Viernes, 10 Mayo 2019 20:06

Los muertos que vos matáis...

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Cristina Fernández en la Feria del Libro. De fondo, una gigantografía de "Sinceramente". Cristina Fernández en la Feria del Libro. De fondo, una gigantografía de "Sinceramente". cba24n

Mesurada. Tranquila. Generosa con sus interlocutores de mesa que, resultaba evidente, no eran del palo. Éstas, entre otras muchas caracterizaciones, tuvo la presentación de Cristina Fernández de Kirchner en la Feria Internacional del Libro, ante un auditorio colmado, dentro y fuera del predio.

Las expectativas eran altas. La gran zanahoria atrayente era la posibilidad de anunciar, de alguna manera no escrita, su candidatura a presidir nuevamente a la Argentina. En el medio hubo la presentación de un libro.

Explicó el porqué de “Sinceramente”. Sonaron pocos nombres propios. Cuestionó, cómo no, el devenir actual del país. No fue visceralmente dura con la fuerza gobernante, pero mucho menos fue complaciente. Les recordó que los que vinieron a terminar con los planes para dejar de mantener vagos,  los duplicaron en poco más de tres años de gestión.

Para quienes, de alguna manera, siempre le enrostraron su poca referencia discursiva a Juan Perón y Eva Duarte, les dió el gusto invocando al tres veces presidente de los argentinos y sus dificultades (pese a la magnitud de su liderazgo) en alcanzar un gran acuerdo. Y también discrepó con él, cómo que no. A la “más maravillosa música que llevaba en los oídos”, le opuso que es obvio que los dirigentes mediocres y mezquinos no emergen de la nada sino de una sociedad determinada. Pero no hubo reproches, sino un llamado a la reflexión general a nosotros, los que nos decimos los defensores de los humildes, a descular por qué ese hombre o esa mujer que sufre las mismas (o peores) necesidades que nosotros no nos acompaña. Interesante cuestionamiento intelectual. Es lícito preguntarse si seremos consecuentes con ese comprender.

Recogió el guante del último recurso electoralista gubernamental con la decena de puntos por acordar y fue más allá. Habló de contrato social (politólogos, sociólogos y abogados: a desempolvar los centenarios libros de los contractualistas). Y habló, otra vez, de ciudadanía. Pero esta vez, responsable.

Se mostró cauta en el reencuentro. Ocupó, cuándo no, el centro de la escena. Dicen las mediciones de rating para la ciudad de Buenos Aires y su conurbano que la vieron y escucharon 3 millones y medio de personas. Habría que proyectarla al conjunto del país, pero no se asuste querido lector, lectora. Una auténtica cadena nacional por la fuerza de los hechos.

En una noche realmente desapacible, miles de argentinos se agolparon al predio de Palermo. Paradojas del destino: todo un símbolo de la oligarquía terrateniente, que tanto hizo por la consagración de una sociedad que fuera definitivamente desigual, terminó “prestando” el escenario para un acto que tuvo mucho de ese mal llamado populismo que tanto denosta.

El jueves 9 de mayo podrá quedar como ese momento en que el kirchnerismo confirmó, una vez más, que está vivito y coleando. Porque, como la cigarra, muchas veces lo mataron pero sigue cantando. La centralidad de su jefa política en una noche de otoño de 2019, así parece demostrarlo.  Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Es hora de que unos cuantos lo aprendan.

(*) Analista político de Fundamentar.com

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