyendo la noticia así:
Cuando pensábamos que el gobierno de Bolsonaro no podía ser más impresentable, pasan cosas como esta: tras la renuncia del ex Ministro de Educación, Abraham Wientraub, el Presidente anuncio a Carlos Decotelli como nuevo responsable de la cartera. En su curriculum, apuntalado por el Presidente, figuraban una maestría en la Fundación Getulio Vargas, un doctorado de nuestra Universidad de Rosario y un postdoctorado en la universidad de Wuppertal, en Alemania.
El Rector de la UNR, Franco Bartolacci, tuvo que aclarar que Decotelli no obtuvo ningún doctorado en nuestra casa de estudios.
https://twitter.com/fbartolacci/status/1276563236834467841
La universidad alemana también explicó que Decotelli cursó unas materias en Wuppertal, pero aclaró que no se trataba de estudios de postgrado y que tampoco tenía un título de esa institución. Por si no era suficiente, la Fundación Getulio Vargas anunció que abrieron una investigación sobre un posible plagio en la tesis de maestría presentada por este personaje. Decotelli renunció antes de jurar. Terrible papelón.
Cuando pienses que pasaste una situación vergonzosa, acordate del gobierno de Bolsonaro y se te pasa al toque.
Nos escribimos la semana que viene.
(*) Analista internacional de Fundamentar