“Tirando pa’ no aflojar y aflojando pa’ que no se corte” reza el dicho popular y parece definir cabalmente algunos hechos semanales de la política argentina en general y de la santafesina en particular. Los dimes y diretes en el tratamiento de cuatro leyes de las que sólo el Congreso pudo tratar una y la disputa institucional por la reforma constitucional en la legislatura provincial, le tomaron el pulso a sendos oficialismos que sufrieron pequeñas derrotas en una coyuntura donde el viento en popa parece empujar las velas de libertarios y unidos. Recorrido semanal por días de enojos varios y disputas (algunas) sobreactuadas. Pasen y vean. Quedan todos y todas formalmente invitados.
En materia de política institucional la semana había comenzado con la expectativa de cuatro proyectos de ley que podían ser tratados en la Cámara de Diputados de la Nación en tres días sucesivos, la discusión por el presupuesto 2025 y si hay o no, de parte del Poder Ejecutivo, convocatoria a sesiones extraordinarias y sobre qué proyectos.
En el medio de esas expectativas se coló el anuncio de la ausencia del presidente de la Nación Javier Milei y de su ministro de Economía Luis Caputo en la 30ª Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina. El desaire se produce en circunstancias muy especiales ya que el gobierno acaba de anunciar una serie de medidas que favorecen la importación de bienes e insumos que afectarán a la producción local. El reclamo contundente quedó para una mejor oportunidad y las máximas figuras del gremialismo industrial sólo se limitaron a pedir por igualdad de condiciones y “respeto”.
En el sector anida una contradicción que por ahora parece lo suficientemente adormecida como para no afectar los intereses gubernamentales. La prédica y la acción política libertaria que promete la combinación de “corrección de la macro”, disciplinamiento de los sectores populares, libertad de mercado, y los marcos legales que le den sustento (sueño húmedo de toda patronal argenta que se precie), se choca de bruces con un mercado interno cada vez más chico producto de una actividad que no levanta, más allá de los reiterados anuncios oficialistas y de una importación que podría profundizar el deterioro del sector.
Algo parecido empiezan a visualizar en el sector turístico, donde al retraso cambiario local se le suma la específica devaluación brasileña y el detalle (a esta altura menor), de que en el anuncio de los días feriados de 2025, el Poder Ejecutivo determinó a los antiguos feriados puente como días no laborables. En el mientras tanto, el siempre leal y oficialista Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, nos anuncia que Aerolíneas Argentinas acaba de lanzar una promoción de 18 cuotas sin interés para veranear en el país. Una verdadera ganga si recordamos que hasta hace pocas semanas atrás, la empresa debía ser privatizada por su supuesta mala administración. Es dable reconocerlo: un vaso de agua, una cautelar y un poco de populismo (en términos conceptuales de nuestros republicanos de cotillón) no se le niega a nadie, libertarios incluidos.
Pero si nombramos a los popes de la industria y al sector turístico en esto de cierto desasosiego que no pasa de alguna queja medida, no podemos dejar afuera al conjunto de gobernadores que siguen esperando por una negociación que los saque de la mendicidad de pedir por la sanción de un presupuesto para el año próximo y que, a esta altura de los acontecimientos, queda claro que al oficialismo gobernante no le interesa sancionar, ya que se imagina disfrutando de las bondades de contar con un presupuesto devengado por segundo año consecutivo y con una inflación que ha rondado el 300%.
La circunstancia de atomización, que no debe ser circunscripta sólo al ámbito de la política, esta semana tuvo una muestra determinante cuando la Cámara de Diputados sólo pudo tratar uno de los cuatro proyectos antes de la finalización del período de ordinarias. Siempre la falta de quorum actuó como un factor decisivo: la forzada “democracia sindical” no pasó de los 111 legisladores sentados en sus bancas, el no tratamiento del DNU 846/24 contó con la inestimable colaboración de gobernadores (peronistas incluidos) y el proyecto de Ficha Limpia se terminó convirtiendo en un sainete del que los hermanos Pimpinela podrían decir que les surgió una competencia de peso.
