El 28 de julio pasado, en el marco de la cumbre del G20 celebrada en Osaka, Japón, se firmó el largamente esperado acuerdo de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea. En Argentina la noticia fue recibida por algunos con la emoción que producen los éxitos, y por otros con escepticismo y cautela. Lo que queda claro, es que la noticia es trascendente y que todavía dará que hablar.
Con la firma de este acuerdo debería abrirse una nueva etapa en el debate acerca de la inserción argentina en este mundo, que se mueve por momentos demasiado rápido, y como encontrar en él reales oportunidades de progreso, que no menoscaben el desarrollo, el empleo, la inclusión y que apunte al fortalecimiento de los mercados internos de la región. La decisión dejará un saldo ganadores y perdedores de ambos lados; la discusión sobre su alcance práctico recién empieza y que su aceptación por parte de algunos sectores no será tarea sencilla para lo países del MERCOSUR, pero tampoco para los europeos. Sin embargo, el periodo que transcurra entre la firma, y su real implementación debería brindar el tiempo suficiente para equilibrar los interese y/o tomar los recaudos necesarios para contrarrestar posibles efectos negativos.
En este escenario de informaciones cruzadas, mejor consultar a los que realmente saben. La Doctora en Relaciones Internacionales Julieta Zelicovich, especialista en economía internacional y relaciones comerciales internacionales, nos aporta su punto de vista y nos ayuda a dilucidar este complejo acuerdo.
1 - ¿Hacia dónde nos conduce a nosotros como economía regional en un tiempo donde el MERCOSUR como lo conocimos en un momento está bastante desperdigado?
Es interesante la reflexión a acerca de dónde va el MERCOSUR con este acuerdo porque creo que uno de los resultados inmediatos que podemos apreciar tras la firma es el fortalecimiento, o consolidación del MERCOSUR como un actor para la proyección internacional de los países miembros.
Hasta hace muy poco se debatía en las reuniones cumbres la posibilidad de avanzar o no en la flexibilización del MERCOSUR., es decir, transformarlo en un convenio que contemple solo aranceles, lo que se llama zona de libre comercio, en la que cada país pudiese negociar por sí solo sus acuerdos comerciales. Esto dejaba a los países en una situación de menor poder relativo a la hora de enfrentar a cualquier socio comercial, lo cual no era óptimo.
De poder concretarse este acuerdo, creo que uno de los efectos más importantes es poder consolidar el MERCOSUR como herramienta para la proyección internacional de los países miembros y debilitar las ideas de flexibilización.
En cuanto al impacto económico del tratado, es muy difícil establecer en este momento cual va a ser el impacto. El acuerdo fue negociado de espaldas a la ciudadanía, el sector académico y se conoce aún muy poco respecto cuál es el contenido del mismo.
En el comunicado publicado por la Cancillería argentina inmediatamente después de la firma, se dieron a conocer algunos aspectos generales, haciendo referencia a que se trata de un Acuerdo de libre comercio profundo, es decir, que integra tanto medidas arancelarias como compromisos de normativa interna, lo que incluye comercio, servicios, propiedad intelectual, compras públicas e inversiones. Pero, cuando hacemos relaciones comerciales internacionales sabemos que el diablo está en los detalles. Entonces, el componente de una cuota, la permanencia de determinada norma fitosanitaria puede hacer que la balanza se incline para uno u otro actor.
Los estudios de impacto públicos a los que se puede acceder en este momento fueron realizados por la UE. En ellos se plantea para Argentina un crecimiento del 1.5% del PBI, sobre un PBI de base de la década del 2000, en un escenario donde la liberalización fuese completa y con efectos distributivos que benefician a la agricultura y alimentos, pero perjudicaría al resto de los sectores. Cuales serían en última instancia las consecuencias, no lo podemos inferir hasta que el articulado se publique en totalidad.
Otro elemento a tener en cuenta es, que una vez que el acuerdo se haga público, tiene pasar por el proceso de ratificación, que en una situación óptima llevaría dos años aproximadamente. Luego de ello, se inicia un período de transición hasta que se implementan todos los compromisos. Eso les da a los países el tiempo y la posibilidad de implementar políticas públicas que permitan el desarrollo de las industrias y/o sectores que se verían perjudicados para poder aprovechar las ventajas de los acuerdos y compensar los efectos negativos de su puesta en marcha.
2 - Por un lado, habrá sectores como la agricultura y tal vez ganadería que se verían favorecidos, aunque su importancia en la generación de empleos no es significativa. Pero por otro, podría verse un beneficio generado por el aumento de ingreso de dólares, que es algo que necesita nuestro país. ¿Hay posibilidades de balancear esas dos variables?
La teoría de los acuerdos de comercio reconoce que hay ganadores y perdedores cada vez que se modifica la política comercial y a lo que apuestan los gobiernos, y esperamos que esta apuesta sea fundada y no librada al azar, es que los beneficios que generen los acuerdos superen y permitan compensar a los perdedores de los acuerdos.
Efectivamente, perdedores habrá y de los dos lados, y lamentablemente hay una cantidad de empleo en ciertos sectores que se verá perjudicado por la importación. Pero al mismo tiempo puede que el acuerdo brinde ciertas garantías y previsibilidad, que permitan generar los incentivos necesarios para fomentar la inversión extranjera directa.
Acá hay que hacer una advertencia, un acuerdo de libre comercio no es un instrumento de atracción de inversiones necesariamente, un acuerdo de libre comercio sirve para regular las normas de comercio.
Es una discusión que abre la puerta al debate, ya que según media biblioteca esto genera incentivos suficientes para que inversores que antes eran adversos al riesgo, consideren que el riesgo se reduce y sea atractivo radicar sus capitales en el territorio. Mientras la otra mitad te dice que en realidad no están tan vinculados.
Con lo cual, la pregunta sería ¿son los empleos que se pierden trasladables a otras industrias? Y aquí miremos que sucedió en las economías desarrolladas con la radicación de inversiones de China.
O miremos casos más cercanos de países que firmado acuerdos de libre comercio con potencias, tanto Chile como Perú, Colombia, que fue lo que allí paso con los empleos en las industrias que compiten con las importaciones.
3- Suponiendo que estas inversiones lleguen, ¿por qué elegirían Argentina teniendo un mercado como el de Brasil, que es hoy la séptima economía del mundo? ¿Por qué elegirían la economía Argentina es mucho menor? Ni hablar de lo que representa en términos comparativos con Uruguay y Paraguay.
No hay ningún mecanismo derivado automáticamente del acuerdo que vaya a generar esos incentivos, recordemos que el acuerdo no es per se un instrumento que oriente la inversión.
Pero es muy bueno plantearlo ya que uno de los efectos del tratado va a ser que productos argentinos que se exportan actualmente al MERCOSUR, y fundamentalmente a Brasil, principal destino de las exportaciones argentina, encuentren allí competencia europea. La producción europea hoy no es tan competitiva por los aranceles y demás barreras, pero a partir de que el acuerdo entre en vigor el mercado Brasileño, se convertirá en un mercado más disputado.
4- Teniendo en cuenta que se sostuvieron las conversaciones en torno a la firma de este acuerdo por más de 20 años, y que en Europa se mantenía cierto recelo a la llegada de productos primarios ¿qué es lo que cambió, para que haya sido posible firmarlo ahora y no es otro momento?
Más allá de que se venía sosteniendo la inminencia de la firma del acuerdo, no dejó de ser sorpresiva. Hubo un “alineamiento”, una convergencia en los tiempos de las partes. El gobierno de Mauricio Macri había planteado como prioridad cerrar este acuerdo, y ante la proximidad de las elecciones puede haber hecho que su posición sea más concesiva en algunos ítems.
Por el lado de Brasil, el gobierno de Jair Bolsonaro produjo un realineamiento de intereses dentro de su economía y de poder al interior de las distintas coaliciones, en detrimento del alcance que los industriales brasileños, que fueron un actor de peso otras instancias de la negociación.
Pero lo más interesante es la actuación de la Comisión Europea, a cargo de las negociaciones, cuyo mandato se vence también en octubre. En el proceso de renovación de autoridades mostrar este tipo de resultados tiene que ver con equilibrio de juegos de poder europeos. Resta conocer los detalles en torno a al cambio de posición del presidente Emmanuel Macron, que hasta el jueves a la noche era intransigente respecto a aceptar el acuerdo agrícola dentro del tratado. ¿Qué hizo que la propuesta de repente fuese aceptable? Es necesario ver la letra chica ahí.
Puede que por parte del MERCOSUR se haya cedido mucho, o en cambio haya sido la UE la que flexibilizó su posición. Ese dato estará en los detalles, en qué detalles hicieron que el acuerdo sea mutuamente aceptable.
Lo que sí es evidente, es que había incentivos políticos domésticos dentro de cada una de las partes para poner el máximo esfuerzo para encontrar un paquete mutuamente aceptable.
5- Retomo lo que vos decías de esta negociación, que por momentos es opaca, y a lo mejor la falta de conocimiento de esos detalles que a priori estaría dejando de lado a la sociedad o al entramado productivo Pyme.
El MERCOSUR no tiene prácticas de negociaciones comerciales con involucramiento activo de sociedad civil y pymes. Si hay algún tipo de lobby de los grandes actores, pero no hay práctica de mecanismos de consulta, de estudios de impacto público, u opinión externa donde el entramado pyme pueda al menos tener información para prever sus estrategias.
Existe lo que se conoce como “el día después de los acuerdos”, porque se firma y después cómo ese acuerdo se hace carne en los negocios del país, cómo se hace empleo, cómo esto se refleja en un aumento del bienestar de la ciudadanía, y para eso hacen falta canales de información y participación, y el MERCOSUR no los tiene.
Gran parte de lo que sabemos es a través legislaciones de la UE que obligan a determinadas instancias de información pública. Por ejemplo, la UE tiene que publicar sus mandatos de negociación y algunas de sus ofertas negociadoras, por ese medio es posible conocer qué era lo que la UE ofrecía o pedía.
Lo que se sabe por parte del MERCOSUR, es en parte por filtración de información, pero no es una vía oficial, y mucho menos un mecanismo democrático que permita el empoderamiento de los actores que luego deberán hacer uso de esos instrumentos. Recordemos que los acuerdos de libre comercio con instrumentos para un fin que puede ser el desarrollo, fines estratégicos de política internacional, pero no deberían ser un fin en sí mismo.
6- ¿Cuánto se estima que puede llegar a tardar el proceso de ratificación?
Según los procedimientos actuales, y en un escenario óptimo sería de dos años. El subóptimo, en el cual las fuerzas políticas comienzan una puja de peso en el ratificación pueden ser seis, pueden ser ocho pueden ser diez, o puede no ratificarse nunca.
Una vez que se publique el acuerdo hay que ver que dicen las cláusulas en cuanto a la entrada en vigor. Si necesita la ratificación de todos los actores, o con ratificación parcial ya entra en vigor. Todavía estamos en una etapa de mucha incertidumbre y hay que esperar a que se haga público.
Luego de indagar hacia dónde va el Mercosur en este nuevo escenario, habiendo analizado los posibles ganadores y perdedores y revistado un poco de teoría de las las relaciones comerciales, así como los mecanismos de toma de decisión dentro del MERCOSUR, podemos entender que el Acuerdo deja más oscuros que claros.
Por un lado, en lo que hace al MERCOSUR, destaca la falta de transparencia en el proceso de negociación, así como ausencia de canales que contemplen el involucramiento activo de sociedad civil y los sectores productivos afectados en los procesos de negociación y toma de decisión. Pero lo que sí lograron los representantes de los países miembros, fue de alguna manera, la consolidación del MERCOSUR como un actor unificado para la proyección internacional de los países miembros.
Por otro lado, más allá de los años de negociación, la firma del tratado no deja de ser sorpresiva, y el elemento fundamental fue el alineamiento de los tiempos políticos que permitió la convergencia de actores con intereses disímiles. La política exterior al servicio de las necesidades políticas domésticas.
Por último, que un acuerdo de libre comercio no es un instrumento de atracción de inversiones per se, sino que sirve para regular las normas de comercio, por lo cual no podría plantearse como objetivo.
(*) Julieta Zelicovich es Doctora en Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de Rosario). Magíster en Relaciones Comerciales Internacionales (UNTREF).