Axel Kicillof dejó casi asegurado al peronismo el retorno del manejo de gobierno en la provincia de Buenos Aires y el resultado electoral compromete las posibilidades de reelección de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri en las generales de octubre. La diferencia, de algo más de 16 puntos, transforma en apremiante la situación política de la gobernadora.
En cambio, el candidato de Frente de Todos conquistó, con el respaldo de este domingo, la centralidad política en el espacio integrado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
“Agradezco el acompañamiento de los bonaerenses. Este triunfo significa que quieren una provincia distinta, con otras prioridades. Esta es una campaña de abajo hacia arriba”, dijo Kicillof en su discurso de medianoche.
“Lo importante y que me llena de orgullo es que hicimos una campaña sin gastar millones. Sin agresiones”, continuó en la disertación.
El resultado representa un golpe en la médula del poder macrista. Desde La Matanza, en el corazón del Gran Buenos Aires, donde Kicillof -con su vice Verónica Magario- superó largamente el 50% de acompañamiento. La victoria se prolongó hasta el sur (Berazategui, Florencio Varela) y en la costa ribereña de Berisso y Ensenada, el Frente para Todos sacó entre 20 y 30 puntos al oficialismo. Aplastante por volumen electoral. La tercera sección reporta el tercio de los votos de toda la Provincia. En la primera sección, que rodea la capital, también se registró una virtual paliza política.
Desde ahora, Kicillof intentará consolidar la tendencia de las PASO. Demostró gravitación autónoma. Al decir de sus colaboradores, “es su propia construcción política”. Mérito de una campaña “a la uruguaya”, con el Renault Clío (por el automóvil remedo moderno del escarabajo de José “Pepe” Mujica) y el mate. En contacto directo con electores, aún prescindiendo de los intendentes peronistas. Sorprendió su perfomance en centros urbanos del Interior bonaerense, donde el macrismo abonaba los mejores augurios y recibió un “voto castigo” preocupante.
Al oficialismo se le escurrió hasta el acompañamiento chacarero.
Vidal necesitará instalar en los votantes de octubre la percepción que el resultado es “reversible”. Tiene 70 días para el milagro.
Ambos candidatos provinciales irán por los remanentes electorales.Los votos en blanco, entre ellos. También de aquellos electores que no concurrieron al comicio y que en la Provincia proyectan serían casi 800.000 sufragantes.
“En 2015 estuvimos 10 puntos abajo en las PASO y recuperamos en la general”, todavía confían en la Gobernación.
El interrogante es determinar si Vidal llegó “desangelada” a la elección o mantiene competitividad, pese al anclaje de Macri. En cambio, con Kicillof la duda queda disipada: hace cuatro meses su candidatura parecía una quimera y el urnazo terminó instalando su protagonismo. Está por encima, incluso, del porcentaje de Fernández-Fernández.
El análisis es de naturaleza electoral. Aunque encierra algo más apremiante para el macrismo: la gobernabilidad en el principal distrito del país. Las PASO conformaron un riesgo porque funcionaron como una virtual primera vuelta presidencial y Buenos Aires quedó atada a esa dinámica. Más allá de la fuerza que gane la Gobernación en octubre. Quedan diez semanas hasta la general con economía en crisis.
Para unos y otros, Buenos Aires es el firmamento de desempleo con índices de hasta el 12,5% en el Conurbano, el mayor cierre de pymes del país y una deuda contraída que alcanza los 12.000 millones de dólares y moneda extranjera.
De la revisión de estrategias de campaña, el timbreo, que fue novedad en 2015, quedó oxidado como método de desarrollo político. Tanto como la aparición guionada de los protagonistas de “Juntos” que, de acuerdo con los especialistas de última hora, habría quitado frescura al discurso. Incluyen a Vidal en esa dinámica, aplicada e inalterable.
En la otra cuerda, Kicillof consiguió incorporar en la discusión la agenda de cierres de fábricas, desocupación, pérdida de poder adquisitivo. La economía en su formato más sensible. Comprometió con esos movimientos a Vidal que trastabillo con declaraciones sobre el desempleo, asignando esa demanda insatisfecha de la sociedad al crecimiento de la población.
El ex ministro de Cristina insistirá en esa veta. La evolución de los mercados podría hacer el resto. En la medianoche del domingo hizo algo más: “Convoco a todos los sectores bonaerenses a la participación en los lineamientos de gobierno. La provincia tiene todos los instrumentos, sólo le falta decisión política para modificar el rumbo”, dijo Kicillof.
Para el recuento final cuenta el score de la fórmula Eduardo “Bali” Bucca y Miguel Saredi (Consenso Federal) en las cercanía del 6%. El FIT de Christian Castillo y Mercedes Trimarchi el alivio de haber superado el 1,5% que establece la Ley Electoral.
FUENTE: Clarín
EDICIÓN Y RELEVAMIENTO: Santiago Toffoli