Hoy, en la sesión de “Ficha Limpia” en la Cámara de Diputados, quedaron flotando preguntas inquietantes y profundas para el futuro de la Argentina: ¿Queremos o no queremos un país sin corrupción? ¿De verdad nos interesa que los corruptos condenados no puedan seguir ejerciendo…
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) November 28, 2024
Mirada la semana en su resultado final, la lógica imperante se pareció bastante a la del todos contra todos, donde sobresale un hecho determinante: una dinámica libertaria tramposa que se quiere cargar a no pocos sectores de poder, ante cierta debilidad estructural hace que negocia y que finalmente decide en un sentido contrario.
Pero nada es gratis en esta vida, y las últimas horas del viernes el oficialismo se encargó de difundir profusamente una comunicación entre el presidente y la diputada Silvina Lospennato, donde Milei habría prometido presentar un nuevo proyecto de “Ficha limpia” que mejore al que se intentó aprobar días atrás. Cada vez más expuesto el hecho de que el proyecto está pensado, diseñado y escrito para impedir la libre participación de Cristina Fernández de Kirchner en cualquier proceso electoral venidero, el oficialismo pagó un evidente costo político ante el núcleo de poder que integra al no haber dado quorum para su tratamiento, sin dejar de permitirse el doble juego de los cuestionamientos públicos de parte del partido de La Libertad Avanza vía comunicado y de un Milei que, supuestamente, negocia.
Pero si hablamos de pequeñas derrotas, el pullarismo supo volver sobre sus pasos a tiempo para no correr el riesgo de que la sanción de la ley que habilitaría la reforma de la constitución santafesina quedara empantanada hasta el inicio de las sesiones ordinarias en mayo del año próximo, complejizando el escenario electoral local. Intentó forzar su sanción para esta semana, pero encontró reparos en no pocos sectores que entendieron al asunto como un intento hegemónico que podría terminar legitimando la exclusiva voluntad de los Pullaro boys. Si la historia nos sirve de ejemplo de ciertos fenómenos políticos y sociales, digamos que al menos, en su momento, Carlos Menem tuvo el buen tino de poner sobre la mesa de negociación el ya famoso Núcleo de Coincidencias Básicas, y a partir ello gozar de una legitimación que hasta pocos meses antes resultaba impensada.
UN PASO MÁS PARA LA REFORMA CONSTITUCIONAL
— Clara García? (@ClaraGarcia_SF) November 28, 2024
Hoy en la @CamaraDipSF aprobamos con una amplia mayoría tratar en las próximas sesiones los proyectos que buscan renovar nuestra Constitución provincial.
Estamos muy cerca y frente a la posibilidad concreta, luego de 62 años, de… pic.twitter.com/699H8unkyk
La reforma supone la elección de constituyentes y en un contexto donde todo parece indicar que la ciudadanía preferiría votar cada vez menos (un verdadero oxímoron para una sociedad que se precie dinámica y democrática), dejar el proceso supeditado al “largo plazo” de cinco meses, para imponer elecciones a las apuradas, parecía un riesgo demasiado oneroso. La pequeña derrota de levantar el pie del acelerador, abrir formalmente el juego (no habrá mucho más que eso), con el correr de pocas semanas podrá transformarse en una victoria oficialista que convalide el verdadero motivo de la reforma: habilitar la reelección del gobernador.
Pero además, para qué empañar una semana donde la Corte Suprema de Justicia de la provincia, tal vez en un intento de congraciarse con el Poder Ejecutivo, anuló el juicio contra el policía Luciano Nocelli, quien en el año 2019 remató a dos presuntos delincuentes en un verdadero caso de gatillo fácil y que Maximiliano Pullaro se había encargado de hacer visible durante la campaña electoral, abriendo la posibilidad de un indulto si era electo gobernador.
Guste o no, el tiempo social que vivimos marca que el péndulo ha virado hacia ese lugar donde los derechos ciudadanos pueden ser relativizados o en su defecto reducidos en nombre de la eficiencia y la seguridad. En ese sentido, el libertarismo y el pullarismo, que en muchas ocasiones actúan en espejo, a veces sufren pequeñas derrotas que, en definitiva, no modifican lo estructural de cierta anuencia social que los legitima cotidianamente.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez