Entre Ríos es la primera provincia en prohibir la “fractura hidráulica” (también conocida como “fracking”), cuestionada técnica para extraer hidrocarburos, con probadas consecuencias ambientales, sociales y en la salud. En Argentina se emplea principalmente en Neuquén (en la formación llamada Vaca Muerta). La ley es producto de cinco años de luchas y movilizaciones de las asambleas socioambientales y organizaciones sociales de Entre Ríos. En Vista Alegre (Neuquén), la población logró que aprobaran una ordenanza que prohíbe el fracking, pero fue apelada por el Gobierno y debe decidir el Superior Tribunal de Justicia provincial.
“Prohíbase en todo el territorio de la provincia de Entre Ríos la prospección, exploración y explotación de hidrocarburos líquidos y gaseosos por métodos no convencionales, incluyendo la técnica de fractura hidráulica (fracking)”, establece el primer artículo de la ley, sancionada el 25 de abril. El artículo dos determina la obligatoria “protección de las aguas pluviales, superficiales y subterráneas, incluyendo el Acuífero Guaraní (una de las mayores reservas de agua dulce de América)”.
Entre Ríos comenzó la movilización contra el fracking en 2012, cuando el presidente de YPF, el entrerriano Miguel Galuccio, firmó acuerdos con el gobierno provincial para explorar la provincia y cuantificar las reservas de hidrocarburos (incluidos los “no convencionales”, que requieren para su extracción la técnica de fracking).
La fractura hidráulica incluye perforaciones verticales y horizontales, inyección a presión de grandes cantidades de agua y químicos, que rompen la roca que contiene el hidrocarburo, que luego se obtiene por retrobombeo. En Argentina se aplica de manera masiva en Neuquén, en la formación Vaca Muerta, donde ya se han confirmado decenas de derrames petroleros, contaminación de pastillas radioactivas (se utilizan para una suerte de radiografía de los pozos) e incluso explosiones de pozos, siempre minimizados o silenciados por las empresas y el gobierno provincial.
FUENTE: Página 12
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri