Los enfrentamientos entre milicias cristianas y musulmanas en la ciudad de Bangui fueron los más cruentos desde que una coalición de grupos rebeldes islámicos llamada Seleka tomó el poder en la empobrecida nación enclavada en el medio de África, que según Francia se halla "al borde del genocidio".
En un reflejo del caos, la violencia de este jueves incluyó hasta el saqueo de las casas del presidente y el primer ministro, que fueron instalados en el poder por Seleka pero que con el tiempo se distanciaron de los rebeldes, quienes están acusados de cometer extendidas atrocidades.
Horas después de los combates, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó una intervención militar de Francia y la Unión Africana (UA) para tratar de proteger a los civiles de la casi anarquía en el volátil país de 5 millones de habitantes.
En París, el presidente francés, el socialista Francois Hollande, anunció que la misión comenzará inmediatamente, luego de reunir de urgencia a su gabinete de Defensa para discutir la segunda campaña militar de Francia en África en lo que va del año, tras otra en enero pasado en Mali que combatió a grupos islamistas radicales.
"Dada la urgencia, decidí actuar esta misma noche, en coordinación con los africanos y con el apoyo de los socios europeos", dijo Hollande, citado por la agencia de noticias EFE.
El presidente indicó que Francia cuenta ya con 650 soldados sobre el terreno y espera duplicar el contingente "en unos días, por no decir en unas horas", con el único objetivo de "salvar vidas".
Una funcionaria de la ONU en Bangui, Amy Martin, dijo a la cadena de noticias BBC que por lo menos 100 personas murieron por la violencia de hoy en la ciudad, que enfrentó a milicias mayormente musulmanas que constituyen las fuerzas de seguridad del gobierno y una milicia cristiana que apoya al presidente derrocado en marzo.
Más de 50 de los cadáveres yacían en una mezquita en el céntrico barrio de PK5 de Bangui, una ciudad de 750.000 habitantes, dijeron testigos citados por la agencia de noticias Europa Press.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo que también hubo y cerca de 100 heridos en los choques de hoy en Bangui, la mayoría de los cuales fueron atendidos en hospitales con heridas de bala y de machetes. Setenta presentaban un pronóstico grave, dijo el coordinador general de MSF en Bangui, Thomas Curbillon.
Curbillon aseguró que había cadáveres por las calles y que aún se oían disparos varias horas después del inicio de los combates, pese a que poco antes el presidente había dicho que los enfrentamientos habían cesado.
La gente se quedó dentro de sus casas y las calles estaban desiertas, excepto por vehículos militares y camionetas cuatro por cuatro que manejaban los soldados rebeldes que en marzo se apoderaron del poder con el golpe de Seleka. Un grupo de personas tuvo que refugiarse en un monasterio.
El canciller francés, Laurent Fabius, dijo que la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad a pedido de Francia prevé una fuerza africana de unos 4.000 soldados apoyados por los 1.200 militares franceses.
"Tenemos que terminar con esta catástrofe humanitaria y restaurar la seguridad", dijo Fabius en declaraciones al canal BFM TV.
En Bangui, el primer ministro, Nicholas Tiangaye, dijo que su casa y la del presidente habían sido saqueadas, en el caso de la suya por miembros de Seleka que arribaron en tres camionetas.
"Es verdad, mi casa fue atacada y saqueada", dijo el premier, y agregó que su familia logró ser evacuada a tiempo.
Seleka es una coalición de grupos diversos que se unieron hace un año para derrocar al ex presidente Francois Bozizé, quien estuvo una década en el poder.
Luego de que miles de rebeldes sitiaron Bangui en marzo, Bozizé huyó de la ciudad, y los insurgentes instalaron a uno de sus dirigentes, Michel Djotodia, como mandatario.
Pero Djotodia ha intentado distanciarse de Seleka y hasta disolvió sin suerte el movimiento por las acusaciones de asesinatos, violaciones y robos a orfanatos y organizaciones de ayuda humanitaria de los que se acusa a sus combatientes.
El presidente tiene aún menos control en las distantes provincias cristianas del país, donde el enojo por los abusos de Seleka llevó a la formación, meses atrás, de una milicia cristiana anti Seleka llamada Balaka, palabra que significa "machete".
Balaka está formado mayormente por lugareños que defienden sus comunidades con rifles de caza y machetes, pero se cree que el grupo está recibiendo apoyo de aliados de Bozizé.
Balaka también está acusado de matanzas en poblados musulmanes, que asimismo sufrieron bajo el régimen de Seleka y que se quejan de ser injustamente acusados por los crímenes de los rebeldes.
Desde su independencia de Francia en 1960, la paupérrima República Centroafricana vive de crisis en crisis, víctima de la localización estratégica de un país no abierto al mar y además enmarcado en el complicado cruce de caminos entre Chad, Sudán, Sudán del Sur, Congo-Kinshasa, Congo-Brazzaville y Camerún.
En declaraciones a BFMTV, Djotodia afirmó que la intervención francesa no pretende apoyar a ningún grupo en particular y aseguró que él es partidario de proseguir con la transición democrática.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Priscila Pretzel
FUENTE: TÉLAM